Historia de un pobre hombre
Sinopsis de la película
Esta es la historia de dos hombres desgraciados: uno lo es porque no tiene dinero, el otro, porque tiene que vivir con una mujer insoportable. Ninguno de los dos encuentra solución a su problema hasta que uno propone un pacto: el primero matará a la esposa del segundo a cambio de lo que éste le pida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Romanzo di un giovane povero
- Año: 1995
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.6
46 valoraciones en total
Extraordinario filme de un ya legendario Ettore Scola que en su última producción logra mantener ese difícil registro realista, costumbrista, de rabiosa actualidad y sin concesión alguna a la comercialidad en una obra que mantiene la tónica y constantes del realizador de las memorables e intimistas Splendor o La familia.
La historia de este pobre y joven individuo es la historia de millones de jóvenes de todo el mundo: eternos licenciados en paro que viven de una pequeña pensión cobrada por su familia y desesperanzados ante una situación que no parece admitir cambio alguno a pesar del paso del tiempo y de haber partido con su mejor voluntad para afrontarla.
Scola imprime a cada una de las imágenes un sello característico en el retrato de esa miseria disimulada a causa de las convenciones sociales, en la plasmación del clima sofocante que se respira dentro del bloque de edificios de un barrio deprimido, hábitat y caldo de cultivo natural para tipos de torva catadura como ese vecino (magistralmente interpretado por un Alberto Sordi en plenas facultades) abrumado y manipulado por la personalidad egocéntrica y tirana de una esposa con ilimitadas ambiciones y el deseo de permanecer ajena a su propia realidad, a expensas de las consecuencias que sus acciones conllevan, una vez perdido ya todo su atractivo y capacidad de seducción (como si se tratara de una Gloria Swanson de los suburbios romanos).
Al más puro estilo del neorrealismo italiano, en lo que pudiera parecer una actualización o continuación del mismo, aunque sin solución de continuidad por las evidentes diferencias entre ambos contextos históricos, la película avanza como una historia aparentemente anodina a través de cuyo engranaje el espectador comienza a percibir el peso específico de un genuino personaje central: ese joven humilde, honesto, cada vez más desesperado, que no acierta a comprender lo que sucede a su alrededor, envuelto en un nihilismo absoluto una vez perdidas todas las ilusiones por alcanzar un trabajo digno y mantener una cierta sensación de orgullo y dignidad ante la vida y entre todos los que le aprecian, llegando incluso a la negación de la vivencia más hermosa que en sus circunstancias la vida puede ofrecerle: la relación con una inteligente joven universitaria que alberga intensos sentimientos amorosos hacia él. Esta negación llega marcada por esa incapacidad para afrontarla con unos mínimos de dignidad.
La asombrosa verosimilitud que arroja tanto la historia narrada como todas y cada una de las interpretaciones, así como su acertado tratamiento, convierten al filme de Scola en una insustituible lección de cine bajo la privilegiada batuta de uno de los indiscutibles maestros del cine italiano contemporáneo.
Interesante pero fallida película de Scola. Las ideas que maneja son brillantes, los actores (soberbio Sordi) inspirados, la trama resultona, el asunto con chicha y sustancia, todos los elementos en juego son ricos, inteligentes, con meandros y recovecos llenos de jugosas humoradas, negras como el alma del fotógrafo siniestro. Pero queda lastrada, diría que por varias razones:
a) Esa novieta de pega que no hay quien se crea. Tan fuera de lugar como inverosímil.
b) La duración innecesariamente larga de una historia que por momentos adolece de repetición y reumatismo añoso.
c) El discurrir del personaje principal, el doctor timorato, que comienza siendo rico y complejo y acaba resultando plano y bobalicón, de dubitativo y desesperado a santo triste y bonachón.
Para que no parezca que todo es malo diremos también cosas buenas o muy buenas:
a) El tono fabulesco pesadillesco. Casi roza la fantasía, el gótico reconcentrado, el edificio de pisos, el vecindario abigarrado, como sustituto moderno de la casa encantada y tenebrosa, con esas escaleras, pasadizos y encuentros en la medianoche.
b) El personaje de Sordi, tan enrevesado, mezquino y caricaturesco que da gusto.
c) La sátira que alimenta toda la historia. Un mundo en el que no ha lugar para la cultura, la sensibilidad y la humildad. En el que se está mejor entre rejas que fuera.
d) Lo que apuntaba el personaje del maestro. Ese hombre medio, fracasado, inseguro, que no encuentra su lugar en una sociedad abominable.
e) El costumbrismo a ras de suelo, compasivo y sarcástico a la vez, si así fuera posible.
Bueno, resumo: que me gustó y también me aburrió, que me fascinó por momentos y me dio pena en otros, un popurrí con talento pero sin pulir, sin medida, mal acabado.
Película pasable, pero poco más. Por supuesto Alberto Sordi, que fue un actor como José Luis López Vázquez, siempre realza cualquier historia interpretada.
La película trata de dos hombres vecinos de un mismo bloque, uno que vive a solas con su madre y otro a solas con su mujer. Ambos se sienten frustrados por sus acompañantes, entonces un día el vecino más viejo le deja caer al joven que le ayude a deshacerse de su esposa. A partir de ahí la película se pone interesante hasta el final, pero también pesada y brumosa.