Hotel Fawlty (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1975-1979). 2 temporadas. 12 episodios. Los Fawlty son un matrimonio que regenta un pequeño hotel en la costa de Inglaterra. Él es maniático y deslenguado, ella exigente, mandona y con un irónico sentido del humor. En el servicio nos encontramos con Manuel, un camarero español (italiano en la versión doblada en España) que no sabe hablar inglés y con Polly, la asistenta que siempre está sacando al jefe de apuros. Ante semejante elenco, los clientes del hotel lo tendrán complicado para pasar unas buenas vacaciones.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fawlty Towers (TV Series)
- Año: 1975
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
7.8
40 valoraciones en total
Seré franco: no me veo capacitado para hacer una crítica a la altura de lo que Fawlty Towers representa.
No es solo la mejor serie cómica de la historia, no. Es un cuadro de la sociedad británica de mediados de los 70: Huelgas, gente conservadora, miedo al aperturismo, a otras razas, a otras culturas… Todo ello representado por un magistral John Cleese, frente al que hay un elenco de grandes actores, cada uno añadiendo su toque personal y representando a otros estratos de la sociedad:
Manuel, que, aunque me duela, es un maravilloso retrato del español inmigrante de los 70, trabajador, pero incapaz de aprender inglés correctamente, aunque tomándolo todo con relax y buena cara.
Polly, la chica con cultura, con una mente mucho más abierta pero encasillada en un trabajo horrible.
Sybil, la típica mujer de clase media-alta de los 70, poco preocupada por los problemas mundanos más allá de los cotilleos de sus amigas y hastiada por un matrimonio anodino.
Y, aparte de los personajes principales, unos secundarios de lujo, con especial atención a Ballard Berkeley como el Mayor, un viejo chiflado que reside en el hotel de forma permanente. Su diálogo con el alce es mítico.
Pocos episodios bajan el listón, y los pocos que no tienen un nivel de excelencia altísimo, son muy dignos y tienen momentos igualmente memorables. John Cleese tiene unos diálogos chispeantes, y su famosa expresión física pone la guinda, es divertido aún sin hablar, aun sin gesticular, a veces solo tiene que estar ahí y punto. Andrew Sachs como Manuel es el otro punto a destacar de la serie… Las muletillas como ¿Qué? no tendrían gracia en otro actor, pero Sachs, curtido en teatro, hace que la candidez de su personaje, su estupidez congénita, pero con buen corazón y sobretodo, una vis cómica que aparece de la nada, nos lleven a la carcajada más pura una y otra vez. Todas las escenas que comparte con Cleese, TODAS, son inenarrables y hacen de Fawlty Towers una serie adelantada a su tiempo, única y sobretodo divertida, que era su intención.
Un 10 merecidísimo
PD: Eso si, una serie solo para ver en Versión Original, nunca antes había visto mayor destrozo en un doblaje… De ser la mejor serie cómica de la historia a ser una basura sin gracia. De verdad, huid de la versión doblada como de una plaga bíblica.
Hablar de Hotel Fawlty es hablar de mi serie favorita de todos los tiempos. Con algunas he reído y con otras he llorado. Pero sólo con ésta, literalmente, he llorado de risa. La descubrí en mi adolescencia en su emisión por la televisión autonómica de Catalunya, como el amor, se me rompieron las cintas de VHS donde la guardaba, de tanto usarlas. Ahora, gracias al DVD, vuelvo a ella como terapia de urgencia cuando amenazan el aburrimiento o el hastío (además del hecho que la versión original permite gozar con el verdadero origen barcelonés de Manuel o las referencias a Franco).
En mi percepción, además, no pasa el tiempo para esta serie —no es el placer de la nostalgia, como ocurre con otras series antiguas, sino el perenne presente de la risa—. Atesora también la virtud de la brevedad (doce capítulos, rodados además en dos tandas) por lo que ya no cupo la repetición, la falta de ideas, la decadencia… Para mi gusto, resultan sublimes los episodios del psiquiatra y de los alemanes . Al resto, los considero únicamente geniales.
Si trato de analizar fríamente por qué me atrae tanto esta serie, observo que todo cuánto en ella sucede resultaría altamente improbable que pasara en la vida real, pero, en rigor, no sería imposible. Es el mismo caso que La fiera de mi niña , no por casualidad mi comedia cinematográfica preferida. Hay un tipo de humor, llamémosle absurdo o surrealista, donde sí cabe lo imposible: el dibujo de un perro cobra vida en el torso de Harpo, los brazos de Jerry Lewis llegan hasta el suelo después de intentar alzar unas pesas, a un mentiroso le crece la nariz en Aterriza como puedas , etc. Me gusta mucho esta clase humor, pero a menudo más a raciones sueltas que cuando se pretende hacer un conjunto con él —en otras palabras, prefiero los gags aislados de los Monty Phyton a sus largometrajes—, quizá perqué opino que raramente se logra mantener en todo momento la regularidad y el mismo nivel de calidad.
Me doy cuenta, pues, que me decanto más un humor que no necesita traspasar la frontera de lo realista , pero que, a merced de una lógica interna implacable y rigurosísima, encadena situaciones ridículas en una espiral imparable que culmina en el más puro delirio —en el colmo, precisamente, de lo absurdo—. Quizá esto explique mi devoción por esta serie (o quizá no: a lo mejor mareo mi cabeza exprimiendo teorías y la explicación es mucho más sencilla. Nunca lo sabré).
