High Life
Sinopsis de la película
Espacio profundo. Monte y su hija Willow viven completamente aislados a bordo de una nave espacial. No siempre estuvieron solos: eran parte de un grupo de condenados a muerte que aceptaron conmutar sus sentencias por participar en una misión con destino al agujero negro más cercano a la Tierra.
Detalles de la película
- Titulo Original: High Life
- Año: 2018
- Duración: 110
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Opinión de la crítica
Película
5.5
67 valoraciones en total
Reciclaje, una caja en el espacio, una caja dentro de la caja, Juliette Binoche dentro de una caja dentro de la caja del espacio.
Un puñado de criminales condenados por delitos de distinta gravedad son enviados a adentrarse en el espacio en una misión aparentemente trascendental para la humanidad. ¿Qué puede salir mal?
High Life, el pretencioso intento de Claire Denis de ubicar un drama existencialista en un thriller sexual de ciencia ficción, no convence. Es difícil que una película funcione cuando muestra más ínfulas filosóficas que consideración hacia el espectador.
Los actores hacen cuanto pueden con unos personajes sin mucho interés metidos en una trama que destaca más por las situaciones ridículas y las inconsistencias que por los momentos decentes (sí, también tiene alguno).
Al fin y al cabo, quizá no había mejor sitio para esta película que en la edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges que conmemora los 50 años de 2001: Una odisea del espacio. Puede interpretarse como un tributo al experimento espacial de Kubrick, ya que repite el tono narcótico y la sensación de tomadura de pelo… pero sin aportar ningún recurso interesante ni innovador.
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Claire Denis nos presentó el año pasado una maravilla tan sencilla como certera encabezada por un personaje que, pese a lo antípatico que resultaba, su desnudez y vulnerabilidad llegaban a emocionar de manera impresionante: Un sol interior. Irónicamente, hemos descubierto recientemente en entrevistas que aquel proyecto no era más que una pausa forzaba a la espera de encontrar la financiación para su epopeya espacial High life. La frescura y la transparencia de la anteriormente mencionada se sitúa en las antípodas del nuevo film de la directora, que pese a todo, no deja de resultar una cinta misteriosa de gran interés.
En el futuro se desarrolla un experimento en el que un grupo de reos condenados a muerte son lanzados al espacio para reinsertarse. O al menos esa es la versión oficial, pues los condenados no son conscientes que nunca jamás volverán a la Tierra. High life forma parte de la filmografía de la Denis más arriesgada, la que mezcla temas sociales con pitch imposibles, basados en hechos reales o no -la travesti mataviejas de No tengo sueño, los vampiros clandestinos de Trouble every day- y que es esa Claire Denis que insinúa más que muestra.
La cineasta no se deja intimidar por la space-opera y hace gala de su montaje característico, mezclando el presente con el futuro y el pasado sin seguir una línea temporal clara. Pero antes de lanzarse a analizar el caos, ha de mencionarse el magistral prólogo del film: un astronauta en el espacio exterior repara el fuselaje de una nave cuando oye llorar a un bebé por la radio. Al entrar en la nave, un rectángulo negro en la puerta, simbolizando la inmensidad del universo sirve para lanzar los cadáveres del resto del casting al vacío espacial. Todo ello antes que el título de la película aparezca.
High life es un film que ha provocado sonadas desbandadas a su paso por los festivales. Es una película que cuenta con escenas de violencia y de sexo, pero no mucho más gráficas o impactantes que cualquier película no recomendada a menores. El gran problema al que el público se ha enfrentado es que se trata de una película de ciencia-ficción sin orden cronológico y sin demasiada acción, anclada al estilo personal de una directora más interesada en poner en evidencia la naturaleza humana más que en crear una trama trepidante.
