Háblame de la lluvia
Sinopsis de la película
Agathe Villanova (Agnes Jaoui), una feminista militante que se ha metido en política, regresa durante 10 días a su pueblo natal, en el sur de Francia, para tomarse un breve descanso y, de paso, ayudar a su hermana Florence a gestionar los asuntos de su madre, fallecida un año antes. En el pueblo, Karim (Jamel Debbouze) y su amigo Michel Ronsard (Jean-Pierre Bacri) deciden realizar un documental sobre Agathe, que formaría parte de una serie de documentales sobre las mujeres de cáracter.
Detalles de la película
- Titulo Original: Parlez-moi de la pluie
- Año: 2008
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.6
100 valoraciones en total
Agnès Jaoui continúa por la senda de ir destripando el alma humana mostrando a unos personajes de carne y hueso. La directora, que junto su pareja (Jean-Pierre Bacri) escribe el guión, vuelve a construir unos personajes cargados de miedos, esperanzas y sacrificios.
Agathe Villanova (Agnès Jaoui) regresa al pueblo donde nació, un año después de la muerte de su madre. Allí, le espera su hermana Florence (Pascale Arbillot) para arreglar las pertenencias de su madre. A partir de este punto, Jaoui va tejiendo unas subtramas que afectan a la vida de un puñado de personas de dudosa moral e imperfecta vida. Personas que son muy tangibles porque acaban siendo el espectador mismo.
Los personajes comienzan a evolucionar a través de tensiones y disputas, buscando una salida a la situación actual que los atrapa. Así, la escritora feminista (Agathe) empieza a dudar de lo que realmente quiere y su hermana se debate entre el amor (del amante) y la seguridad (del marido) (1).
La banda sonora está a la altura de lo que esperamos de un trabajo de Jaoui: perfecta. Acompaña a la imagen de manera ejemplar, mostrándonos los estados de ánimo de cada uno de los personajes y cada una de las situaciones. Jazz (Nina Simone), pasodobles (Fanfare de Santiago de Cuba), clásica (Vivaldi, Schubert,…) o chançon (Brassen) que van mezclándose para nuestro deleite. El propio título de la película (era una canción de Brassen que finalmente quedó descartada de su banda sonora) es usada como metáfora para hablar de los personajes, de sus estados de ánimo y de esos trenes que pasan por la vida mientras quedamos vacilantes.
Justo después de la tormenta Jaoui crea otra gran escena en la cocina de un agricultor. Escena donde Agathe debe hacer frente a muchos de los problemas que arrastra por la vida. No sé cual debe ser el motivo, pero las escenas en una mesa, me suelen -además de abrir el apetito- encantar. Y los franceses suelen bordar estas escenas.
Aunque la película no es redonda como su opera prima (Para todos los gustos), las excelentes actuaciones y un notable esfuerzo consiguen un producto de mucha calidad y gran entretenimiento, obviando esos fallos de ritmo narrativo (sobre todo por el final que acelera para ir cerrando tramas). Crea así una película que parece de andar por casa, mundana y sencilla pero que habla de dudas trascendentes. Es como la ropa de fiesta, parece trivial, y quizá lo sea, pero buscando en el ropero nunca encontramos lo perfecto para la noche en cuestión. De esas búsquedas nos habla Agnès Jaoui.
Política, arte supremo del engaño más medido, falso becerro sublimado del que no acepta su fracaso, espurio trono del cinismo calibrado en grado sumo, hiperbólico ejercicio de retroalimentación de un tupido y distante mundo, hipócrita relación de un fastuoso rey con su lacayo.
Familia, extraño ungüento, amorfo linimento lenitivo de la tensión de lo cotidiano, cuarto oscuro en el que ocultar nuestros complejos más odiados, benéfico lugar sacro en el que aliviar nuestras frustraciones diarias, perdido islote en el que descansar del último naufragio.
Pareja, vano intento último de dicha, amorfa forma de satisfacer nuestros deseos más egoístas, consciente autoengaño del que no soporta los padecimientos de la soledad más destructiva, falsa estratagema del escapista, refugio íntimo en el que cobijarnos de nuestros más arraigados temores.
Trabajo, eufemismo sublimado, balsámico disolvente en el que macerar todos nuestros fracasos, falso pasatiempo en el que gastar un tiempo ya gastado, artificiosa salida en la que desasirse de la angustia de una vida vacía, ilusorio recreo ante la certeza de un futuro lastrado.
Amor, calmante pasajero con el que satisfacer nuestros instintos más primarios, objeto básico con el que reparar una pulsión que nos impele, costura perentoria que sutura una herida que se abre con la púa de la pasión más desmedida, insubstancial remedo de una vida vivida en blanco y negro.
Felicidad, gris y plomizo cielo, que prontamente se cubre al albur de los primeros e invernales vientos, que suelto se torna sombrío ante los primeras nubes que coligen aguacero, que ágil deviene negro lo que antes era un claro y despejado ensueño.
Vida, fina lluvia que nos cala cuando el paraguas ya no guarda, sino que horadado permea y filtra toda esa punzante agua.
Despues de su excelente opera prima Le goût des autres , Agnes Jaoui no ha vuelto a levantar cabeza. Es de lamentar, ya que se ven en esta directora condiciones interesantes y buen pulso para pintar caracteres y personajes, pero indudablemente sus últimas historias están debiluchas en interés y potencia dramática. Siempre es bueno lo de Jean Pierre Bacri, y correcto lo del resto del elenco -también la actuación de la propia realizadora- pero pareciera que salvo la obra ya nombrada, sus películas se reducen solamente a caracterizar con consistencia y buen gusto, pero sin dar luego vuelo e hilación a una trama interesante. Seguiremos esperando.
Cansina, fría, en ocasiones incoherente, planos buenos y difíciles si estuviesen bien hechos, en fin, excesivos errores técnicos y narrativos que te dejan confuso una vez llegado al desenlace. Una frase característica de un buen crítico amigo mío: No puedo creer que termine de esta manera . La cantidad de cabos sueltos que se dejan en esta película hacen que sea de alguna manera incomprensible y que te des cuenta de que podrías haber hecho otra cosa más útil en esa hora y media. Por otro lado la interpretación me pareció excelente así como los sentimientos expresados, no cabe duda de que se trata de muy buenos actores, se puede captar y entender la personalidad de cada personaje en muy poco tiempo. Para terminar repito que me asombró la calidad de los actores pero añado que no puedo decir lo mismo de la dirección y la producción.
Interesante ejercicio de estilo que utiliza la actriz y directora Agnès Jaoui para excusarnos en una comedia costumbrista y coral con toques agridulces. Cuenta nuevamente con su marido, el agradable y expresivo Jean-Pierre Bacri con quien ya intervinieron en la excelente On Connait La Chanson y Para Todos los Gustos , reseñando sus caracterizaciones sin olvidar Jamel Debbouze, actor apto para todo tipo de comedias (los films de Astérix a Amelié) y que forman un tridente de lo más divertido.
El argumento gira entorno a Agathe, una militante feminista metida de lleno en la política, que se aisla al pueblo que la vió nacer para encontrarse de repente con dos videoaficionados, Karim y Michel, metidos en el proyecto de realizar un documental sobre mujeres emprendedoras. Agatha no solo se verá acosada comicamente por tan torpe pareja sinó que tendrá que soportar a su envidiosa y reprimida hermana Florence que engaña a su marido Stéphane encontrándose en secreto con Michel.
Lo Mejor: el trío protagonista confesando sus errores en una granja.
Lo Peor: que no hay tanta lluvia