Hasta el fin del mundo
Sinopsis de la película
Año 1999. Mientras conduce, una mujer (Dommartin) choca con el coche de unos delincuentes que acaban de atracar un banco y que la obligan a colaborar con ellos en el traslado del dinero a un lugar de París. En el trayecto, conoce a Sam (Hurt), un fugitivo perseguido por la CIA, que le explica que los delitos que le imputan son falsos y que lo que en realidad quieren es arrebatarle un invento de su padre que permite revisar los sueños.
Detalles de la película
- Titulo Original: Until the End of the World (Bis ans Ende der Welt)
- Año: 1991
- Duración: 179
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Opinión de la crítica
Película
5.9
94 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adelle Lutz
- Allen Garfield
- Amalia Rodrigues
- Chick Ortega
- Chishu Ryu
- Christine Oesterlein
- David Gulpilil
- Diogo Dória
- Eddy Mitchell
- Elena Prudnikova
- Enzo Turrin
- Ernie Dingo
- Jean-Charles Dumay
- Jeanne Moreau
- Jinzhan Zhang
- Justine Saunders
- Kylie Belling
- Lois Chiles
- Max von Sydow
- Rhoda Roberts
- Rüdiger Vogler
- Sam Neill
- Solveig Dommartin
- Susan Leith
- William Hurt
Una de mis películas preferidas y, aun así, la mayoría de las veces la he visto como si fuera una serie de fin de semana que echan por la tele: en dos partes. Buena para empezar a descubrir a Wim Wenders, quizá junto con El Amigo Americano o con París, Texas .
Pero ésta es una road movie un tanto especial, que salta por paises y culturas tanto por carreteras secundarias como por autopistas del Japón, Europa o Australia. Por ella, se entrecruzan unos protagonistas que duermen en love-hotel asíaticos o en hostales de carretera y que, en su huida, nos parecen invitar al desastre: el del fin del mundo con el que a veces hemos fantaseado que nos conducirá el desarrollo tecnológico.
Una historia posible, es decir, de ficción, que imagina en 1989 – cuando se ideó la peli- como sería el futuro en el inminente cambio de milenio (y nosotros sabemos que no es muy distinto a las últimas décadas del XX). El argumento, un descubrimiento científico que puede cambiar el mundo y que no interesa a los poderosos.
De lo mejor, la banda sonora y la psicología creíble de cada personaje ya sea principal o secundario.
Yo os la recomiendo. Si os la tomáis con calma pienso que no os decepcionará su desarrollo.
Primer contacto con el cine de Win Wenders y espero que no el último, aunque esta extensa y surrealista obra me ha dejado un poco desconcertado.
He visto la versión de cuatro horas y media, en la que se distinguen tres partes diferenciadas y el mismo director así delimita también la película. En realidad, es como una especie de viaje iniciático de los protagonistas, los cuales hacen causa común ante un misterioso invento que parece ser capaz de controlar los propios sueños.
El filme va pasando por diversos escenarios como si de una guía de viaje se tratara, en los cuales los personajes van y vienen en unas relaciones tan extrañas e impersonales como lo es el mismo sentido de la película, una obra surrealista y monocorde de estupenda fotografía y de incierto objetivo. De ritmo lento, se permite intentar calar mediante imágenes esnobistas y con diálogos flojos de unos personajes tan simples como planos.
Todo viaje es una aventura y en todo país siempre hay algo con lo que uno se siente identificado. Así pues, parece que Wenders plasma su idea de lo bello y exótico en cada localización donde hace viajar a los personajes, mostrándonos unas escenas tan dispares como los de la lluviosa Tokio o los rojizos atardeceres australianos.
Una vez acabada la película, se queda ese sabor especial de haber disfrutado de una obra única que ha despertado varios resortes en el cerebro sin saber exactamente por qué. Hay veces que es mejor no entender una película sino sentirla y dejar que intente llenarte de algún modo, tal como pasa con directores como David Lynch. Pero Wenders no es Lynch, más que le pese, y su Hasta el fin del mundo tiene buen fondo pero intenciones demasiado ambiguas.
De todas formas, Wenders ha logrado despertar mi curiosidad, aunque sólo sea por ver algo diferente.
Wim Wenders alarga finalmente esta especie de trilogía viajera hasta las cuatro horas y media de duración. El film no se hace tan pesado como cabríamos imaginar ante lo larguísimo de su metraje, aun así recomiendo su visionado por partes (incluso el propio Wenders diferencia tres partes dentro del mismo). En cuanto al film simplemente entretiene (al menos en plan turístico) viendo como los protagonistas recorren el mundo, pasando por distintas ciudades de Europa, para pasar a Asia y acabar su periplo en el bello y cautivador outback australiano. La trama no da mucho de si y los personajes son bastante simplones.
No es justa esta crítica porque no he podido acabar de verla. Es lo que tiene Wim Wenders, o te ofrece una joya como El cielo sobre Berlín (con fallida secuela) y la inolvidable París-Texas, o te sale con este… bodrio, que parece de clase B (si es intencional que me cuelguen) de estética retro en plan posmodernita, de las que estoy hasta el cuello de ver, que me gustaban cuando era snob, y que ahora me repatean. De veras, que estoy cabreada. Me la habían vendido como ótra propuesta interesantisísisisisima de Win Wnders, y he aguantado todo lo que he podido… soy de cine lento, pero con fundamento. Y esta historieta de la tía que escapa con el tío en plan película de ladrones detrás de un aparatejo que ni ellos saben para qué sirve, me ha parecido tan aburrida, tan sin interés, tan presuntuosa, que no he podido con ella. Otro bodrio al estilo de Tocando las puertas del cielo.
Lo peor: la tía, insoportable con esas piernas regordetas y esa estatura de retacón yendo de femme fatale ingenuota.
Lo mejor: el vestido que lleva puesto al inicio de la peli.
Wim Wenders dirigió en 1991 esta insólita producción alemana de corte futurista, una película extraña y filosófica plagada de personajes e ideas complejas que convierten la cinta en una experiencia cinéfila excepcional. La trama es chocante, con el viaje como eje argumental. El director alemán juega con los pensamientos y temores de los seres humanos, sus motivaciones y adicciones. Resulta sugestiva la idea de devolver la vista a un ciego a través de los sueños… metáforas caóticas que esbozan pinceladas psicodélicas y terminan por convertir la película en un absurdo que, sin embargo, fascina. Un gran reparto, con un Sam Neill soprendente, una emocionante Solveig Dommartin y un incontestable William Hurt, de nuevo, prodigioso. Pero, ojo, no se trata de una típica película americana de ciencia ficción… El director’s cut, dura más de 4 horas… (¿chaladura o genialidad de Wenders? Nunca se sabe).