Jason Becker: aún sigo vivo

5 comentarios en «Jason Becker: aún sigo vivo»

1. Joder, se me erizan hasta los pelos del ojete con semejante bestia de las 6 cuerdas, el documental esta planteado con una naturalidad que casi cago ladrillos en más de una ocasión, ¡Que valores!, su familia su amada, la gente que lo flipamos contigo, tu atemporalidad, tu personalidad… mientras tus colegas escuchaban slayer tu melenudo hijo de fruta ponías a bach en el carro y bromeabas con tu enfermedad con el brother sacando la lengua en el sofa…. como dices, el sentido del humor se vuelve muy oscuro cuando la vida te golpea de esta forma, eres muy grande solo te faltó rematar con esa gira que pudo y no fue… tus discos tienen un significado especial y que sepas que para mi sigues estando en la cresta de la ola. u/

2. Antológico no lo digo por el documental en sí,que está muy bien,sino por Jason y la forma que tiene de afrontar la desgracia,para mi siempre fue un número uno pero después de ver esto no tengo calificativos para describirlo,sólo puedo decir que el mundo es mejor gracias a personas cómo esta,siempre en el corazón Jason.

3. Del título solo me gustaría aclarar que Jason Becker era, con todas las letras, un artista. No un virtuoso técnico que está claro que lo era, sino y más importante un virtuoso musical, un fuckin genio del desengranaje armónico. Parecerá que soy su hermano o vendo sus guitarras signature (por cierto feas de cojones) pero solo hace falta buscar un poco de información para comprender: el chico tenía un don. Y vale, que sí, quel chico no era el puto Pat Metheny ni Frank Zappa, que no tocaba con la limpieza de un shredder puro como Batio o lo que queráis, pero el chaval tenía algo. Si os da curiosidad recuerdo un viejo vídeo en el que tocaba Black Star de Malmsteen en su instituto, más solo que Gary Cooper. Increible. Otro que arpegiaba la melodía del pájaro loco con una prominente sonrisa en la cara, y ya verlo tocar Serrana es un disparate de dedos quemando el mástil. O qué decir de la banda que tenía con Marty Friedman (otro con tanto talento que tuvo tanta más suerte) de nombre Cacofonía, que intercalaba al tío que peor cantaba y a los tíos que más caña daban del mundo. En fin, Jason Becker era muy grande. Tan grande que Dios quiso quitarle su mayor placer y se quedó en el intento.

4. Se trata de un documental muy duro, muy triste, de esos que ponen la vida en perspectiva y que te hacen pararte a relativizar las cosas un poco.

   No es para menos pues se trata de un drama tremendo, más incluso que la muerte, pues, además de esta, el paciente de ELA pierde sin remisión el movimiento de todo su cuerpo. En palabras de un doctor en el documental, los diagnosticados de ELA acaban prefiriendo que les hubieran diagnosticado cáncer, alzheimer o cualquier otra cosa.

   Si a esto le sumamos que eres un virtuoso de la guitarra y que estas empezando a triunfar, tenemos los ingrediente para el máximo drama.

   Pero aún así, el documental esta contado de tal manera y la actitud de Jason, ante lo que se le viene encima, tan valiente, que hay un hueco para la esperanza.

5. Los adjetivos se quedan cortos ante lo que este filme ahora representa en mi vida. Mientras escribo esta crítica o reseña , escucho una vez más el álbum Perpetual Burn, de Jason Becker. Magia, vida, energía, sensibilidad… Es un filme que te enciende y te inflama, te impacta, te hace llorar como un niño y te hace querer ver la vida con los ojos frescos con que Jason Becker los ve a diario. Long life to Jason Becker… Not Dead Yet. Todo lo que pueda decirte y recomendarte para que veas este documental y te entregues a sus encantos se queda corto. Y si eres amante del rock y de su historia, la de sus virtuosos, más aún: encontrarás una forma única y memorable de anclarte a la vida.