Hawaii
Sinopsis de la película
Al terminar sus estudios en un seminario de Yale, el príncipe hawaiano Keoki decide llevar la palabra de Dios a su isla. Entre sus seguidores está Abner Hale, el problema es que Abner es soltero y los misioneros deben estar casados. El asunto se soluciona cuando el pastor Thorn lo casa con su sobrina, a pesar de que ella está enamorada de un marinero que la perseguirá de puerto en puerto hasta llegar a Hawai.
Detalles de la película
- Titulo Original: Hawaii
- Año: 1966
- Duración: 171
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Opinión de la crítica
Película
6.3
31 valoraciones en total
Un misionero (del latín missio: enviar) es una persona encargada de llevar el evangelio (de palabra y obra) a alguna comunidad que le desconoce. Muy probablemente, aquella comunidad tiene sus propias creencias y reglas morales, pero, la organización religiosa que envía al misionero, cree que será su evangelio el que podrá civilizarlos. Las misiones han servido para todo: Para ganar adeptos, para aumentar los ingresos económicos, para pacificar y aumentar el grado de sumisión de los habitantes de un territorio o país en el que se tienen intereses colonizadores (estos casos es fácil identificarlos porque una de las reglas en que más se insistirá es la no participación en política)… y en algunos casos, se ha logrado modificar hábitos y costumbres realmente degradantes (sacrificio de niños nacidos enfermos, ablación, embarazo de menores de edad…).
Como misioneros, a las comunidades evangelizadas han llegado toda suerte de individuos: Desde el hombre de mente abierta que, con un Dios de amor en su corazón y con fe profunda y humilde, vive consagrado a servir al mejor ser y estar de la comunidad a la que ha sido asignado… Pasando por el pastor arrogante que, con un dios colérico y vengador en su turbado pensamiento, sin tolerancia alguna rompe con todo lo establecido e impone sus reglas porque, la única verdad es lo que dice la Biblia, y nada más está permitido. Estos, valoran a sus adeptos al considerarlos un triunfo personal, pero subestiman y odian a los pobladores en general, pues les consideran decididamente inferiores. Tienen bastante religión para lucir frecuentemente resentidos, pero muy escasa para prodigar bondad.
Al Hawaii de comienzos del siglo XIX, donde el incesto no es pecado, donde las chicas se pasean torcidesnudas y desnudas nadan hasta los barcos para acoger a las tripulaciones que les traen regalos (pago por sus cuerpos), donde acostarse con quien te gusta sin haber pasado por una iglesia es legítimo y corriente, y otros pecadillos… también ha llegado el pastor de turno, el reverendo Abner Hale, un hombre al que no hemos descrito todavía, porque es mejor conocerlo para que se comprenda como, Dios y el diablo, pueden vivir juntos en un mismo cuerpo.
Con algo de exceso, pero en general con mucho equilibrio narrativo y con esa admirable capacidad de mostrar hechos sin condenar a nadie, el director George Roy Hill, ha logrado dejar muy bien plasmado un alegato contra el fanatismo, el dogmatismo, el oscurantismo y otros ismos provenientes de ciertas organizaciones religiosas. Fortalezas y debilidades, aciertos y desaciertos, logros y fracasos, son puestos en su justo equilibrio sobre un acervo de muy bellas imágenes, y una sociedad que se balancea entre el bien y el mal, logrando preservarse mágicamente viva, será reflejada con enorme altura, quedando ese completamente libre y valioso momento, en que sea el espectador quien determine lo que ha sentido.
Un guión muy sobrio y debidamente aderezado con drama, comedia y aventura, es el que han logrado Dalton Trumbo y Daniel Taradash, partiendo de la novela homónima que James A. Michener (1907-1987), publicara en 1959, justo el año en el que, los Estados Unidos de Norteamérica, anexionaran a Hawaii como su estado número 50, al tiempo que perdían a Cuba como su isla vacacional.
Impecable actuación la que nos ofrece ese gran actor sueco llamado Max von Sydow, logrando un personaje fuerte y de tan variados matices, que no resulta fácil encajonarlo. Junto a él, la siempre adorable Julie Andrews, demostrando fidelidad y carácter a partes iguales, en un rol que enaltece a la mujer y le da un lugar activo en la relación de pareja. También para recordar: Jocelyn LaGarde, quien representa a la Ali’i Nui (Reina o Madre) Malama Kamehameha, con sumo encanto y con un carácter inolvidable. Y muchos otros personajes sin duda se recordarán: Keoki (Manu Tupou), Kelolo (Ted Nobriga), Iliki (Lokelani S. Chicarell), Rafer (Richard Harris)…
Si consigues entrar un poco en el alma de sus protagonistas, HAWAII no te dejará indiferente.
