¿Hay mujeres así?
Sinopsis de la película
Tras ser abandonada por el hombre que la ilusionó con un futuro respetable, Molly Louvain (Ann Dvorak) cae en las garras de Nicky Grant (Leslie Fenton), un truhán al que se apega para poder sostener a la pequeña hija de un padre cuyo nombre nunca confesará. Entre tanto, Jimmy Cook (Richard Cromwell), un decente botones que la ama sinceramente, es leal y constante con ella, pero, Molly se convertirá en personaje de primera plana y el reportero Scotty Cornell (Lee Tracy), irrumpirá en su vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Strange Love of Molly Louvain
- Año: 1932
- Duración: 73
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Opinión de la crítica
Película
5.7
47 valoraciones en total
Hay destinos que parecieran signados por una eterna sombra, y por más que se esfuercen, la luz no consigue vislumbrarse a la distancia como si una deuda muy grande se llevara a cuestas. Sólo encuentro dos formas de explicar de explicar estos lamentables casos: El primero, es la Ley de Karma que sostiene que, en el universo todas las deudas deben de pagarse y para ella se aplica la justicia del bumerán (lo que emites, regresa). Después, es esa dura escuela de la vida, a la que podemos vernos abocados para poder acrisolarnos y estar habilitados para asumir el proyecto de vida que se tiene para nosotros, porque, sólo el que lo ha vivido puede comprenderlo a cabalidad. Con mayor frecuencia, me sumo a esta última causal, sobre todo, cuando pienso en los cincelazos que ha de recibir el diamante antes de convertirse en una piedra preciosa o los años que la semilla del bambú japonés debe permanecer bajo tierra antes de brotar con toda su imponencia.
Molly Louvain, también parece nacida para la preparatoria del dolor. Abandonada desde niña por su madre, el primer hombre del que se enamora también la abandona rompiendo sus promesas, y desde entonces, muchos la pretenderán, pero, en su camino la desgracia tiene cada día un lugar privilegiado.
Todo comienza como un sentido drama, con un guion de Erwin Gelsey y Brown Holmes, quienes adaptan la obra Tinsel Girl (Chica de Oropel) que, Maurine Dallas Watkins ( Chicago , Roxie Hart …), publicara en 1932. Oropel sería esa baratija que aparenta valer mucho, y es así como algunos piensan de la bella Molly, esa muchacha que va de tumbo en tumbo sin poder encontrar su verdadero destino ni a un hombre de verdad.
Quizás, si nos preguntáramos: ¿Qué quiere la vida de mi?, y dejáramos de insistir en lo que nosotros queremos de la vida, es posible que nos llegaran respuestas para poder orientar con exactitud nuestro destino. Porque, más que tomar, la vida es sobre todo dar… ¡jamás se recibe nada que uno no haya dado primero!, y si lo tomas a la fuerza, lo perderás muy pronto ¡y con muchísimo dolor!
Haciendo una ligera remembranza de su filmografía -porque ninguna otra me ha interesado seguir tanto como la suya- caigo en la apreciación de que, en los años 20 y 30 sobre todo, Michael Curtiz mantuvo el más alto interés por las historias de mujeres y casi todas ellas en dramas de gran significado: Horas de angustia, La muñeca de París, El Coche N°13… Cuatro hijas, Cuatro esposas, Hijas valerosas… y entre aquellas y éstas, igual surgió, ¿HAY MUJERES ASI?, pregunta que, como también sugiere el original, The strange love of Molly Louvain, muestra cierta inconformidad con la elección que, al final, tomará la atribulada muchacha.
Con la libertad que ofrecían los tiempos del pre-code, Curtiz se servirá de muy sensuales planos de su guapa protagonista Ann Dvorak, habrá algunos besos nada recatados, diálogos muy frescos y liberales… y aprovechando el éxito que recién tuvo la película de Lewis Milestone, The Front Page (1931), al entrar en escena Lee Tracy, como el reportero Scotty Cornell, la historia se transforma en una fresca sátira en este mismo estilo y el drama evoluciona, entonces, hacia una suerte de comedia negra, donde todo apuntará a mostrar la insensibilidad y el oportunismo que tanto empaña al periodismo como a la institución policial.
Pesan algunas frases que resuenan en el drama: ¡Un día te haré un daño terrible! … Dentro de diez años me agradecerás este favor… Y al final, queda el presupuestado interrogante: ¿Tomó Molly la decisión correcta? ¡Yo creo que sí, porque la eternidad sin plenitud ningún sentido tiene!…