Las películas indies, habitualmente, no tienen grandes pretensiones. Debido a su ajustado presupuesto y a unos guiones que por norma general están más entre lo cotidiano y lo común que entre lo estrafalario y llamativo. Es una de las características que hacen tan llamativo este tipo de cine para muchos, ya que nos aleja de las producciones de gran presupuesto con guiones casi improvisados a las que estamos más que acostumbrados. Pero, hace unos años, surgió una productora llamada A24 que hizo cambiar totalmente el panorama. Todas las producciones de A24, incluso las que sólo están distribuidas por ellos como la que nos ocupa, tienen un empaque visual que es digno de grandes producciones y guiones que se suelen salir de la norma. Hereditary o La bruja son dos de las cintas de terror más alternativas y visualmente impresionantes que han salido en los últimos años. Moonlight quizá no se aleja tanto del prototipo indie, pero ha llegado más lejos de lo que cualquiera esperaba, robándole el Oscar a mejor película a La La Land en los Oscars de 2017. Todo esto lo digo porque High Life no es la típica película de ciencia ficción. Al igual que Ex Machina, bebe mucho de otras obras, pero tiene mucha personalidad y momentos que te dejan con la boca abierta. Un ejemplo más de que todo, o casi todo, lo producido por A24 merece la pena. O al menos merece una oportunidad.
High Life no es una película polémica. En absoluto. Es una película con un ritmo exageradamente pausado. Si buscáis un poco sobre ella veréis que en algunos artículos se mencionan las escapadas por parte del espectador que hubo en varias proyecciones del film. Quizá esperaban algo que la película no les iba a dar bajo ningún concepto. Para resumir, High Life es como meter en una batidora la filosofía y el potencial visual de 2001: Una odisea en el espacio junto con el aspecto paterno filial de Interstellar (el componente con más peso) y un poco de las intenciones en cuanto a mensaje de Mommy. Una mezcla peculiar, que no a todos gusta. La pude ver en el maratón del Auditori que tuvo lugar en el festival de cine fantástico de Sitges de 2018, y había mucho resoplido y quejas por parte de la gran mayoría de la sala. Por lo que tengo entendido, no es común empezar con este estilo de películas en estas maratones, y he de admitir que a mí también me sorprendió/decepcionó. Pero una vez dentro de ella es imposible no sentir cierta simpatía por ella. Es imposible no encontrarle algo bueno. Uno no puede decir al acabar la película que ha perdido el tiempo.
Claire Denis nos da una de cal y una de arena. Su plomizo ritmo hace que sus 120 minutos parezcan muchos más. Su duración tampoco ayuda pues le sobra fácilmente media hora, culpa de ciertas escenas alargadas en exceso y de otras que realmente no aportan nada, intrascendentes, momentos reflexivos que no lo son tanto con la única intención de hacernos pensar que es un film mucho más inteligente de lo que realmente es. Pero cuando entra en juego la mecánica principal de su guion, cuando se explora como se puede sobrevivir pasando meses y meses en una nave espacial, cuando entra en acción el lado más humano… La película gana enteros. Las relaciones entre estos inadaptados sociales y el personaje de Binoche, o directamente entre ellos, son lo que más aporta. Digamos que el lado más humilde, es el que mejor funciona, en parte gracias a un gran trabajo por parte del reparto.
Robert Pattinson, tras la genial Good Time, nos brinda una vez más una actuación llena de matices y con una evolución de personaje fantástica mientras que Juliette Binoche, siendo el único personaje que no está en la nave por no haber delinquido, borda su papel como la villana de la función. El resto, más desconocidos, geniales. Es un tipo de película en la que se pide más credibilidad y naturalidad que destacar, y en todo momento se consigue. Consiguen dar la sensación de que son un grupo que se han adaptado a la situación, pero siguen sin tener confianza entre ellos. En los momentos más excéntricos hay lugar incluso para el humor (los diálogos de algunos personajes son divertidos e inesperados, y ojito con la escena de la fuckbox, uno de los momentos más inquietantes de 2019), y cuando realmente impresiona es cuando la ciencia ficción coge el timón y se mete de lleno en situaciones que uno no espera ver en una película de este calibre. Diré que High Life es la película que tiene la incursión a un agujero negro más bizarra e impresionante que he visto nunca y que sus momentos finales son espectaculares. Su versión del espacio (solitario y deprimente) me gusta, y en su conjunto resulta una ciencia ficción refrescante, muy poco común.
