Half Nelson
Sinopsis de la película
Dan Dunne (Ryan Gosling), un profesor de un conflictivo instituto de Brooklyn, es adicto a las drogas. Cuando Drey, una problemática estudiante, descubre su secreto, nace entre ambos una insólita amistad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Half Nelson
- Año: 2006
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6.4
20 valoraciones en total
Vaya, tenemos novedades! Por una vez los díscolos y drogadictos no son los niños sino el profesor, y por una vez la redención no viene de la mano del docente blanco de clase media sino de una alumna negra de familia desestructurada. No está mal.
Y es una pena porque de una gran idea y de unos personajes tan interesantes podría haberse conseguido algo más coherente y menos disperso. Es el guión el que falla porque no termina de definir a ninguno de los protagonistas. No se entienden muy bien sus reacciones ni el por qué de las relaciones que entablan. Se insinúa levemente un matiz erótico en la historia entre el profesor y la alumna, un cierto enamoramiento mutuo, pero se deja totalmente en el aire, como si algo tan políticamente incorrecto no pegara en el contexto.
Sin embargo he hecho un gran descubrimiento: Ryan Gosling. Impresionantes el carisma y la vulnerabilidad que imprime al personaje del yonki. Con profes como ése es fácil enamorarse.
No llega al aprobado por lo desmadejado e incoherente del guión pero es una historia interesante, aunque muy desaprovechada. Eso sí, a Gosling merece la pena verlo.
La verdad es que si por algo hay que ver esta película es por el gran papel que realiza Ryan Gosling, hasta el día de hoy creo que el mejor de su carrera, muy por encima de, por ejemplo, su otro gran papel conocido en El Diario de Noa. Borda su actuación recalcando sus dotes dramáticas en los momentos que se precisan y otorgando a su personaje una originalidad y una manera de actuar tan personal que resalta por encima de cualquier otro aspecto de la película. Ésta en sí no aporta mucho, una historia sencilla que intenta ser complicada en la relación que se establece entre los tres personajes principales pero que se queda en simplemente una profundización en el personaje de Ryan Gosling, Dan. Por esta razón llega a hacerse un poco larga y durante momentos parece que no avanza, que se queda anclada.
El cuanto al guión, fotografía, diálogos y dirección se quedan muy por debajo de lo que, insisto, una gran actuación de Ryan Gosling.
Él es blanco. Ella es negra.
Él es profesor. Ella su alumna.
Él es drogadicto. Ella no se droga, pero se le da muy bien cortar coca.
Ambos tienen un ‘amigo’ en común: El camello del barrio.
Ambos están solos: Perdidos en la vida.
Ambos ‘conectan’: Ella conoce su secreto.
El tema no es nuevo, pero sí la forma de tratarlo desde la envoltura del cine independiente rozando el documental.
Todo resulta creíble. Los actores pasan a ser personajes: Personas al otro lado de la pantalla.
Ryan Fleck al parecer había realizado un corto similar dos años antes (Gowanus, Brooklyn) pero no podría imaginar que Ryan Gosling y Shareeka Epps estarían tan inspirados: Ser tan humanos y que el primero fuese candidato al Oscar.
Y que una historia de los opuestos, como la que retratan los alumnos cuando toman la palabra en clase de historia, se convirtiese en una señal de único sentido: Escapar de la condena impuesta por la vida mediante el libre albedrío si se lo permite su ‘media naranja’.
Half Nelson habla de derechos sociales tomando la memoria y la historia como referencia, pero narra al mismo tiempo los derechos de elegir una vía de escape de sus protagonistas, de encontrarse a sí mismos.
Una de las películas más sinceras y creíbles del 2006 y que no tiene un Oso o una Palma de Oro porque no es europea, aunque los Independent Spirit Awards no opinen lo mismo.
