Interior de un convento
Sinopsis de la película
Ambientada en el siglo XIX, narra la historia de un convento de monjas, donde la madre abadesa intenta encarrilar el comportamiento de las muchachas novicias. Recluidas en algunos casos contra su voluntad, las jóvenes dan rienda suelta a su sexualidad en esta polémica cinta del erotómano Borowczyk.
Detalles de la película
- Titulo Original: Interno di un convento
- Año: 1978
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
4.4
92 valoraciones en total
Pocos puntos positivos tiene esta película, sus escenas eróticas no son de gran calidad. Su argumento es casi inexistente y sobre todo confuso, añade todavía más confusión que cueste diferenciar a las actrices debido al hábito.
No hay ninguna escena en la película que se quede grabada en la memoria, si se queda en cambio y a fuego la sensación de haber perdido hora y media de nuestra vida.
Siglo XIX. Un sacerdote intenta encarrilar la vida y el comportamiento de unas monjas dominadas por todo tipo de deseos sexuales y carnales, amplificados al estar privadas de libertad.
Borowczyk casi siempre se deslizó por el erotismo más burdo y vago, y en Interior de un convento alcanza cotas de ínfimo estilo. Su anticlericalismo y su gusto por la perversidad/depravación encuentran un buen argumento entre las paredes de un convento pero su penosa puesta en escena y su nulo sentido del lenguaje cinematográfico la hacen merecedora de ser una muy mala película, aburridísima, o sea, algo gravísimo además. Casi es más antierótica que antieclesiástica.
No podemos exigirle mucho a una película erótica de finales de los 70. Bastante atrevimiento debió ser situarla en un convento.
Esta película la vi en Erotissimo, ese programa de los inicios de telecinco de películas eróticas donde se proyectaban grandes clásicos del género. Se me quedó grabado a fuego que una monja cogiera un palo y se fabricase un consolador, con la imagen de un santo en un extremo (un palo de grosor considerable, hay que añadir).
Aparte de los desnudos y las monjas ardientes, se critica algunas otras cosas más serias, como por ejemplo que haya clases sociales dentro de las monjas (no es lo mismo venir de familia noble que de familia humilde), que la iglesia ante todo busque tapar los trapos sucios (aunque eso conlleve que los culpables queden impunes), o que el aislamiento y el lavado de cerebro acaben con que una monja se vuelva loca.
Pese a todo, los años no pasan en balde y la peli se ve deslucida, tanto en la forma de rodar como en la de narrar la historia.
Aristocracia e iglesia han sido, por siglos (¡y hasta hoy!), un poder mancomunado y, durante muuuuchos años, en su afán de congraciarse con el clero, muchas familias donaban tierras, predios habitacionales, grandes sumas de dinero… y hasta les enviaban a sus escépticas y traviesas hijas -contra su voluntad- para que fueran reformadas en un convento, pero, estas jóvenes tenían ímpetus incontenibles, su libido bullía con la fuerza de un volcán… y todavía soñaban con un hombre para amar y ser amadas, como reclamaba su esencia femenina.
>, película que he visto atraído exclusivamente por Stendhal-, no logro descubrir erotismo sino un morbo explícito, las más de las veces de un mal gusto imperdonable. Para suplir su incompetencia, el director se hace con cinematografistas de renombre -en este caso, Luciano Tovoli- pero, también éste, trabajó con tanto desgano que rodó la totalidad del filme con cámara en mano… y seguro que pudo acabarlo en cosa de una semana.
A principios del siglo XVIII, uno de los tantos lamentables hechos acaecidos en los conventos, incluyendo represión, libertinaje, abusos y unas cuantas muertes, tuvo lugar en un claustro de Roma, pero, como suele ocurrir, se procuró preservarlo en el mayor de los silencios… hasta que cierta fuente lo puso en manos del aclamado escritor, Stendhal, y este lo incluyó en su libro de relatos, Promenades dans Rome (Paseos por Roma), publicado en 1829. El libro, en general, es una suerte de guía para los viajeros que, Stendhal, escribió en forma de diario, incluyendo apuntes geográficos, pero, también observaciones sociológicas, comentarios personales y anécdotas históricas entre las que incluyó la tragedia al interior de un convento que antes mencionáramos.
Atraído por la fama que tenía entre algunos críticos de cine, ya había visto, años atrás, dos películas del director polaco, Walerian Borowczyk, y ambas (Contes Immoraux y La Bête), me resultaron grandes decepciones porque quedé con la sensación de un seudoartista que se servía de su buen gusto musical y su conocimiento de cierta literatura clásica -que quizás seguía disfrutando-, para dar rienda suelta a sus afanes de morbo arropándolo con un matiz de arte que chilla ante sus desafueros. En, Borowczyk -y esto vuelve a pasarme con, <
Como hecho positivo, se puede tomar la valentía del irreverente director para atreverse a mostrar cosas que, ya nadie niega, ocurrían (¿?) en los claustros religiosos, pero, por la forma en que lo hace, da la impresión de estar complacido más que guardar intención alguna de denunciarlo. Por otro lado, ningún personaje logra cobrar vida y todos se pasean por la historia (escrita por el propio Borowczyk) con pequeños detalles que no dan lugar al suficiente conocimiento. Apenas sí identifica uno a la abadesa y al obispo por sus particulares figuras y su mayor presencia, pero, las monjas -chicas que lucen recién salidas de un salón de belleza y con cuerpos que de seguro no abundaban en los conventos del siglo XVIII- pasan por los escenarios como fantasmagóricas figuras dispuestas a calentar cualquier ambiente en el que se encuentren.
En fin que, de Stendhal pocón pocón, y de, Borowczyk, un cierto desencanto.