Historia de un soldado
Sinopsis de la película
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el año 1944, un sargento negro es asesinado en una carretera solitaria cerca de la base militar de Louisiana. Debido a la presión ejercida por las autoridades y por la opinión pública el ejército envía al capitán Davenport, un abogado también de raza negra, para que se encargue de la investigación.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Soldiers Story
- Año: 1984
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.3
78 valoraciones en total
Historia de un soldado es un whodunit (pronúnciese ju-dónet). Un whodunit -wikipedia- es una trama centrada en la investigación de un crimen por parte de un detective, quien responde al final a la pregunta de ¿quién lo hizo? (who done it?). No conviene que aquí haya profundidad psicológica de los personajes, por ello Historia de un soldado juega con personajes acartonados (el negro bonachón, el racista bobalicón, etc.), diseñados según tópicos convencionales, porque en el whodunit están puestos exclusivamente al servicio de la trama detectivesca. Por ejemplo, el papel del capitán Davenport (Howard Rollins Jr.), el detective, se limita a resolver el crimen. Aunque ser negro sea un obstáculo, el film no se desvía hacia ello en beneficio de la investigación.
Sin embargo, Jewison juega con la estructura y tópicos del whodunit para que su film sea algo más que una mera investigación. Y es que el tema obliga: un crimen de tintes racistas. El esfuerzo institucional de encubrirlo hace que Davenport represente otra cosa que su papel de detective: Davenport simboliza la conciencia crítica de los principios ilustrados de justicia e igualdad en una institución que aún se niega a aplicarlos en sus propios cuarteles, y que sólo los proclama como justificación ideológica de una guerra distante contra la Alemania Nazi. Esa cualidad lo asemeja más que a un Sherlock al carabinieri Bellodi de El día de la lechuza, la novela de Sciascia sobre la mafia siciliana. Ya no es un personaje plano: se hace arquetipo, un héroe.
Otro punto donde Jewison trasciende el whodunit hacia la crítica social es el tratamiento que da al Ejército, símbolo de las instituciones americanas. Este no deja pelear a los negros en la guerra por ser negros. Cuando los dejan pelear y los negros celebran, la alegría es contagiosa porque parece que las cosas cambian para bien en Estados Unidos. En realidad, tras la celebración parece esconderse el miedo del Alto Mando de que estallen las tensiones raciales del Fuerte de Alabama. Mandarlos a Europa para pelear contra Hitler es una válvula de escape del segregacionismo institucional americano. Porque el Ejército de Alabama está más interesado en encubrir el crimen de indicios racistas (niega interrogar oficiales blancos) que en luchar contra la instauración del racismo nazi en Europa.
Otro ejemplo es el interés que muestran los oficiales blancos por los soldados negros: exclusivamente como peones deportivos a sueldo de soldado. Los oficiales blancos capitalizan así el mencionado orgullo negro de la victoria de Joe Louis (campeón negro de boxeo) contra Max Schmeling (el campeón nazi). Se interpreta el gesto de los soldados de perder el último partido de pelota como una rebeldía implícitamente racial contra el Ejército.
Aunque parezca inofensiva por su apariencia de whodunit, Historia de un soldado pone el dedo en la llaga del segregacionismo en la América antinazi.
Sobre el final, ver spoiler.
La profundidad está en su sutileza
Es que las distintas formas y variables de racismo aplicadas a los negros a través de toda su vida, y a su vez a traves de muchas generaciones, van surgiendo de a poco mientras transcurre la investigación de un negro asesina. El encargado es un Abogado y capitán enviado especialmente. Una persona seria, que emprende su tarea de descubrir la verdad en forma meticulosa y honesta.
En el devenir de las declaraciones de la variedad de personas -algunos son blancos- se va develando con hábil sutileza el terrible drama que viven los negros en USA. Sl meno con la ferocidad de los años ´40s.
Y no era que el -luego asesinado- instructor hubiera sido educado para parecerse a los blancos. Admiraba por ejemplo la destreza deportiva de la raza pero no comprendía ni aceptaba las ahora reconocidas capacidades musicales y de espresión artística de los mismos. En realidad nunca llegó -ni él ni su padre- a comprender la beleza interna de su gente.