Se trata de una película que ya ejerció cierta fascinación sobre mí desde pequeña, cuando un domingo de Resurrección se estrenó en mi ciudad. Los que tengan cierta edad recordarán como era la Semana Santa de aquellos tiempos e imaginarán facilmente a una niña conmocionada por la severidad del Viernes Santo, contemplando los carteles que anunciaban los estrenos inminentes. Lógicamente, mis padres jamás me llevarían a verla pese a mi pasión infantil por el universo hawaiano…. Fue en 1974 cuando llegué a conocerla por TV …. y no fue hasta el año pasado ( precisamente un Miércoles Santo) cuando logré llegar a revisarla….. y mi fascinación no sólo persistió sino que se hizo más intensa…. qué maravilla de sensibilidad antropológica…. y qué personajes….. irrepetible la Vieja Reina….
Nada más comenzar la película encuentras magníficos planos de los paisajes de Hawai y después los títulos de crédito donde ves los nombres: Julie Andrews, Max von Sydow, Richard Harris… solo ver eso dices esto debe ser impresionante y así es.
Dotada de una duración bastante considerable, la película nos muestra como los calvinistas intentan evangelizar en el famoso archipiélago donde llega Max von Sydow, un pastor de ideas muy cerradas pero con una mujer que le supera totalmente y por la que el espectador acaba teniendo un sincero pesar.
Argumento aparte la película es fantástica. Muestra de manera muy interesante la cultura de la zona y la situación histórica del archipiélago, todo bien regado por una fabulosa banda sonora y un reparto maravilloso donde Julie Andrews sigue siendo la cándida mujer de otras películas, aunque resignada con su detino. No es Mary Poppins ni la María de Sonrisas y lágrimas, pero sigue teniendo el carácter de afrontar el destin con una sonrisa, aunque el pasado vuelva a visitarla.
Gran papel el que tienen también los propios indígenas quienes, en el fondo, son los protagonistas de la película ya que el pastor y señora viven en una sociedad bien mostrada en el film, con creencias en dioses antiguos, curiosas formas de vida y el descubrimiento de nuevas enfermedades traidas por el hombre blanco , además del comercio y las extracciones de materias primeras.
Y todo esto dentro del gran drama humano que supone dejar tu casa y tu vida para dedicarte a los demás en otras tierras, creyendo que haces el bien e intentando ayudarles aunque se demuestre que no eres, en el fondo, mejor que ellos.
Hawaii es digna de verse y de meditarse para que nos demos cuenta de que al final todo saldrá bien y aquello que sembraste, de una forma u otra, recogerás.
Los actores están impresionantes, el trabajo de Roy Hill es muy bueno, pero sobre todo destacar el mensaje que transmite. Detrás de la historia de intento de evangelización del pastor (pedazo de actor Max von Sydow) y detrás de la historia del conflicto emocional de su esposa, interpretada por Julie Andrews (absolutamente insuperable en la escena del parto), Hawaii muestra la contraposición de dos mundos, el de los sentimientos y el de la moral.
Una cosa que me encanta es que el diseño de la cartelera no refleja el argumento de la película, sino esta dimensión temática. Así, mientras lo habitual hubiera sido dar importancia al pastor y su mujer, ya que son los protagonistas de la historia, la imagen coloca en el mismo plano y enfrentados, casi desafiantes, a cuatro personajes, y lo hace así porque son los representantes de esos dos mundos: el pastor (las normas) y su esposa (la responsabilidad), frente al personaje interpretado por Richard Harris (la pasión) y la líder de los nativos (el amor).
Con concesiones que alaban algunos beneficios de cada forma de enfocar la vida, o de cada rasgo de la personalidad, la historia se decanta por una de ellas a veces de forma psicológicamente muy inquietante, mostrando las terribles consecuencias de llevar la otra hasta el extremo. La narración tiene ese punto de divagación de las adaptaciones de novelas al cine, pero hay que quitarse el sombrero porque Roy Hill supo captar y transmitir muy bien su esencia. Se agradecen además algunos saltos argumentales que parecen un poco drásticos, pero que ayudan a que una película tan larga nunca pierda interés.
Gran película magnificamente dirigida por George Roy Hill, que nos traslada a Hawaii con una historía donde el principal tema es la religión y los excesos en su interpretación y vivencia. Es un film para reflexionar ampliamente, y cuyas reflexiones pueden aplicarse en muchos aspectos a la vida presente, y en especial al cristianismo de todas las épocas.
Estupenda fotografía en Cinemascope con muy buenos exteriores. La interpretación de Max Von Sydow es muy notable, seguida por Richard Harris en un papel muy ajustado. El protagonismo de Julie Andrews es correcto, pero muy bien podía haber sido interpretado por otra actriz menos encasillada en los musicales, precisamente en aquellos años en que se rodaron junto a esta producción.
Un film no demasiado conocido, pero que merece verse por todo buen aficionado al cine y que le guste profundizar en temas religiosos e históricos.