Infernal Affairs III
Sinopsis de la película
Diez meses despues de lo ocurrido en Infernal Affairs I , Ming (Andy Lau) es transferido a la sección de Asuntos Internos. Mientras tanto, un nuevo agente emerge en el cuerpo de policía, se trata de Yeung (Leon Lai), del cual Ming sospecha que puede tratarse de otro topo enviado por las triadas. Tres años antes, Yan (Tony Leung) entra a formar parte de la banda de Sam (Eric Tsang), sin embargo este no se lo va a poner fácil y le obliga a ponerse en situación de riesgo mientras negocian con Shen (Chen Daoming), un misterioso mafioso de China. Por miedo a que Yan esté fuera de control, el superindentendente Wong (Anthony Wong) envía a su agente a la doctora Lee (Kelly Chen). Poco a poco, Yan irá desarrollando una amistad muy especial con la psicóloga.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mou gaan dou III: Jung gik mou gaan (Wu jian dao 3) aka
- Año: 2003
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
6.2
28 valoraciones en total
Se cierra la trilogía, y es triste, no sólo porque acaban las andanzas de estos trágicos infiltrados, sino porque la tercera entrega de Infernal Affairs baja considerablemente el nivel de las dos anteriores películas. Como film independiente del resto está bien, pero como el fin de una trilogía es poco placentera.
Debía de ser una película que quitara el habla, ya que después de una muy buena segunda parte, una precuela en la que desaparecían personajes importantes de la primera entrega, en esta tercera entrega volvíamos a lo sucedido después de la primera parte, pero con multitud de flasbacks en los que aparecían los infiltrados originales. La vuelta de todos los personajes, algo muy esperado, no se traduce en una mejor película.
Falta tensión emocional, la historia que nos cuentan no tiene tanta garra, el factor sorpresa es bueno pero inferior a las dos entregas que la preceden, y la música, tan exquisita anteriormente, ahora sólo es una sombra de lo que fue. A pesar de ser un buen film no mantiene el nivel. Me he quedado ligeramente decepcionado.
No quería dejar la trilogía a medias. Pero después del bodrio que supuso la segunda parte no tenía muchas esperanzas depositadas en este film. Al final me decidí a verlo y sin esperar mucho me sorprendió.
Todo queda bien hilvanado al final del film y eso te deja más o menos satisfecho sin que esta tercera parte sea un film del nivel del primero. La película tiene unos primeros 45 o 50 minutos muy aburridos en la línea de la 2 pero en los últimos 30 0 40 minutos nos regala un desenlace sorprendente y que te deja pegado al asiento. No esperaba ya que este film me pudiera sorprender pero lo logra.
Todos los actores están bien pero los dos cracks de la trilogía son Andy Lau y Tony Leung al que eché de menos en la soporífera segunda parte.
Os recomiendo verla si habéis visto las dos anteriores porque no os decepcionará.
Lo mejor: La resolución tiene sorpresas y eso se agradece a estas alturas.
Lo peor: La película tarda una eternidad en arrancar.
Con esta tercera entrega de la saga iniciada por Andrew Lau y Alan Mak nos despedimos finalmente de esos hombres hundidos sin remedio en un mundo de corrupción, mentiras y traiciones, los infiltrados.
Ya fuimos testigos del enfrentamiento entre Lau y Chan, y conocimos el pasado de éstos, pero todavía quedan muchas cosas por descubrir.
Infernal Affairs III se conforma a modo de extraña precuela/secuela dividida en dos arcos temporales intercalados donde nos disponemos a saber más del pasado de Chan como topo en las Tríadas y de las consecuencias que traerá su muerte a la agencia policial de Hong Kong y, sobre todo, al inspector Lau:
-En el primer arco vamos atrás en el tiempo, cuando Chan trabaja activamente y encubierto bajo el mando de Hon Sam, quien se ha convertido en un despiadado jefe mafioso tras la muerte de Wing-Hau, reemplazándole como principal, y tras perder a su esposa Mary, Chan informa de todos los pasos de Sam al ya superintendente Wong y es obligado por este último a seguir terapia en la consulta de la guapa psicóloga Lee, de la que se enamora al instante.
-En el segundo nos desplazamos hacia delante, cuando Chan, Sam y Wong ya han sido asesinados, regresando Lau a asuntos internos. Su objetivo será el de convertirse en un honrado policía desenmascarando a los otros topos que hay en el cuerpo, investigando principalmente a Yeung, que ha conseguido alcanzar una posición de poder dentro de la policía, aunque también librará una batalla en el interior de su subconsciente, que le hará confundir su realidad y su propia identidad con la de Chan.
Rodadas prácticamente al mismo tiempo, esta tercera y última entrega no tiene nada que ver con la segunda, que poco éxito cosechó entre aquellos que salieron encantados de ver la original (aunque a mí me gusta, la verdad). La anterior, aun dándose los típicos trapicheos y asuntos entre mafiosos y policías que ya todos nos conocemos, parecía más abocada al drama, donde veíamos a esos jóvenes infiltrados absorbidos por la decadencia y la violencia del submundo en el que se habían introducido, cambiándoles por completo.
Ahora damos de lado el pasado de los protagonistas, a la vez que Sam y Wong quedan relegados a un segundo plano, en favor de un mayor enfoque sobre los acontecimientos cercanos relativos a Chan y Lau. Mientras descubrimos la arriesgada vida que tiene que soportar el primero a las órdenes de Sam y su amorío con Lee asistimos a la transformación del segundo a raíz de que decida ser un honesto policía y capturar a los infiltrados. Lo más interesante de esta entrega es que los directores le dan una atmósfera de extrañeza que a veces raya límites surrealistas, y lo dejan claro esos momentos donde la mente de Lau se derrumba adoptando la personalidad de Chan.
Este equilibrio entre cruda realidad y cine de corte experimental le otorga sin duda un toque llamativo al film, estando presentes las grandes dosis de violencia, drama, humor casual y ese sentido de la moralidad, justicia y alianza que siempre se halla en el cine hongkonés de policías e infiltrados.
Retornan los grandes Tony Leung, Andy Lau, Anthony Wong y Eric Tsang a sus respectivos papeles, junto a Kelly Chen, Carina Lau, Chapman To y Edison Chen y Shawn Yue, que aparecen un momento, hasta tenemos al veterano Waise Lee en un rápido cameo (el topo de Sam al que Yeung dispara en su oficina, hacia el principio). Buenísima también la banda sonora de Chan Kwong-Wing, la fotografía de Lau y Ng Man-Ching y ese montaje trepidante del genio Danny Pang, director la mítica Bangkok Dangerous (me refiero a la tailandesa, no a la gilipollez que protagonizó Nicolas Cage).
Algo mejor que la segunda, sin igualar ni superar a la original, claro está, pero creo que Andrew Lau y Alan Mak cierran el círculo decentemente. Suena por última vez Forgotten Times , de Tsai Chin, y no sé los demás, pero yo sí que echaré de menos acompañar a estos torturados infiltrados en sus aventuras y misiones por las calles de Hong Kong.
Un detalle de interés: en la penúltima escena donde vemos a Lau en la silla, tras recibir la visita de su ex-esposa, realiza un extraño movimiento con el dedo…está pidiendo ayuda en código morse…