Kaplan
Sinopsis de la película
Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el viejo judío Jacobo Kaplan huyó a Sudamérica. Descontento con su nuevo rabino, su comunidad, su familia y su vida y temiendo morir y no ser recordado, con casi 80 años decide, con la ayuda de un policía retirado, dar un vuelco a su vida. Emprende entonces una aventura singular: capturar a un viejo alemán, dueño de un restaurante, porque está convencido de que es un antiguo oficial nazi. Su objetivo es llevarlo a Israel. Así contribuirá a recuperar el orgullo y la dignidad de la comunidad judía.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mr. Kaplan
- Año: 2014
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
6
83 valoraciones en total
La historia de este judío emigrado que en el ocaso de su vida intenta cumplir los deseos de su padre haciendo algo excepcional, como atrapar a un exiliado nazi siguiendo las pautas del caso Eichman, podía haber dado mucho más de sí si el director y guionista hubiera imprimido un ritmo más vivo y aportado algo de humor. Tal y como se nos muestra, la película abandona los senderos de la comedia negra, que era su cauce natural, y se queda en el desvaído retrato de unos personajes patéticos que nunca llegan a emocionarnos y que,en ocasiones,consiguen casi aburrirnos debido a la morosidad e inoperancia de sus planteamientos. A pesar de unos buenos actores, la falta de decisión pesa excesivamente sobre un relato que, finalmente, deja una cierta sensación de vacío.
Muy buena producción y dirección con un guión muy débil, que carece de interés. Una historia desorbitada, de un jubilado judío que quiere cumplir el deseo de su padre de hacer algo grande el mundo, y fijándose en el caso Eichmann persigue a un supuesto nazi refugiado en Uruguay. La película utilizada varios hechos históricos para justificar las acciones del protagonista, que se mueve en medio de lo irrisorio intentando crear un personaje entrañable y carismático que produce en el espectador todo lo contrario, el protagonista se rodea de otros secundarios de actitudes y comportamientos delirantes.. La película cuenta con algunos puntos de humor, tiene algunas actuaciones brillantes y una muy buena producción que demuestra que en Uruguay también se puede realizar muy buen cine.
¿Qué es Kaplan? ¿Quién y cómo es Kaplan? ¿Qué anda buscando? Compruebo que todas las opiniones vertidas hasta ahora en la página sobre esta película, tanto las de profesionales como las de amateurs, apuntan sin excepción al desconcierto que produce, más allá de una propuesta inicial interesante desarrollada a través de un guión que luego nunca termina de explotar del todo, más allá también de las evidentes y ya apuntadas connotaciones quijotescas y cervantinas del relato.
Jacobo Kaplan, nuestro protagonista, es un judío uruguayo de 76 años que en el ocaso de su existencia ve la oportunidad de devolver a las autoridades de Israel a un presunto criminal nazi de la Segunda Guerra Mundial. Si el famoso Kaplan de Hitchcock era asediado, perseguido y confundido, el Kaplan uruguayo es quien asedia, persigue y quizá esté confundido. La película acaba justo cuando asoma la sombra del Alzheimer, convertida en un drama de supervivientes y de memorias traicioneras y traicionadas , pero que no consigue explicar del todo bien la peripecia vital que ha llevado a los personajes hasta ahí.
Y al final, uno no sabe muy bien qué y quien es Kaplan. Su tono de comedia se presenta algo forzado, y como drama quizá debería funcionar mejor de lo que lo hace. Como película de acción resulta algo esquemática, y sin duda la etiqueta de western crepuscular tiene bastante de pintoresca. Lo que le pierde a Kaplan definitivamente es su indefinición.
