Hillbilly, una elegía rural
Sinopsis de la película
J.D. Vance (Gabriel Basso), un ex-marine del sur de Ohio y actual estudiante de derecho en Yale, está a punto de conseguir el trabajo de su vida cuando una crisis familiar le obliga a volver a la casa que ha intentado olvidar. J.D. debe lidiar con las complejas dinámicas de su familia, incluyendo su inestable relación con su madre, Bev (Amy Adams), y su drogadicción. Alimentado por los recuerdos de su abuela Mamaw (Glenn Close), la mujer resistente y lista que le crió, J.D. intenta llegar a abrazar la huella indeleble de su familia en su propio viaje personal. Basada en el bestseller de J.D. Vance. que fue nº 1 del The New York Times.
Estreno limitado en cines España: 13 noviembre 2020.
Estreno global en Netflix: 24 noviembre 2020.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hillbilly Elegy
- Año: 2020
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
6
58 valoraciones en total
No digo que sea un peliculón, pero tampoco tan mala y simple como parece que la valora la crítica estadounidense. A lo mejor a ellos no les parece tan interesante hablar de su propio país, tan visitado por el cine, pero para los españoles, yo creo que cada posibilidad de conocer mejor los entresijos de esa gran nación, vale la pena. En esta historia real, desfilan ante nuestro ojos varias generaciones de americanos, desde los primero colonos, hasta los de la América actual. Y en la historia de las tres últimas generaciones de esta familia, es en lo que se centra la peli.
Dos grandes actrices entablan un duelo actoral muy convincente, hasta el punto de que se adueñan ellas solas del 60 por ciento de las imágenes. Los actores secundarios cumplen con corrección su papel, destacando los dos jóvenes protagonistas. El Director R.H. cumple con acierto su cometido, y el desenlace, después del drama vivido, resulta gratificante y esperanzador. Véanla, no se arrepentirán.
Si he decidido realizar un comentario sobre esta película, es a causa de las críticas que he podido leer sobre ella que en gran medida, me parecen injustas.
Es un drama construido sobre vidas vulgares, lugares de paso o simplemente fuera de los mapas de interés. Vidas que se desarrollan en la mediocridad como plantas que crecen como maleza sobre campos abandonados que dejaron de cultivarse no se sabe cuándo. Pero la maleza también es vida, y esas plantas también dan flores y estiran sus tallos en la dirección del sol para captar su luz. Entre ellas, surge J.D, el protagonista, que escapa de ese mundo hediondo de la américa profunda para mostrarnos que es posible emerger de las sombras.
Pero esta sería una lectura simplista e injusta. He visto épica en la vida de las mujeres de esta historia, mujeres que representan en apariencia el fracaso, la vida en el pozo. En estas mujeres hay verdad, hay lucha, sufrimiento y cicatrices… y en cierta manera, pequeñas victorias con las cuales han construido un sencillo barco para no hundirse y seguir navegando. En ellas está la grandeza de esta historia.
Con un principio de película notable, con reminiscencias a CUENTA CONMIGO, Howard nos sumerge en el profundo mundo rural de la no menos profunda América de hace unas décadas.
Con personajes estereotipados, la narración de superación de un joven criado en una familia desestructurada que huyó de su población natal buscando prosperidad y solo halló dificultades, lo menos que nos esperamos es que esta sea realmente una clásica historia basada en hechos reales.
Sin duda, lo mejor y con mucha diferencia, son Amy Adams y Glenn Closse, que firman un verdadero duelo interpretativo que da por bueno el tiempo invertido en ve rla película. Los secundarios también cumplen y el oficio de Ron Howard hacen que la película se vea con momentos de agrado y otros algo empañados por el exceso de melodrama y de situaciones empalagosas que, no obstante, no consiguen arruinar la película.
Quién sabe si estas dos actrices consiguen alguna nominación por sus interpretaciones.
Esta película dramática narra la historia de J.D. Vance, un estudiante de derecho en Yale que está a punto de conseguir el trabajo de sus sueños. Sin embargo, una crisis familiar le obligará a regresar a su hogar y lidiar con su disfuncional familia Apalache, embarcándose en un recorrido emocional bastante complejo a través de su madre Bev y su abuela Mamaw.
Hasta donde la novela trata de profundizar en su retrato en las comunidades rurales del sur y el oeste de Estados Unidos, su adaptación cinematográfica no parece buscar la misma narración. La película se vuelve bastante repetitiva, con una trama intranscendental, unos diálogos plagados de clichés y la interpretación forzada y sobreactuada, a veces paródica, de Amy Adams. Llega a ser abrumador ver la conducta abusiva de la que es víctima J.D., por parte de su madre, mediante flashbacks que tienen poco trasfondo.
Hillbilly, una elegía rural se sostiene gracias a la interpretación de Glenn Close, que consigue mantener el equilibrio en este rol tan complejo. Su interpretación como Bonnie Mamaw Vance resulta emotiva y honesta, encarnando a una mujer agotada de la falta de sensatez y responsabilidad en su familia. Las actuaciones del resto del elenco no merece tal reconocimiento. Gabriel Basso ofrece una actuación plana y Haley Bennett, correcta.
El mayor fallo de esta película es la falta de contexto de esa América Rural, que serviría para poder empatizar con el drama familiar que transcurre. Esto propicia una falta de entendimiento y empatía hacia los personajes que, sumado al histrionismo melodramático que se muestra constantemente, dota a la película de una palpable mediocridad.
