Jupiters Moon

5 comentarios en «Jupiters Moon»

1. Premio a la mejor película y mejores efectos especiales en Sitges para esta producción Húngara dirigida por Kornél Mundruczó (White God) con la que pretende hacer una crítica social de la inmigración en Europa (Así se llama una luna de Júpiter, de ahí su título) mostrándonos una extraña fantasía alegórica con muchas ideas en el aire como el protagonista de la cinta.
   
   La película tiene un ritmo muy bueno y unos planos secuencias al estilo de Cuarón en Hijos de los Hombres destacaría la escena del salto por la ventana y la persecución del coche.
   
   Los actores hacen un buen trabajo y me alegre un monton de ver aunque en un pequeño papel a Monika Balsai una actriz que me enamoró en la película Un hada llamada Liza que ganó el Festival de Nocturna de Madrid hace dos años.
   
   Parece que el cine Húngaro está produciendo algunos títulos interesantes desde que ganó el Oscar en 2015 El hijo de Saúl. La semana pasada se estrenó en nuestro país En cuerpo y alma otra película muy curiosa y sorprendente.
   
   Buenísimos efectos especiales y puesta en escena en un entretenimiento brillante y aunque la historia tienda a repetirse durante el metraje consigue atrapar al espectador y proporciona una buena fábula encantadora.
   
   Destino arrakis.com

2. Alegorías y denuncia social al margen, incluso levitaciones al margen, nos encontramos ante cine en estado puro.
   
   Una técnica casi perfecta, un extraordinario manejo de la cámara, el sonido, la imagen y el movimiento nos absorbe desde la pantalla y caemos en el asfixiante ambiente de la película y un surrealismo partiendo de un mundo perfectamente real -levitación al margen

3. El viernes 10 de noviembre fue el día que deparó el destino para que asistiese a mi primer pase de la distribuidora Wanda Visión. Y la película que haría los honores no podía ser más golosa: el drama fantástico húngaro Jupiter´s Moon, dirigida por Kornél Mundruczó, integrante de la Sección Oficial del último Festival de Cannes y ganadora del premio a la Mejor Película en el último Sitges. Una unión sugerente del tema de los refugiados con el cine fantástico que, más allá de su interés inherente, contaba con el morbo de contrastar cuán de acertada estaba esa crítica que la denostaba. Parecía este ser un ejemplo más de película despreciada en la ciudad francesa y reivindicada en su estreno comercial y entre los festivales de otoño. Por todas estas razones, revestimiento de caché y polémica, me hicieron acudir al pase con un entusiasmo mayor al que ya de media acostumbro. Mi relación con el cine húngaro es escasa, pero muy productiva hasta el momento. Y constaté con el visionado que las opiniones que se emiten durante el festival de Cannes hay que tomarlas con precaución. Pues sin hallarnos ni mucho menos ante una gran película, sí que conviene reivindicar una obra muy interesante. Pese a que sus elecciones éticas y sus derivas argumentales son eminentemente irregulares, el ritmazo de la propuesta, su ejecución técnica y numerosísimas secuencias sensacionales hacen su visionado recomendable.

4. La Guerra de Siria provocó, hace apenas dos años, un éxodo de refugiados masivos a Europa como no se recuerda desde hacía siglos, siendo Hungría, en su tránsito desde Serbia, uno de los corredores humanos más señalados. Un hecho que hizo tambalear las normas y el control de fronteras de La Unión Europea y que, indudablemente, dejo marcado al país magiar.
   
   Al intentar cruzar la frontera, un joven sirio es alcanzado por los disparos de un policía, y en contra de lo que cabría esperar, sobrevive de sus heridas mortales y comienza a levitar. Cuando el médico del campo de refugiados al que llega el cuerpo, descubre el milagro, piensa en como explotarlo para su propio beneficio.
   