Lo primero que uno piensa cuando ve los primeros 25 minutos de Half Nelson es que suena a chiste malo que la academia premiara al sobre actuado Forest Whitaker y no al convincente, brillante, melancólico, decadente y triste Ryan Gosling. A partir de ahí uno ya no tiene mucho tiempo para pensar en cosas tan banales, porque el filme de Fleck te atrapa, te coge las entrañas, y lo que es peor aún: te identifica irremediablemente con el personaje de Gosling, ese profesor adicto al crack autodestructivo, que a la vez que pide auxilio a gritos rechaza cualquier tipo de ayuda, que se destruye poco a poco cada día sencillamente porque es incapaz de construir su vida. Esta película te hace pensar en la soledad con mayúsculas, en la destrucción sin más, en la decadencia del ser humano. Por si fueran pocos todos estes sentimientos y emociones, Fleck construye con excelente pulso narrativo la historia de la magnífica Shareeka Epps, inserta profundas reflexiones históricas sobre los derechos civiles y se atreve a robarle la carcajada al espectador por medio de chistes malos. Punto y a parte merece la excelente escena de la cena familiar donde descubrimos a unos padres más perdidos incluso que el propio hijo y que siguen anclados en tiempos mejores.
Half Nelson consigue sortear todas las convenciones del subgénero, amén de la perniciosa estética MTV.
En esta ocasión, no es el alumno el que necesita un cicerone que le sirva de faro, sino el propio profesor el que gravita sobre una especie de limbo existencial. Dan, como bien indica el título de la película, es medio Nelson, la figura de lo que podría ser el nuevo drogadicto, ciudadano inserto en el sistema que, aun siendo consciente de su estancamiento, prefiere ocultar sus miserias y derrotas en una intimidad complaciente, nostálgica y autodestructiva. Lo personal y lo profesional van de la mano, como su teoría de los contrarios. Entre la resaca y la lucidez, la derrota y la esperanza, el pasado (la mujer de su vida) y el futuro (un libro que parece que nunca acaba de arrancar), Nelson (y su pupila) guardan una relación muy estrecha con los personajes de John Huston (el plano final es un homenaje a Fat City, 1972), seres derrotados (de antemano) que a ojos del director ni mucho menos son perdedores. Adiós a los profesores de redichas conductas morales y didácticas fastuosas, bienvenido al único y más pragmático de los aprendizajes: la transparencia vital de la supervivencia. Ryan Gosling, nominado al Oscar por este papel, lleva a cabo una interpretación cargada de matices y apuntala su carrera tras sus notables demostraciones de actor de raza en El creyente (2001) y El diario de Noa (2004).
Fleck deja respirar a sus personajes, y como el cine de Cassavetes, apoyado en balanceados y difuminados primeros planos, los acompaña sin premeditación en sus imprevisibles y erráticos desplazamientos. La cámara transmite la angustia física de su privacidad, de sus indecisiones, superándose así la realidad misma en un acercamiento convincente por su simulación. Interactúa con nuestros hábitos a la hora de mirar gracias a una realización intemporal, de humor auto-paródico, que no se repite y que revela las fracturas de unos límites promiscuos e impudorosos, con planos de pasmosa concisión, con la audacia y la espontaneidad propias de un cineasta que quisiera saltarse las reglas. Como la sombra de un francotirador, su aislamiento sobrevuela lo underground, la contra-cultura. En una inversión emocional y material poco corriente, sin concesiones superficiales o comerciales, es su sabia mezcla de delicadeza y manipulación mistificadora lo que acaba aportando afecto, ternura y calidad humana a su película. La adhesión y lealtad a sus convicciones le convierten en un captador de instantes (atención a la escena del baño). Dibuja a su protagonista partiendo del caos, el misterio y la confusión para llegar a la luz, y sin justificaciones, explicaciones o retóricas psicológicas, lo capta en lo que tiene de más inmediato y bruto, en lo que tiene de enigmático. Desarrollada en una zona crepuscular e incierta, como la penumbra de sus planos, Half Nelson es un desordenado e imprevisible descubrimiento de cine independiente que merece toda mi empatía.