Karaula (Border Post)
Sinopsis de la película
Primavera de 1987. En un pequeño puesto de control en la frontera albano-yugoslava, el teniente Pasic, siempre frustrado y borracho, siente un extraño dolor en las ingles. Cuando visita al médico del puesto, se entera de que tiene una enfermedad de transmisión sexual. Como no quiere volver a casa y que su mujer se entere, decide declarar el estado de emergencia aduciendo que Albania está preparando un ataque contra Yugoslavia. Así es como un hecho trivial está a punto de desencadenar una auténtica guerra.
Detalles de la película
- Titulo Original: Karaula (Border Post)
- Año: 2006
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.3
67 valoraciones en total
Tito se llevo 40 años diciendo que el enemigo estaba al acecho. Como Yugoslavia no era del bloque soviético, y Tito y Stalin se llevaron bastante mal, el enemigo estaba por todas partes. Podían venir tanto de la Italia capitalista como de la Hungría estalinista. 40 años de miedo, y donde Tito protegía al pueblo. 40 años que Tito y los que le siguieron se llevaron diciendo que el enemigo estaba a punto de atacar. La mentira más cruel posible. Aunque en el fondo un mal chiste.
El ejercito yugoslavo, viendo que en una posible guerra contra cualquiera de los dos bloques, no había forma posible de conseguir una victoria, dividió al ejecito en pequeñas unidades independientes entre si, formada cada uno por las nacionalidades más dispares posibles, con la idea de organizar una guerra de guerrillas contra el invasor. Lo que nadie se pudo imaginar, es que ellos iban a ser el propio enemigo.
La película es una gran metáfora de la Yugoslavia de Tito, con claras similitudes al film Underground de Kusturica.
Realmente es la formulación de un chiste con los tópicos de un serbio, un croata y un bosnio. La película empieza en forma de comedía, para terminar siendo una tragedia anunciada. El contexto son los últimos años de la Federación Yugoslava, cuando se inician las protestas en Kosovo, Milosevic expone sus ideas de La gran Serbia (poco después los croatas formularían su idea de La gran Croacia , y ya a finales de los 90 los albaneses se sumarían al carro con La gran Albania ), el control informativo es más férreo que nunca (en la misma película veremos que sólo se habla de Tito, cuando realmente en Kosovo ya andaban a pedradas, y Eslovenia y Croacia ya pensaban en largarse) y prácticamente se puede decir, que el país está totalmente paralizado tras la muerte de Tito.
Recomendable visión, de un tiempo que nunca pudo ser.
Otra producción del genio Ademir Kenovic. Un tanto irregular, quizá como excepción a la norma.
Un grupo de soldados de un campamento fronterizo se aburren. Como es natural, dicen tonterías, hacen el gañán y fuman porros. Es la Yugoslavia postitista, a finales de los ochenta, y el tiempo está detenido tras la muerte del dictador. No en vano, una de las escenas más interesantes transcurre durante uno de esos instantes en los que toda la población, al canto de una sirena, se paraba en el sitio, donde se hallasen, en homenaje a la memoria de Tito.
Karaula comienza en clave de comedia. Los soldados están en un puesto fronterizo con Albania, en Macedonia. Lo que empieza como una broma en la cinta, que vienen los albaneses, ciertamente no tardó en convertirse en realidad cuando el JNA (Ejército Popular Yugoslavo) intervino en Kosovo (frontera norte de Macedonia) en 1990 por orden de Milosevic a causa de diversas intrigas palaciegas que no viene al caso dirimir aquí. Para mi sorpresa, la película no toma esos derroteros. Que no por previsibles iban a ser menos interesantes. Una de las causas del aumento de tensión en la región de Kosovo fue que a un soldado albanés se le fue la cabeza y mató a cuatro reclutas a sangre fría. Pero todos estos hechos históricos se obvian. Los albaneses no son más que un pretexto para justificar un lío de faldas, eso sí, con un soldado de cada república: el croata de Split, el serbio de Belgrado y un pastor bosnio, teniente de ambos. En este triángulo amoroso alrededor de la esposa del teniente se encuentran los simbolismos, metáforas y demás mensajes sobre la dinamitación de Yugoslavia. La comedia se convierte en tragedia y casi poco menos que película gore.
Para mi gusto, se trata de metáforas de brocha gorda. Un mensaje intelectualizado a la fuerza. El cine balcánico me gusta, y dice mucho más de su Historia, cuando se parece a nuestro Berlanga (el relato final de Optimistas, de Paskaljevic, con el curandero que envía a enfermos terminales a una fosa séptica es un buen ejemplo, o Línea no regular de Slovodan Sijan) que cuando elabora estas intrincadas metáforas tan onerosamente sesudas como en esta cinta o en El Polvorín, también de Paskaljevic.
Pese a todo, alguna risa cae. Y la disolución de Yugoslavia, retratada. Todos los protagonistas tienen en común que quieren huir. Eslovenia y Croacia, de la manita, a Serbia no se la puede tomar en serio y se burla de Tito o lo emplea a su antojo e interés…
Tras el feroz empeño de los ex-yugoslavos en demostrar hasta qué punto la materia se puede dividir en átomos y darnos así de paso una lección de Química a toda Europa (a un duro coste, todo sea dicho), parece últimamente evidenciarse cierta nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue . Lo evidencian detalles nimios, como el frenesí con el que se votan en los festivales de Eurovisión los que eran hasta hace poco enemigos irreconciliables (a Albania ningún voto, eso sí, que esos son harina de otro costal). Y lo evidencian también otros detalles más interesantes, como lo es esta curiosa co-producción croato-bosnio-esloveno-macedonio-serbio-húngara-austriaco-franco-británica (probad a decirlo sin aliento y de carrerilla) en la que es de suponer que los primeros han puesto las ideas, los actores, el equipo y los escenarios y los últimos simplemente la pasta.
-El lugar: un campamento en el lago Ohrid, en la frontera entre Albania y Yugoslavia.
-La época: finales de los ochenta, cuando Yugoslavia empezó a oscilar del fracaso de un desnortado socialismo post-Tito a la exacerbación del nacionalismo, que en el caso de los serbios ha tenido como principal bestia parda a los albaneses. Por entonces Milosevic empezó su campaña de mítines en Kosovo Polje, reclamando la reivindicación de unas tierras que perdieron hace siglos en manos de los turcos y que ahora temían volver a perder en manos otra vez del turco , el infiel, el albanés.
-Los protagonistas: un chico croata, de Dalmacia, doctorado en medicina y con pista de listillo, su compañero recluta, un chuleta serbio, de Belgrado, un tío de la capital rodeado de paletos , y un oficial bosnio que cambió su rebaño de ovejas por lo que no deja de ser otro rebaño. (¿A que parece el chiste de érase una vez un inglés, un francés y un alemán ?)
-La trama: Todo empieza como en cualquier cuartel, unos reclutas haciendo lo que todo buen recluta ha hecho siempre en la mili: tocarse los webs. La situación se complica ante una supuesta situación de amenaza de invasión de Albania provocada en realidad por un bastante vergonzante motivo. Y mejor no cuento más, simplemente recordar que estamos en los Balcanes. Las noticias que llegan de radio y TV sirven de contrapunto para situarnos en el momento histórico de funesta transición que empezó a vivir Yugoslavia por entonces.
En fin, que espero sinceramente que el Chiki-Chiki no acabe desatando otro lío por allí. No está esta gente para demasiados movimientos espasmódicos, llevan demasiados años viviendo en zona sísmica, en mitad del polvorín.