Koyaanisqatsi
Sinopsis de la película
Realizado entre los años 1975 y 1982, Koyaanisqatsi -primera parte de lo que sería luego una trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002)- es un singular documental que refleja la colisión entre dos mundos obligados a convivir: por un lado la vida de los hombres en la sociedad moderna, la vida urbana y occidental, llena de tecnología, ciencia y consumismo. Por otro la naturaleza y el medio ambiente del planeta Tierra. Sin voz humana, tan sólo con el poder de las imágenes y la banda sonora minimalista de Philip Glass, Godfrey Reggio presentó este documental ante 5000 personas el 4 de Octubre de 1982 en el Radio City Hall de Nueva York, convirtiéndose al instante en un documental de culto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Koyaanisqatsi - Life Out of Balance
- Año: 1982
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
7.8
98 valoraciones en total
En mi caso particular soy aficcionado a distinguir entre las películas que me gustan y aquellas que me parecen interesantes. Koyaanisqatsi no sería una de las películas que más me gustaría ver ahora mismo. Es más, me pondría de los nervios, me agobiaría y, posiblemente, solo iría a las partes que visualmente me parecen más estéticas. Ahora bien, dados los tiempos que corren parece preciso que cualquiera se enfrente al reto de verla, y que, atendiendo a los dictados del director, reflexione o dialogue con sus amigos a posteriori.
Koyaanisqatsi fue una propuesta original en su momento. Es cierto que algunos videoartistas ya habían planteado tanto el uso de las cámaras rápidas como de otros estilemas con anterioridad, pero nunca al servicio de un mensaje tan poderoso y reflexivo. Es cierto que la música minimalista no está hecha para todos los oídos y que músicas mucho más revolucionarias estaban causando furor en ese momento, pero lo importante es observar si la semántica de la b.s.o. se corresponde con la situación de nuestras mentes e individuos. Es cierto que la película parece hacer de la repetición de imágenes y sonidos un aburrido bucle, ¿pero acaso no repetimos en nuestros trabajos los mismos gestos y actos todos los días?, ¿acaso no convertimos nuestra vida en rutina? ¿Acaso no son idénticas nuestras arquitecturas? ¿Acaso salimos con tanta facilidad de nuestros pensamientos, errores u obsesiones? La película busca realizar una proyección de nuestra vida actual en forma fílmica y por ello, si nos molestan sus mecanismos de repetición, la película consigue su objetivo semántico. Si, por contra, nos gustan sus mecanismos, es un logro estético.
Es cierto también que hoy en día se podrían filmar imágenes mucho más amenanzantes, grandilocuentes y megalómanas, pero el film tiene una gran carga de sugerencia. También es cierto que Koyaanisqatsi rompe con los dictados del buen documental independiente de los cinéfilos, puesto que extiende un sublime velo estético que podría embelesarnos y hacernos olvidar la dureza que se esconden tras la imágenes, pero…si Koyaanisqatsi lo que busca es realizar una mímesis de nuestra sociedad, ¿acaso no es esta un bellísimo simulacro de colores brillantes, enormes edificios metálicos y demás megaestructuras que no nos dejan ver la brutalidad que tras ellas se esconde?.
Si todo esto no fuera suficiente para hacerle un hueco a esta película basta leer los autores a los que invoca en sus créditos para comprender que este film es completamente esencial: un ejercicio de síntesis de los grandes problemas sociopolíticos que todavía nos afectan. Ahora bien, si el punto de vista no le convence al espectador, siempre podrá disfrutar (y sufrir) algo distinto a lo que se suele ver y oír.
Mantengo imborrable el recuerdo del impacto que me causó este documental en el marco del añorado e inolvidable Festival de Cine de Madrid (IMAGFIC) de principios de los ochenta. Impresión creo que compartida por el público entusiasta que aquel día aplaudió a rabiar tras la proyección.
Pocas veces viene mejor al caso el término CATARSIS al evocar la sensación que provoca en el espectador la cascada de espectaculares imágenes, preciosistas algunas, apocalípticas las más, entretejidas con mimo e inconmensurable talento por la poderosa música de Philip Glass, tan decisiva o más que aquéllas a la hora de denunciar el enloquecido modo de vida contemporáneo y trasmitir un dramático mensaje de alerta.
Hay que reconocer además su carácter visionario, teniendo en cuenta que se comenzó a rodar hace más de treinta años, todavía muy lejano el tiempo de las verdades incómodas tan en boga en la actualidad.
Imprescindible.
De esas películas que antes de verla uno ha escuchado sobre ella y dice: la veré algun día, me interesa.
Hasta que llega el momento y cuando recién comienza piensas que vas a ver una peli seudo-yoga sobre el mundo y sus paisajes. De hecho, cuando comenzó, eran las 00:15 de la noche. Tenía la convicción de que me quedaría dormido (luces apagadas).
No cabecee en ningún instante y me dejó literalmente con la boca abierta.
Es la más hermosa mezcla y conjunción de imágenes y sonido (como bien afirma su trailer) que he he visto en el cine.