Ron Howard. El director para todo. El comodín de Hollywood por antonomasia. ¿Que quieres hacer una peli de fantasía? Llama a Ron Howard. ¿Que tu estudio tiene problemas con la nueva entrega de Star Wars y necesitas a alguien que termine el trabajo? Llama a Ron Howard. ¿Que quieres hacer el drama más academicista del mundo para competir en la temporada de premios? Llama a Ron Howard. Ron Howard es una garantía. Puedes estar tranquilo. Ron Howard se encargará de hacer el trabajo. Lo más probable es que el resultado sea medianamente aceptable, muy poco memorable, algo simplón, y esté totalmente desprovisto de personalidad, pero oye, la película estará hecha. Ron Howard no te dará problemas. Y oye, bien por él. Claramente Hollywood necesita a alguien así, de lo contrario no llevaría más de cuarenta años detrás de las cámaras. Y este año tenemos su nuevo remiendo, el dramón Hillbilly elegy, una película que seguramente esperaba llevarse unas cuantas nominaciones al Oscar, pero me da a mí la sensación de que no les va a salir bien la jugada.
Hillbilly es un melodrama familiar basado en hechos reales que nos cuenta la relación entre J.D., su abuela y su madre drogadicta, y para ello se vale de dos líneas temporales diferentes, una situada a finales de los 90, cuando J.D. es adolescente, y la otra, alrededor de quince años después, con él en la universidad. El constante salto entre ambas líneas temporales no parece responder a ningún propósito narrativo, y a la historia le falta algo de fluidez en este aspecto. Aún más grave es la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes, que a menudo lanzan líneas de diálogo bastante efectistas y arbitrarias, con más intención de forzar el drama y el conflicto que de crear complejidad real. El resultado es superficial, convirtiendo a la familia de J.D. en un conjunto de estereotipos sureños que no favorecen para nada la implicación emocional. Hay temas interesantes, aunque no demasiado innovadores, que se podrían haber explotado de alguna forma, pero la guionista no parece demasiado interesada en centrarse en ninguno. Sí que me gusta el contraste entre la paz que transmite Freida Pinto (qué de tiempo hacía que no veía a esta mujer) y el estrés de la familia. Aunque tal vez lo que me guste sea que aparezca Freida Pinto y por fin paren los gritos, pero bueno, enseguida hablamos de eso.
Porque sí, toca comentar las interpretaciones. Bueno, más bien las dos únicas interpretaciones que merece la pena comentar, que son las de Amy Adams y Glenn Close, probablemente las dos actrices más desesperadas por hacerse con un Oscar de todo Hollywood. Adams ha sido nominada seis veces, Close, siete. Y por ahora, ninguna estatuilla. Y claro, un drama de este corte es el lugar perfecto para que ambas vayan a saco. ¿El resultado? Pues no el que me habría gustado, eso desde luego.
No me malinterpretéis, Amy Adams es una actriz excelente, y lo lleva demostrando más de una década, pero qué queréis que os diga, en esta película se me hace insoportable, especialmente en los flashbacks. No sé si es culpa de ella, de las indicaciones del director o del guion en sí, pero me cago en mi vida. A ratos no puedo evitar descojonarme porque su histrionismo me resulta hilarante, pero a menudo acabo poniendo los ojos en blanco ante sus estridencias sobreactuadas. Adams no está interpretando a un personaje, está haciendo una caricatura. Sus gritos, sus gesticulaciones, sus risas, todo es exagerado. Cero humanidad, todo fachada. Es la peor actuación que le he visto nunca, y como consecuencia soy completamente incapaz de conectar con su Beverly en ningún momento. Ocasionalmente, sobre todo en el último tramo, echa el freno y nos obsequia con alguna escena más sutil y más medida, pero ya es demasiado tarde, y ni por asomo compensa el tremendo error de cálculo del que hace gala durante buena parte del metraje.
Glenn Close es otro rollo. Curioso, porque antes de empezar la película era ella la que me esperaba que la cagara, pero no. Close ha sido más lista, y su trabajo es muchísimo más meticuloso. En alguna ocasión se acerca peligrosamente a cruzar a línea y a unirse a Adams, pero casi siempre sabe mantener el equilibrio. Sus pequeños gestos, su manera de moverse, todo ayuda a construir al único personaje moderadamente interesante, a pesar de tener que estar luchando constantemente contra un guion que se empeña en convertirla casi en una parodia. El trabajo de Close, en otras palabras, sí me parece bastante bueno. Del resto del elenco, por desgracia, no hay mucho que decir. Nadie desentona, ni para bien ni para mal. Aparecen y hacen su trabajo, pero ahí se quedan.
Visualmente, nada nuevo en el mundo de Ron Howard. Una fotografía algo ñoña, funcional y bastante impersonal, que se conforma con ser pasable. Abundan las escenas de cámara en mano. La ambientación cumple con su función y es el único recurso visual que ayuda a separar ambas líneas temporales. La banda sonora subraya las emociones, no de forma excesiva, pero tampoco es que se caracterice por su sutileza. La partitura, por desgracia, tiene más bien poco de memorable. Se ve que ni Zimmer tenía mucho interés en el proyecto.
En resumen, Hillbilly elegy es un drama fallido, con muy poca personalidad, que trata sus temas de manera demasiado superficial y sin cuidar el desarrollo de sus personajes. Con algo más de interés visual, de complejidad en el guion y de buen gusto en las interpretaciones, tal vez podría haber sido un buen trabajo, pero lo que nos ha llegado es un producto que, si bien no es un completo desastre, en mi humilde opinión no cumple los mínimos para ser recomendable.
Puntuación: 4,7