Kid-Thing
Sinopsis de la película
Annie es una niña de diez años que vive en las afueras de Austin con su padre, un perdedor que apenas le presta atención. Sin ninguna autoridad adulta que la oriente, Annie vaga por el bosque y la ciudad, robando y rompiendo cosas. Un día, caminando entre los árboles, oye la voz de una anciana que pide ayuda desde el fondo de un pozo. Aunque la niña no está segura de que sea prudente socorrer a la mujer, acude al lugar todos los días con algunos víveres y, también, muchas preguntas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kid-Thing
- Año: 2012
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
6.2
36 valoraciones en total
La última producción de los Zellner brothers consiste en un ejercicio narrativo que acierta bastante al hacer una introspección creíble hacia la mente de una niña de 10 años. Por supuesto no se trata de una niña al azar, sino que hablamos de una pequeña que ha crecido en un ambiente poco apropiado con desatenciones preocupantes. Atención al detalle de la ropa, la niña jamás se cambia la playera, señal concreta de la falta de atención a la que está expuesta.
Está logradísima la evolución de la pequeña que pasa de ir conociendo de a poco lo que es el mundo exterior y cada vez se va atreviendo a más, primero son bromas telefónicas, luego comienzan los robos piadosos , luego juega tiro al blanco con animales muertos y explota bananas con petardos, hasta ese final bastante trágico.
Se nota que Zellner ha visionado y prestado mucha atención al comportamiento infantil, sobre todo el comportamiento de los niños más solitarios, porque las actitudes de la protagonista son realmente muy naturales. Hay mucho tiempo muerto y demasiados planos divagantes que en cierta medida buscan representar la mente deambulante y perturbada de la protagonista, el problema del director es que a veces su recurso -muy parecido al de Gus Van Sant en Paranoid park (2007)- se torna demasiado reiterativo y poco atractivo.
Impecable y muy destacable la actuación de Sydney Aguirre, entre tanta Dakota Faning que ha dado Hollywood y que este año se reivindica con la nominación al Oscar de Quvenzhané Wallis (9 años), que si bien proviene del cine independiente, se trata nuevamente de una exageración de la Academia que siempre olvida tener en cuenta películas como Kid-thing . Pero como decía antes, Aguirre hace un trabajo portentoso y consciente que le imprime mucho realismo a la cinta.
Los secundarios son uno de los defectos más obvios de la película, todos son tan ilógicos y poco definidos que rechinan. El padre es un ido total, no se sabe que enfermedad padece pero sus problemas no son normales, el tipo pasa más tiempo en la séptima luna de Júpiter que en el planeta Tierra, el amigo del padre es un tipejo totalmente infantil, no porque juegue al play station sino porque además se le da muy bien jugar jueguecitos de mano con su compa, los niños del parque tienen una mala onda total, le preguntan a la protagonista sobre su escuela con el único fin de insultarla, y finalmente ese profesor de guitarra con más enfermedades que Frida Kahlo. Todos los personajes parecen estar hechos en función de una situación ideal para poder contar la historia, es decir, el guionista necesita ese estado de desatención total para con la niña para poder justificar las actitudes de ésta.
Sin duda Kid-thing es un film diferente de importante visionado, que aporta su granito de celuloide al tema de las problemáticas infantiles, y que de seguro aburrirá y decepcionará a los cinéfilos más convencionales y ortodoxos.
Lo mejor: una perspectiva acertada sobre la importancia de atender a los niños.
Lo peor: recursos reiterativos y secundarios hechos a la medida para encajar de forma muy conveniente -y obvia- en la historia.