Al fin y al cabo, es un drama sobre la paternidad no buscada, sobre cómo redimirse de lo que has hecho, de cómo una persona es capaz de adaptarse a la fuerza a los cambios que le van llegando… pero con la ciencia ficción como telón de fondo. Se agradece que nos quiera contar la historia haciendo que el espectador piense, sin tratarlo como un idiota, pero desgraciadamente no acaba de funcionar del todo la narración desordenada de los hechos. Los momentos entre Monte y Willow son muy bonitos y una forma nada edulcorada de entender la relación entre un padre y su hija. Denis nos intenta transmitir que, para alguien sin ningún tipo de experiencia ni conocimiento en el cuidado de niños, indiferentemente de estar en el espacio y en una nave con todo tipo de avances y recursos, es como empezar de cero, como volver al tiempo en el que cada nuevo suceso era un descubrimiento y un temor a la vez. Es el punto fuerte de la cinta.
High Life es una película con muchas cosas en contra y otras tantas a favor. No puedo decir que sea una gran película debido a sus graves defectos, pero tampoco puedo decir que sea mala ya que sus aciertos son notorios y la sensación final es satisfactoria, una sensación de no haber visto algo brillante pero sí atípico y especial.
Creo que una de las más encomiables características del buen cine es ser capaces de concebir y eregir un mundo imaginado – ya esté ubicado en el pasado, en el presente o en un futuro incierto – y hacerlo pasar por indiscutible o al menos por veraz y verosímil, en donde se pueden llegar a suspender las reglas y leyes que nos atan a la tediosa realidad que nos envuelve y engulle por doquier. Y quizás sea ésta la mayor virtud de esta cinta francesa rodada en inglés: nos propone una distopia futurista que no por atroz e inhumana deja de tener su molesta credibilidad. No resulta una experiencia ni agradable ni indulgente para con el espectador, pero quizás más por las crueles posibilidades que presagia y no tanto porque lo que vemos sea absurdo o delirante.
Nos enfrentamos con una fábula alejada de la ciencia ficción hollywoodiense, aunque en su tosca y precaria verosimilitud – que nos remite más al feísmo intimista de Alien que a la bullanguera espectacularidad de Star Wars – prime la mugre, el fatalismo y la monotonía sobre la fastuosa megalomanía de los efectos especiales de batallas y mutantes. El individuo puede estar, en apariencia, al mando, pero en verdad es esclavo de una tecnología que lo arrolla y doblega hasta convertirlo en una marioneta quebrada, en una molesta y onerosa cobaya caduca. El pesimismo visceral que impregna las imágenes nos debiera servir de recordatorio que todo ser humano tiene unos derechos que deben ser respetados y salvaguardados, sin que puedan ser menoscabados o atropellados por lo que pueda llegar a decidir una mayoría, por muy democrática que ésta diga ser.
Claire Denis nos propone una desoladora reflexión travestida de pesadilla futurista sobre la deshumanización del presente – aunque en apariencia nos hable del futuro y nos ubique en una cochambrosa nave espacial tan alejada de la tierra como de cualquier paraíso utópico, tan ajena a la compasión como a la misericordia. El hombre es lobo para el hombre y nada mejor que pergeñar un relato que parece reflejarnos lo que podemos llegar a ser cuando en verdad no abandonamos en ningún momento el lodazal terrestre en el que apenas quedan atisbos de esperanza ni mentiras piadosas que contarnos. Vamos encaminados hacia un agujero negro que anulará cualquier promesa de redención.
Por su falta de optimismo y luminosidad, resulta una obra difícil de recomendar, pero abre un sinnúmero de espinosos interrogantes que resuenan, sin respuesta, en el vacío interestelar.
Paso directamente a la crítica con spoilers