El Investigador llega a comprenderlo todo, y de allí el final, que por suspuesto no contaremos.
Interesante película que pone de manifiesto hasta que punto el maltrato, la humillación reiterada, -en este caso racista-, termina por minar la propia dignidad y convertir a los torturados en torturadores de sus propios semejantes.
Un despiadado sargento negro del ejercito USA, -en víspera de la intervención de su país en la II GM-, marcado por el complejo y el desprecio que ha sufrido de siempre, vive obstinado en hacer de su pelotón de negros ignorantes , un grupo de soldados digno de los envidiados soldados blancos.
Si bien el tema central de la película es la investigación, -por parte de un raro oficial negro-, de la muerte de ese sargento, el tema de fondo es el daño causado por el humillante racismo sufrido.
El cercano estreno de Miracle at St. Anna y la encendida polémica surgida entre su director, el arrogante y paranoico Spike Lee, y el intransigente y orgulloso (empleo ambos adjetivos con un matiz casi elogioso) Clint Eastwood por la no inclusión de soldados negros en las dos últimas películas bélicas del segundo, me han llevado a leer varios artículos al respecto. En la revista cultural Ñ se hablaba de Miracle at St. Anna como de «la primera producción a tener en cuenta sobre los soldados estadounidenses negros en la Segunda Guerra Mundial». ¿Cómo que la primera? ¡Parad el carro! Ésta de Norman Jewison también se merece un respeto, y además no tenemos que esperar a su estreno para poder juzgarla.
Mientras que el tráiler y declaraciones de Lee hacen prever una cinta cercana al heroísmo idealista (esperemos que me equivoque), Historia de un soldado muestra la marginación de esas unidades segregadas que lucharon en nombre de una libertad de la que no disfrutaban en ese país.
Hay quien dice, no sin su parte de razón, que Jewison (todavía vivo, con 82 años) combina la intriga y el drama racista de forma tan equilibrada que el segundo pierde bastante fuerza. Pero también es cierto que sabe hacer que te quedes hasta el final y que el viaje hasta él se te haga corto, y es muy frecuente olvidarse de eso en las películas denuncia .
En cuanto a las nominaciones a los Oscar, al menos a dos les concedo credibilidad: al guión y al actor secundario. La estructura narrativa es de una complejidad tan llamativa como eficaz, llegando incluso a anidar flashbacks. Es realmente meritorio conseguir que entre ellos todo el hilo argumental discurra con fluidez y claridad tales. De los personajes, evidentemente destaca un sargento acomplejado por la influencia de un padre autoritario que pretendía educarle como a un blanco, que despreciaba a los «negros victimistas que seguían comportándose como esclavos». Y, a pesar de aproximarse al arquetipo en algunos secundarios, su influencia en la historia nunca es predecible, y como los orígenes de la actitud abusiva del oficial son tan oscuros, todo encuentra justificación.
Una muy buena película de un muy buen director.
Año 1944. En un cuartel militar del Sur de los EE.UU. es asesinado un sargento negro. Desde la Capital de los EE.UU. es enviado un oficial negro, abogado y capitán del cuerpo jurídico del ejército, a investigar el crimen. Al llegar sorprende a todos por ser negro, pero poco a poco se va ganando el respeto de todos al comprobar sobre todo los oficiales blancos del acuartelamiento, empezando por el coronel jefe, que el recién llegado, más allá de su color de piel, es un hombre justo y sabe hacer muy bien su trabajo jurídico de investigación.
Norman Jewison, quisó hacer con esta película algo similar a aquella otra que dirigió años atrás y tanto éxito le dio, En el calor de la noche (1967), abordando el mismo tema del buen profesional negro que llega del Norte y causa sorpresa entre los habitantes del Sur, no acostumbrados a ver a un negro destacar, con autoridad, gran inteligencia y que no se acobarda ante los blancos, solo que aquí enfocó la historia dentro del campo militar.
Sin duda es una buena película, aunque no alcanza la talla de magistral y de máxima calificación que tuvo aquella susodicha en la que Sidney Poitier hacía también el papel de negro superlisto que le daba treinta vueltas en preparación, autoridad, intelectualidad, aguante y valentía a la mayoría de los intransigentes y racistas hombres blancos del sur.