¡Cleese o no Cleese, he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: aguantar las carcajadas y sonrisas de un agudo diálogo o representar los andares acrobáticos y, sin perder el equilibrio, convertirse en el mejor Ministro de los Andares Tontos? Montypythonear, reverenciar, ¡no más! Y pensar que con Flying Circus damos fin a la cima de la perspicacia y a los mil sketchs que conforman la herencia del humor! ¡He aquí un cómico acojonantemente insólito! Montypythonear, reverenciar ¡Reverenciar! ¡Tal vez venerar! Sí, ahí está a los setenta. Porque es dichoso que nos detenga el cavilar qué caballero de la mesa cuadrada pueda escudarnos de la muerte, cuando nos hayamos librado del sentido de la vida. ¡He aquí la reflexión que da majestad a tan larga trayectoria! Porque ¿quién no conservaría a Lanzarote y al Caballero Negro, al centurión, al vendedor de albatros, a Basil, al experto en discusiones, al líder del Frente Popular de Judea y al comprador del loro muerto que el paciente mérito recibe del hombre lúcido, cuando uno mismo podría contemplar su ocurrencia con un simple dvd? ¿Quién querría llevar tan pesada cruz, transportar y sufrir bajo la angustia de una lenta crucifixión, si no fuera por ‘Always look on the bright side of Cleese’ después de ‘Fawlty Towers’, ese ignorado alojamiento cuyo suelo no vuelve a pisar turista alguno, temor que no confunde al presente y obliga a mirar un capítulo más antes que localizar a series chistosas coetáneas? Así la brillantez hace de todos los queseros unos bienaventurados, y así las irresolubles situaciones de la comunidad trascienden entre las atronadas paredes del hotel, y los talentos de mayores logros e ingenio, por esa consideración, comparten su obra y dejan de tener posesión exclusiva.
Dromedariam Jorobeare, Hamcleeset Acto XXI Escena IV
De acuerdo absolutamente en la critica que hace Gilbert, se tiene que ver en versión original, por los motivos ya citados, a parte que la voz de John Cleese es mucho más graciosa en su idioma.
Aquí nos encontraremos una serie cómica muy hilarante, sin desperdicio y que hay que prestarle muchísima atención, ya que los sketchs son muy rápidos en ocasiones y muy seguidos.
El guión pertenece a John Cleese y Connie Booth, una mujer desconocida pero estaba casada con el señor Cleese, de hay su incursión en la serie y algún que otro capitulo de Flyng Circus, la serie de los Python. Aquí es la asistenta, la menos graciosa, por decirlo de alguna forma pero con una cara bonita, sin duda el mejor es John Cleese Basily Andrew Sachs Manuel en la serie, sus gestos y las caras que pone son buenísimos, en papel de un Español de Barcelona, como se encarga casi en cada capítulo de recordarnos en Sr. Cleese, frases grandiosas a cargo de su nacionalidad, como en el episodio de Basil y las ratas
Manuel le enseña un hámster que quiere ponerle el nombre de Basil en su honor, Basil le pega y le comenta que es una rata, Manuel dice que es un hámster y Basil le contesta,
-Es una rata, ¿no tenéis ratas en España o Franco las ha exterminado a todas?
Frases grandiosas en cada episodio a cargo del matrimonio protagonista y en especial de Cleese, que se empeña que su Hotel tenga mucha clase y no entre gente de clase media baja, que es realmente la que habita este hotel.
Grandiosa serie y muy recomendable.
PD: En los títulos iniciales, cuando muestran el Hotel, en el cartel que debía poner Fawlty Towers que es como se llama el Hotel, siempre hacen un juego de palabras con estas letras y ponen cosas muy ocurrentes, claro que está en Ingles y yo sin los subtítulos no me enteraba que ponía, pero como la serie son graciosos los nombres.
Muchas veces leo ese topicazo de humor inteligente y no sé muy bien exactamente a lo que se refiere. Si al humor de media sonrisa, al presuntamente sesudo, o a una excusa para algo que no tiene ni puñetera gracia. En fin, qui lo sá!
Bueno, pues el humor de Fawlty Towers no es así, es más bien vodevilesco. De tartazo y tropezón muchas veces. Pero te ríes, y te ríes mucho. Porque las situaciones están muy bien preparadas y todo tiene la precisión de un reloj.
El trabajo de John Cleese en esta serie es magistral. Por lo visto el señor Fawlty está inspirado en el dueño del hotel donde se alojaron los Monty Python en un viaje que hicieron a Torquay.
Es conveniente verla en V.O.S, no sólo por lo que se pierde en el doblaje, si no porque uno de los personajes, el camarero Manuel, es español y juegan mucho con la confusión de lenguas, que naturalmente es imposible en la versión doblada. En la versión española para solucionar esto han convertido a Manuel en italiano y queda muy chungo la verdad, aunque peor es en la versión catalana que no se les ha ocurrido otra cosa que hacer a Manuel… mexicano! Y eso que uno de los gags recurrentes de la versión inglesa es disculpar a Manuel porque es… de Barcelona!!! ¡Lo qué hay que ver!
Muy recomendable para reírse a mandíbula batiente sin ningún complejo.