En el segmento dedicado a la pesadilla de Bart Simpson de La Casa Árbol Del Terror II el susodicho era un monstruo no por esos poderes sobrenaturales que le permitían cincelar y permutar la realidad a su antojo y leer los pensamientos de las demás personas, sino por algo aún más terrorífico: ser un niño. El que un ser todavía no familiarizado con conceptos y normas esenciales que sustentan el trato social dispusiera de omnipotencia daba lugar a momentos que son ya historia del descacharre, sin ir más lejos el pasar a llamarse los EEUU Chorrilandia o Krusty emitiendo 360 horas de forma ininterrumpida no fuera a ser que el puto monstruo quedase disconforme. Ahora bien, tras las risas, si se piensa en ello, se tenía la sensación de haber asistido a una exposición del horror en su faceta más extrema. Quedar a merced de la rabieta de un chavea del que además ni en ese reducto que es el pensamiento se queda a salvo es algo terrorífico. La idea y el segmento en sí eran homenaje a uno de los mejores episodios de The Twilight Zone, aquel que diera en llamarse Its A Good Life y que concluía con esta locución de Rod Serling: no hay nada que comentar, nada que decir al respecto. Sólo queríamos darte a conocer a uno de nuestros más singulares ciudadanos, el pequeño Anthony Fremont, de seis años, que vive en un pueblo llamado Peaksville dentro del lugar que solía conocerse como Ohio. Y si por alguna extraña coincidencia topas con él, mejor que pienses sólo cosas de su agrado. Cualquier cosa que difiera de eso que sea por tu cuenta y riesgo, porque si das con Anthony, de una cosa sí que estarás seguro: de que acabas de entrar en The Twilight Zone.
Annie tiene diez años y vive aún más al sur que Anthony, en los suburbios de Austin. Sabe arreglar su bici y manejarse con todo tipo de herramientas. Carece de poderes telequinéticos y mucho menos es capaz de alterar la realidad más allá de liarse a poner petardos. Su padre es un palurdo texano medio redneck que cuida de la granja en la que ambos residen. Annie no va demasiado al colegio, ella alude que es que lo han cerrado por unas reformas, pero vete tú a saber. Los chavales del parque no la ajuntan. Son crueles con ella. Annie suele dar paseos por el campo y las inmediaciones de las carreteras. Hace travesuras. Comete pequeños hurtos en tiendas. Ve a una res muerta y prueba su pistola de pintura con ella. Tiene un ex profesor de guitarra ciego con el que se lleva bastante bien. Observando a la muchacha se tiene la sensación de que todo es una toma de contacto con el mundo para ella. De que se está asistiendo a cómo asimila lo que experimenta, a cómo lo procesa, a cómo establece una suerte de sistema ético de comportamiento en base a que es una niña desatendida. Desatendida pero no gilipollas, ojo: cuando su padre le habla del amor incondicional de los gallos de su corral Annie demuestra ser un ser racional refutando la teoría de su viejo con tan sólo aludir a que los animales lo que hacen es ir en busca del alimento que éste les garantiza, se saca la navaja de Ockham ya antes de tener diez años. Annie un día descubre un pozo del que sale una voz. Dicha voz es Esther, una mujer que cayó dentro del hoyo y no consigue salir. Pide auxilio. Y aquí Annie establece una relación con Esther que tiene mucho que ver con lo señalado en el párrafo anterior sobre Bart y su superpoder: Annie tiene la facultad de sacar a Esther del pozo, pero por ser una niña aún y no tener muy claras según qué nociones o delitos –la omisión del deber de socorro, sin ir más lejos- ya no es que no ayude de primeras a Esther a salir, sino que además establece una relación de dominio en la que no tolera que se le hable mal ni se le digan cosas feas –a su consideración- ni nada. Y tanto es así que se monta un cacao creyendo que la mujer es una bruja pese a suplicar la otra con infinita paciencia hasta que lógicamente la pierde, cobrando Kid Thing visos de fábula moderna y paralelismos con los cuentos chungos del maestro del asunto éste de no considerar a los niños seres de luz sólo por el mero hecho de ser niños, el gran Roald Dahl. Y al final sucede que llega un momento que Esther no responde al walkie cuando Annie intenta hablar con ella mas un desenlace difícil de olvidar.
La agobiante atmósfera de soledad es perturbada por una circunstancia mas allá de lo placentera , significativa, inquietante, problemática que se resolvió mediante el beneficio-sacrificio. Annie no dudó. Sencillo el esquema, nada simple el argumento, un guion claro, burdo, despojado de elucubraciones, intenso, original …al fin de cuentas una GRAN PELÍCULA en la que el encanto, la infancia y la soledad no se amigaron.