   Sentada la base de tan complejo drama, el director Kornél Mundruczó construye una fábula que tiene el valor añadido de ser testigo de nuestro tiempo, y no solamente en lo que el tema inmigración se refiere, son varios los aspectos de actualidad que intenta abarcar, y que van desde el integrismo islámico, a la creciente deshumanización de la sociedad actual, en un crisol de ideas algo confuso, que apunta buenas maneras, pero se pierde en un hilo narrativo que parece desmadejado a posta por el realizador, en huida consciente en contra de cualquier convencionalismo.
   
   Sorprende y mucho, la capacidad técnica de Mundruczó tras la cámara, cuando el film describe su particular órbita visual, resulta del todo deslumbrante, y culmina uno de los ejercicios de estilo más sorprendentes del cine independiente moderno, jugando hábilmente con el factor sobrenatural.
   
   Por desgracia, el film se pierde dando vueltas en círculo, deja la sensación de no haber contado realmente nada, la historia peca de pretenciosa y no dibuja bien a sus personajes, que igualmente, se muestran confundidos y con una escasa motivación que transmitir al respetable.
   
   Finalmente, y con la sensación de haber asistido a una inequívoca muestra de potencial desaprovechado, cabe preguntarse como es que un trabajo tan opaco haya conseguido alzarse con el premio a la mejor película en el Festival de Sitges, quizá sea, como apunta una de las diversas ideas que Jupiters Moon plantea, una mera cuestión de fe, pero sinceramente, y ahora si, con los pies en la tierra, su hechizo se esfuma prácticamente desde que se vuelven a encender las luces de la sala.
   
   
   

5. El director húngaro Kornél Mundruczó nos presenta su nuevo largometraje, Jupiters Moon fue presenta en el último Festival de cine de Cannes y en el reciente Festival de cine de Sitges donde ganó los premios a mejores efectos especiales y el premio a la mejor película del Festival. Entre sus películas cabe destacar su anterior trabajo White God (Dios blanco).
   
   Cuenta la historia de un refugiado Sirio que al intentar cruzar la frontera ilegalmente es disparado por el director del campo de refugiados. A partir de ese momento el disparo le provoca una herida y se convierte en un ángel con ciertos poderes que le permiten levitar.
   
   La película trata el tema de los refugiados desde otra perspectiva, es un ambicioso drama temático sobrecargado que es a la vez un thriller de acción trepidante y un comentario político pesado.
   
   El joven protagonista sirio, que lo único que quiere es encontrar a su padre desaparecido, se verá envuelto por culpa de un médico corrupto, en una serie de estafas en las que engañarán a pacientes ricos y enfermos para que crean que el joven hace milagros.
   
   El comienzo de la película es espectacular, con unas grabaciones cámara en mano, que te meten en la persecución de los refugiados por tierra y mar para entrar en Hungría y no ser descubiertos por la policía. Nos muestran unos planos secuencia del grupo de refugiados muy buenos y la fotografía de Marcell Rév es espectacular, al igual que los efectos especiales que son muy ingeniosos.
   
   El problema que tiene la cinta, es en su segunda parte, donde el guion se pierde completamente y el interés del espectador decae de manera estrepitosa. Es un continuo juego de caza del gato al ratón, donde la policía y el director del campo de refugiados quieren recuperar al joven refugiado desaparecido y este es escondido por el médico corrupto.
   
   La película pretende ser una inteligente premisa de ciencia ficción al servicio de las observaciones actuales de la inhumanidad del hombre hacia los más necesitados. Nos falta saber cómo y porque el joven desarrolló este extraño poder. Algunos personajes piensan que podría ser un ángel, pero incluso el aterrorizado protagonista no puede entender lo que sucedió.
   
   Es una pena, porque tal y como empieza podría haber resultado una obra maestra, pero se acaba perdiendo en el limbo.
   
   Lo mejor: La primera parte de la película.
   
   Lo peor: La segunda parte y el desenlace.