177/12(18/10/15) Sugestiva y muy agradable propuesta llegada de Uruguay, segunda realización de Álvaro Brechner es curiosa mezcla entre drama, thriller, aventura, tragicomedia, e incluso algún toque de western, sugerente oda a la tercera edad, al espíritu de redención, a los sueños por cumplir, muy humanista reflexión sobre el sentido de la Vida, cual es nuestro rol en este mundo, nuestras ansias de aportar algo antes de irnos. El guión del propio director (también produce) se basa en el libro El salmo de Kaplan, escrito en 2005 por Marco Schwartz, esto es sazonado por Brechner con vivencias propias, es de familia polaca emigrada a Uruguay huyendo de la WWII, de hecho hace que su protagonista ficticio Kaplan provenga de Sosnowiec en Polonia, lugar de nacimiento del abuelo del cineasta. Es un film con claro sabor quijotesco, un estudio de personajes que guarda muchos puntos en común con la obra de Cervantes, viejo al borde de la senilidad buscando molinos de viento a los que enfrentarse y de este modo darle sentido a su anodina existencia, este es ayudado por un moderno Sancho Panza (incluso con la panza y su mula en forma de camioneta), este es alentado por este Don Quijote no con ínsulas, si no con la promesa de ser famoso y de este modo poder recuperar a su familia, una historia de perdedores que buscan su lugar en el mundo. Fue candidata al Oscar a mejor Film de habla no Inglesa. Sinopsis omitida por falta de espacio.
Historia que te atrapa desde el inicio, te hace empatizar con este patético protagonista Kaplan, nos podemos reflejados en él, en su sentida ordinaria vida. Brechner desarrolla su relato de modo sereno, pero fluido, con escenas que alternan lo divertido con lo triste de modo melancólico, con diálogos ingeniosos, sin caer en lo burdo, en lo maniqueo o en el trazo grueso, con momentos de un humor fino muy bien hilado, construyendo unos personajes que desbordan humanidad, con aristas y defectos, unos tipos entrañables, a los que se trata con ternura y comprensión. El director sabe edificar un talentoso increscendo dramático, con buenos picos de intensidad, con hábil manejo del suspense y la intriga, con inteligente uso de la información para nunca sepamos más que los protagonistas y nos mimeticemos con ellos. Un film que nos habla con destreza de la búsqueda de la dignidad, del orgullo, de la redención, del peso del pasado, de la amarga realidad, de la idealización de los sueños, de la esperanza en que da igual la edad para buscar tus sueños, ello con un protagonista que siente su vejez como una derrota. Hace un delicioso fresco de las personas corrientes, las que buscan sus quince minutos de gloria,
Estos modernos y uruguayos Quijote y Sancho son dos marginados de la sociedad, uno por su avanzada edad se siente una carga, el otro por un problema mal resuelto quedó apartado de su entorno familiar como un paria y ahora vaga por los bares emborrachándose, entre los dos surge una tremenda compenetración, donde el uno encuentra en el otro de lo que adolece, los dos anhelan sueños imposibles y quizás ven solo lo que quieren ver, su búsqueda en realidad se ciñe a encontrar el respeto que han perdido en los demás, su ingenuidad les mueve por caminos peligrosos, siendo su Santo grial el nazi con que sus mentes han vestido a un enigmático anciano, siendo como la obra cervantina una oda a los perdedores (que somos mayoría), a los ilusos, a los soñadores. Es una cinta a la que le encuentro elementos de unión con Qué bello es vivir de Capra, en lo de que como al protagonista encarnado por James Stewart, este Kaplan no encuentra haya aprovechado su vida, que ha pasado sin pena ni gloria, se siente un eslabón más en una cadena de ordinariez en la que estamos la inmensísima mayoría enganchados. Una historia revestida de un conmovedor humor que navega entre lo cálido y lo negro, pasando alguna vez por el absurdo.
El argumento habla del Holocausto con respeto, se inspira en el secuestro del Mosad al gerifalte nazi Eichmann en Argentina, es su punto de apoyo para hacer una punzante reflexión sobre el sentido de culpa del superviviente de una gran masacre, la hace con lucidez en un giro final dramático que da un sentido homérico a la película, para se te clave hondamente, puede el film no profundice en tus entrañas pero dejará una muy grata sensación de haber asistido a una valiosa obra. Curiosa es la importancia que se le da a un dispositivo en el relato, me refiero al agua como elemento redentor, sanador, purificador, el agua presente en la piscina al principio, en el agua de la playa donde va a bañarse este supuesto nazi, o el agua del mar protagonista en el clímax final, y encima ni Kaplan ni Wilson saben nadar, muy agudo el manejo de este recurso para dar hondura cuasi-mística a la narración.
