¡Jo, qué noche!
Sinopsis de la película
Al finalizar su jornada laboral Paul Hackett (Griffin Dunne), un solitario programador de una compañía de informática, se ve envuelto en una serie de extrañas circunstancias que le llevan a uno de los peores barrios de Nueva York. Allí vivirá una interminable y alocada noche intentado regresar a su casa en el Upper East Side.
Detalles de la película
- Titulo Original: After Hours aka
- Año: 1985
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
7.2
38 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Bronson Pinchot
- Catherine OHara
- Cheech Marin
- Clarence Felder
- Dick Miller
- Frank Aquilino
- Griffin Dunne
- Henry Judd Baker
- John Heard
- Larry Block
- Linda Fiorentino
- Margo Winkler
- Martin Scorsese
- Rand Carr
- Robin Johnson
- Rocco Sisto
- Rockets Redglare
- Rosanna Arquette
- Teri Garr
- Tommy Chong
- Verna Bloom
- Victor Argo
- Victor Bumbalo
- Will Patton
¿Comedia o Drama? No sabría decirlo, una estupenda mezcla de géneros que da como resultado una gran película sin duda.
Scorsese nos adentra en el barrio de los artistas Neoyorquinos, El Soho con una delirante película llena de humor y sentimientos. Consiguiendo un ritmo trepidante de principio a fin.
El personaje central es un muchacho guapote, interpretado de forma magistral por Griffin Dune (¡que gran actor!), y secundado por unas magníficos actores de reparto, los cuales todos tienen su ratito de gloria. Fantásticas Teri Garr y una jovencísima Linda Florentino y sobre todo Rosanna Arquette, la cual hace un papelón el rato que sale, haciendo de chica dulce, con problemas, un pelín tontorrona, mucho lo suyo.
Scorsese apoyado en un genial guión sin apenas fisuras nos cuenta la agitada noche del muchacho, en la que haga lo que haga todo termina igual, metiéndose en un tremendo lío, no se puede meter la pata más veces en la misma noche, y el resultado es que es odiado, perseguido y atacado por cada personaje que conoce en tan particular barrio, la mala fortuna le persigue una y otra vez sin remisión, un gafe auténtico el colega.
No tiene desperdicio casi ninguna escena, ninguna conversación, las hay geniales, como la que tiene Griffin con Teri Garr, en la que, como no, mete también la pata, como tiene que ser. Aunque repito que no baja el tono en ninguna de las escenas, todas perfectas, grande Scorsese.
La recomiendo totalmente, se pasa bomba con las desgracias de Paul, que así se llama el protagonista, la he visto más de una vez y no pierde ni pizca de frescura e interés, es más, con la segunda visión gana bastante.
Y se me olvidaba, genial final, de los que hacen época.
Cuando te pasas muchas horas encerrado en una oficina empiezas a pensar que ahí fuera hay un mundo de libertad, diversión y relaciones humanas satisfactorias. Llegas a creer que las discotecas y los bares son lugares acogedores en los que se producen apareamientos lúdicos… Pero si, aburrido por la programación de la tele, te da por ir por ahí a ver si conoces a alguien y arrimas la cebolleta, igual resulta que el mundo exterior es más sórdido y peligroso de lo que soñabas. Quieres abrir tu corazón a todas las personas que encuentras por ahí, en busca de amor, en busca de comprensión, en busca de mambo, de ayuda… Pero la gente está muy loca. La mayoría de los seres con los que te cruzas necesitan tanta o más ayuda que tú mismo. Y todo tiene su lógica, pero es una lógica desquiciada. Por mucho que intentes hacer siempre lo correcto, a la que te despistas ya te está persiguiendo una muchedumbre furiosa.
Y tras una noche en vela regresas a tu gris oficina como quién regresa a un refugio, y llegas a preferir tu aburrida muerte lenta de cada día a la pasión de un linchamiento popular.
El horror de este descenso a los infiernos es todavía más doloroso porque parece un canto a la rutina laboral… y quizá también porque la dantesca música que lo acompaña parece provenir de un ochentero organillo Casio.
Pero si logras desconectar el chip de la empatía, te vas a partir de risa.
Parece mentira que Scorsese, director de Gang Bangs of New York, fuese en otro tiempo tan joven y tan fresco y tan lleno de energía.
Nota: excelente.
A pesar de la patética traducción al castellano que no pienso reproducir ( digna del más trasnochado gurú de la movida madrileña ), After hours se mantiene a día de hoy en un envidiable estado de forma: fresca, ágil, sonrosadita,… como cuando Martín la concibió.
Supongo que a Scorsese le apetecía tras el éxtasis de Toro salvaje y el mojonazo de El rey de la comedia concederse un respiro firmando el que sería, sin ningún género de dudas, su trabajo más desenfadado y gamberro. Obra menor, película de culto, apuesta personal…, qué más dá. De hecho, ni tan sólo es una comedia al uso. Tampoco creo que a Scorsese le obsesionara arrancar carcajadas del espectador. Para mí After hours es el divertimento personal de Scorsese, como lo fue Pero…¿Quién mató a Harry? en la filmografía de Hitch.
Te llegue más o te llegue menos, After hours es inequívocamente entretenida, original, imprevisible, delirante, surrealista, alegórica, irónica, amena y seguro que muchos calificativos más. Griffin Dunne, grandioso, hace el resto.
El personaje de Dunne, se pasa la vida en su gris oficina soñando con una vida más colorida. De pronto se encuentra totalmente inmerso en ese mundo sorprendente e inquieto con el que había fantaseado.
Como Alicia en el país de las maravillas, pero en versión urbanita, Griffin Dunne entra en una gran aventura bajo la noche de NYC. Topando con personajes extravagantes, coloristas, abiertos al mundo. Atravesando mundos fantásticos, sorprendentes, oscuros y brillantes. Para entrar en una colorida pesadilla que le saca de su gris y oscurecida vida.
No es que el mundo esté loco (que un poco sí lo está). Lo que pasa es que hay días (más bien noches) malditos. Suele decirse que padecen el síndrome de la Luna Llena, aunque suele ocurrir en noches de cuarto creciente.
Y es que en algunas noches en las que estás tirao en tu cama, sin ningún plan establecido, empiezas a sentirte asfixiado, diciéndote: «Joer, ésta es mi noche, hoy me debería estar comiendo el mundo». Es un impulso irrefrenable que acaba siendo una catástrofe, por culpa de nuestra incesante manía de no aceptar la no-satisfacción de nuestras apetencias. Así que nos ponemos nuestras mejores galas, nos duchamos, y gastamos en nosotros mismos todo el bote del AXE o del Old Spice, que tiene un nombre más cachondo. Y nos pillamos el bus, y el metro, y acabamos a tomar por culo. No llevamos el coche por esa predicción de que vamos a acabar mazo ciegos la noche.
[Sigo en el spoiler, sin desvelar nada]