His Motorbike, Her Island
Sinopsis de la película
Tras haber sido amenazado por el hermano de su novia, Ko (Riki Takeuchi) decide irse de viaje con su Kawasaki para reflexionar sobre sus posibilidades. Es entonces cuando conoce a Miiyo (Kiwako Harada), una chica con la que se mantiene en contacto. Un día recibe una invitación para visitarla en su isla. Allí la enseña a montar en moto y se enamora perdidamente de ella. Miiyo aprende muy rápido y ambos demuestran ser una pareja perfecta. Sin embargo, su obsesión por las motocicletas la lleva a transitar un camino muy peligroso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Kare no ootobai, kanojo no shima
- Año: 1986
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7.4
85 valoraciones en total
Mientras que muchos de los cineastas que experimentan y trabajan de manera expresiva con el color lo emplean principalmente como un medio para transmitir emociones, Ōbayashi en su lugar se sirve de él aquí casi como si de un fin en sí mismo se tratara.
Los cambios de formato, los cortes, los ralentíes y las repeticiones… cada pequeña experimentación con la imagen tiene un vínculo inquebrantable con el relato y el estado de ánimo de los personajes y del espectador. Uno siente que existen porque no podría ser de otra forma en cada momento y no por azar ni tampoco por estar sometidos a ningún riguroso estudio de las cosas.
El color es un termómetro emocional de la imagen, fluyendo de un estado a otro al tiempo que esta cambia, no como una manera de describir lo que está ocurriendo o cómo debemos sentirnos, porque no le encontraríamos sentido, sino como una consecuencia inevitable de ambas, tanto a un nivel estético como a un nivel narrativo. La música por su parte cuando brilla en sus momentos diegéticos es capaz de golpear con la fuerza de un musical.
Es difícil explicar cómo una película en apariencia tan caótica, áspera, alocada y desbordante de vida puede sentirse al mismo tiempo tan minuciosamente pensada, orquestada, diseñada y estructurada, así que aunque la planificación de los encuadres, cortes y movimientos sea tan cuidadosa, por momentos es más fácil creer que cada sorprendente decisión es meramente intuitiva, arbitraria o caprichosa.
Sin embargo, todo dentro de ella fluye con tal armonía y se siente tan ajustado, delicado y perfecto que habría que ser un genio tanto para conseguir algo así de forma casual como para lograrlo de manera intencionada. No conozco todavía mucho de la manera de trabajar de Ōbayashi ni vi aún muchas de sus obras, pero para mí está claro que en cualquiera de los casos esta es una película increíble, muy compleja en su aparente sencillez y enormemente hermosa en cualquier sentido.