Los actores destilan naturalidad y gran humanidad. Héctor Noguera como Kaplan realiza una muy sentida actuación, con su imagen de anciano frágil, tozudo, vulnerable, ingenuo, soñador, que busca en sus particulares molinos de viento la gloria que su insatisfecha vida no le ha dado, se siente un fracasado, al que su vida se le agota sin haber dejado huella. Néstor Guzzini soberbio en su reflejo de un perdedor, de un fracasado, de un ser sin rumbo, con un lenguaje gestual y físico abrumador, destila autenticidad. Y entre los dos la química es arrolladora, saltando chispas de frescura. Rolf Becker en su corta aparición derrocha personalidad, carisma, fortaleza mental, excelente. (sigue en spoiler.
Sancho se deja llevar por las locuras de una Quijote jubilado que ya no busca a Dulcinea, sino a un nazi huido que de sentido a su inútil existencia, ese logrado hacer-justicia como costoso paso de recompensa y legado de una vida que pasa sin hacer ruido, sin que nadie la note, sin que alguien la eche en falta, notabilidad como último acto de sentido, de ser y existir, de motivo para levantarse y que de nuevo, la vida, tenga motivación e importancia.
Jugar a ser James Bond y pasar a la historia, atrapar al malo y que la verdad triunfe, delirio que mueve el día a día y permite revivir las ganas de seguir pues, la ausencia de apetencia es demoledor sentimiento, y la falta de querencia por nada, horrible estado catatónico que asfixia y mata lentamente.
Un plan, creencia en uno mismo y osado valor de llevarlo adelante, es cómica, destartalada y ridícula en su propósito/humana, grata y sentida en su formato, duelo de titanes entre un valiente judío y un -presunto- miembro de las SS hitlerianas, oculto, que intenta pasar desapercibido, dignidad y orgullo de realizar una hazaña por la que mejorar este mundo y ser recordado…,
…, hasta que todo se vuelve tragedia y ya no hace ni pizca de gracia pues, el demonio, antes fue ángel, ahora hombre perdido lleno delamentos ya que, el pasado no desaparece/siempre vuelve, por mucho que se quiera tapar o disimular con la manga larga, clave de posicionamiento de cada cual en la verbena de amistad breve que estimula, por espacio corto, la triste rutina.
Porque la realidad es más cruel que la fantasía, amarga y dolorosa como ninguna, pero lo cierto es que fue, es y será, y a ella hay que atenerse para encontrar la felicidad, ese acuerdo entre lo que hay, lo habido, lo que se desea pero nunca será, que permita la armonía de bienestar, alegría y ánimo por continuar siendo.
Cálida aventura, de afectuoso despropósito, de dos hidalgos vagando por el tiempo sin hacer, mientras tanto, nada memorable, rocambolesca coordinación, de cutre andadura, para quien necesita ser escuchado y quien quiere creer en algo pues su confianza se evaporó por desgaste de circunstancias y mal uso, error de camino que llega a correcto destino de afrontar el estado actual, dejarse de ensoñaciones magníficas y tirar con lo que hay.
Álvaro Brechner escribe, produce y dirige este relato de falsos molinos de viento con gusto, buena intención pero no tan loables resultados pues se conforma con insinuar varios puntos interesantes, de su delirante ruta, pero sin incidir ni penetrar en ellos, la comedía deja tenue destellos de válidas escenas aisladas/el drama es el verdadero protagonista descubierto pero, tampoco se puede decir se saque gran provecho del susodicho.
Naturales interpretaciones para una cinta, candidata de Uruguay a los Oscars, que cubre como anécdota, esa averntura que el abuelo cuenta a los nietos durante la celebración de su cumpleaños, chochea, ya no es el que era pero entretiene, se le estima y es fácil concederle tu atención y cariño.
La vejez y derrota como conducción de un enredo que disimula mucho sufrimiento y desdicha, suave y comedida en su alcance, logra tu interés pero no lo retiene con fuerza y contundencia pues el iaio divaga, no acelera cuando debe y su pasividad narrativa concede pausas de retroceso en la escucha y observación.
El guión adolece de carácter e intriga, apetece ser cómplice de este Anacleto, agente secreto, con escudero ayudante, pero la fiesta resulta no ser tan alentadora ni excitante, encantador y entrañable Mr. Kaplan, su colaborador, patético pero decidido, sin embargo, lo quieras o no, pasas fácilmente de verla al olvido de ella.
Buenos sentimientos por la aludida, sensaciones de apego y simpatía empero, su complacida compañía no nutre como para salir, del todo, contento, sólo a medias por indulgencia de buenos propósitos por parte de todos, tú y ellos.
Buena cosecha aunque, en parte, desaprovechada.
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