Koyaanisqatsi se mueve entre lo árido de la naturaleza y por lo húmedo, luego se precipita por la intervención del hombre en estos lugares, por sus fundiciones de acero, por sus explosiones de champiñón y por sus cableríos que cortan el paisaje. Enseguida nos muestra horribles poblaciones en ciudades, después las destruye, se hunde en lo más hermoso y en lo mas horrible de lo urbano, pero siempre te lo muestra de la manera más asombrosa, y con la más bella e inquietante banda sonora de Philip Glass.
Tampoco esperaba ver gente en este producto. Pero a medida que el film va por su segundo tercio, nos muestran primeros planos de bailarinas de las vegas silenciosas, de ancianas elegantes frustradas por no poder prender un cigarro y de hombres caminantes por el reino de la tierra, ese que alberga a todo un tumulto de personas longanizadas caminantes, constructoras y destructoras de todo.
La película tiene un punto de vista objetivo con respecto a lo que nos rodea, sin embargo se nota un dejo de pesimismo en lo que nos muestra. Pero, aun así, no muestra una vía de escape a la globalización, no te dice que preserves la naturaleza. Te muestra lo que sucede, y no sus causas. Lo magnífico recae en que uno le da la interpretación que le parezca.
Toda una experiencia cinematográfica. Envolvente y espectacular.
La vi de una manera muy agradable, una plasma considerablemente grande y una buena calidad de imagen.
Pero espero algún día poder verla en una pantalla gigante y en Bluray, lo merece.
Que no es para todo el mundo, claro que no, que puede aburrir, claro que si. Pero eso último, por lo menos para mi, me parece inconcebible.
Estamos ante un muy buen documental.
Para empezar es de alabar la música de Philipp Glass, que transmite un desasosiego que en algunos casos llega a ser exasperante. En especial la escena inicial y la final son brillantes.
Koyaanisqatsi es original ya que se nutre a base de imágenes únicamente, y donde vemos entre otras cosas la influencia de las personas en el planeta a través del tiempo.
El documental no es agradable de ver. Efectivamente, no es agradable ver como vivimos y como nos cargamos el medio ambiente de paso, pero la forma con la que nos lo cuenta el director a veces llega a aturdir, haciéndose bastante pesado y monótono, en especial, hacia la mitad del documental, donde vemos esa rapidez con la que vivimos. Casi como autómatas, de un lado para otro, cada uno a lo suyo totalmente alienados. Se transmite bien la esencia pero no me gusta como lo hace, esa música tan repetitiva (aunque sea la apropiada) puede dar dolores de cabeza. Pienso que sobra metraje por ahí. Tambien es algo frío, mas que impactar, molesta. Es caótico
No llega a emocionar pero invita a la reflexión. Lo mejor es la parte final. Hay una escena en la que rápidamente pensamos algo falla , las expresiones de la gente lo dicen todo. Esa parte roza la perfección.
Podría haber sido una obra maestra, pero solo quedó en un documental que muchos consideran de culto, y desde luego la de mayor calidad de la trilogía dirigida por Godfrey Reggio.
Un documental de insólita belleza, no es una película convencional, no esta hecha para verla sino para observarla. Es difícil dar forma al resumen de la película, es una experiencia sensorial única y, posiblemente, independiente. Pero me atreveré a dar unas pinceladas.
Para ver esta película hay que tener una actitud activa y receptiva, aquí el sujeto es partícipe directo, extrae los significados que te ofrece esta amalgama de imágenes y metáforas que se muestran ante tus ojos. No se puede tener una actitud pasiva o descriptiva de las hechos que suceden por la pantalla:Mira las luces o Que rápido van esos coches. Hay que realizar un ejercicio, un esfuerzo reflexivo sobre lo que acontece, no existe un mensaje preestablecido para cada situación, no hay intencionalidad, ni se pretende imponer unos valores, sino mostrarlos. Es una catarata de imágenes en la que cada uno puede crear su propia interpretación, por supuesto el director marca una línea narrativa y estética por la que discurre el film que ayuda a construir nuestras referencias imagen/objeto y sobretodo la relación entre significado y significante.
Koyaanisqatsi es un viejo término de los indios Hopi, antigua tribu de los EE.UU, para expresar la idea de vida fuera del equilibrio. El documental comienza con unas figuras dibujadas por este pueblo como referente antropológico introductorio. La película se inspira en las profecías Hopi: Si arrancamos a la tierra sus preciosos materiales estamos invitando al desastre o Podrán caer cenizas que quemarán la tierra y harán hervir los océanos . Sobre estas ideas gira el film apoyado sobre unos recursos narrativos y estéticos utilizados de una forma muy curiosa y singular.
Podríamos decir que Koyaanisqatsi es una película circular creada a través de un enorme flashback que pretende abarcar la historia evolutiva del ser humano en su universalidad, desde sus comienzos más naturales hasta la actualidad, con la creciente expansión y dominación de la tecnología en todos los aspectos cotidianos de la vida. Sin embargo, este desarrollo proviene de la propia naturaleza.El flashback tiene un sentido mitológico/misterioso, por la magia que envuelve el paso del tiempo en la roca y en las personas, y destructivo, por cuanto introduce el aspecto de la destrucción como elemento de unión de la historia, la separación es crear nuevas posibilidades de vida.(sigo spoiler)