Grindhouse (Planet Terror)
Sinopsis de la película
Grindhouse es una película de terror dividida en 2 partes, una dirigida por Tarantino y la otra por Robert Rodríguez, siendo cada una de ellas de algo más de una hora de duración. A su vez ambas están separadas por falsos trailers de películas de terror, creados por los conocidos directores del género Eli Roth, Rob Zombie, Edgar Wright.
Planet Terror , dirigida por Rodríguez, se trata de una película de zombies. Mientras los afectados por un extraño virus se convierten en un ejército de agresores enloquecidos, Cherry, una bailarina de striptease lisiada, y su ex-novio Wray dirigen un espontáneo equipo de guerreros, adentrándose en la noche hacia un destino que dejará millones de afectados, infinidad de muertos y unos cuantos afortunados supervivientes que lucharán por encontrar el último rincón seguro en el mundo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Grindhouse (Planet Terror)
- Año: 2007
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
6.4
57 valoraciones en total
No es engañar a nadie el decir que Robert Rodriguez no es un gran director, y de hecho personalmente suya sólo me convence al 100% la fantástica -e infravalorada- Abierto hasta el Amanecer . Pese a todo, me parece que tiene buenas ideas y que con un material atractivo (Sin City) es capaz de hacer cosas destacables. Un buen ejemplo de ello es esta Planet Terror, segmento de Grindhouse que se emitirá por separado en cines -o directamente en DVD, a saber-, de Death Proof, el de Tarantino. Sea como fuere, un servidor ya la ha visto y confirma esta pequeña cinta de hora y media como una auténtica gozada, un deleite para los sentidos y un entretenimiento de primer nivel.
La historia es horriblemente serie B -esa es la idea de este Grindhouse-, y nos narra como unos soldados contactan con un científico para el intercambio de una especie de gas venenoso que, irónicamente, levanta a los muertos de sus tumbas. Sí, así es. Planet Terror es una cinta de terror con zombies, que cuenta con todos los clichés del género y los potencia al extremo. Tenemos una galería de personajes completamente freak , desde dos gemelas obsesionadas con la destrucción, hasta una gogo con una ametralladora incrustada en el muslo derecho, pasando por el sherrif del condado, sus ayudantes, y el auténtico jefe del cotarro, un protagonista del que no se sabe nada a excepción de que es la leche: Wray (Freddy Rodríguez). Desde John McClane no había visto un tío tan carismático y bestia.
Así, todo se desarrolla de la forma más friki posible. Rodriguez narra la historia como quiere, exagerándola al máximo, dejando escenas que son sencillamente sublimes, como el corte de una escena de sexo con efecto de la película quemándose y la frase falta un rollo , un avance de los protagonistas por un puente -con Wray en una moto de bebé-, Wray entrando al hospital, etc. Es, sencillamente, fantástica. No da demasiado miedo, pero engancha y te mantiene pegado a la pantalla en todo momento. Sin duda, muy por encima de la media y, si bien no alcanza el nivel de joyas como El amanecer de los muertos , esa no es ni mucho menos su intención.
Los efectos especiales son de coña, muy serie B -lo cual se agradece-, la sangre está exageradísima y los añadidos para envejecer la película quedan perfectamente. Lástima que esta Planet Terror vaya a ser considerada bastante inferior a la de Tarantino únicamente por ser de éste -si bien aún no la he visto y quizá sea mejor: aunque lo dudo-. Recomendada a todas luces, entretenidísima, bestia… perversa diversión pura y directa. Además cuenta con un reparto impresionante, lleno de caras conocidas.
Resulta repulsivo que la distribuidora haya partido esta peli en dos, para mayor lucro, destrozando así por completo una original narración, en la que se homenajea a las antaño numerosas salas de doble sesión (cines Texas, América y Condal: como os añoro), y en la que lo que vemos (dos pelis, con sus respectivos cortes para restarles duración, anuncios de restaurantes de la zona, y trailers de otras pelis tan de serie B como las que se proyectan) sea lo que cualquier espectador de aquellas salas veía. De verdad que es muy vergonzoso que por amor a la pela se hayan cargado la verdadera narración: ojalá que se gasten los beneficios en antihemorroideos y laxantes.
En fin, que tristezas vomitivas aparte, y reseñando cada peli por separado (y olvidando que originalmente era como si hubiesen puesto una cámara en la butaca de uno de aquellos cines), decír que este segmento del señor Rodriguez es, sencillamente, bestial.
Las interpretaciones están a la altura de la caspa que destila el argumento (la McGowan sigue estando buenísima, pero continúa siendo un callo horrendo como actríz), los personajes son meros estereotipos de peli mala de los 80, y las fantasmadas, lo incoherente y lo inverosímil, se suceden a ritmo de vértigo.
Pero como se trata de tomarse a cachondeo aquel tipo de producciones, el resultado no puede resultar mejor: violencia a saco, gore cachondo a paletadas, señoras estupendas ligeras de ropa sin que haya motivos para ello, acción a toneladas, y humor negro negrísimo en una escena sí y en otra también.
A destacar que pese a hacer las pelis (la de Tarantino igual) con un estilo ochentero muy conseguido, y estar llenas de rayas y pelos (tal y como se proyectaban en aquellas salas), el uso de móviles y la mención a la guerra de Irak, hacen aún más evidente que todo se trata de una broma de proporciones mayúsculas.
Del todo recomendable por su acción sin límites, su ritmo frenético, los personajes absolutamente lisérgicos, y por su añadido en forma de trailers de pelís infumables (no podría destacar solo uno). Eso si, tomándosela siempre como el bromazo que es y sin buscarle ningún tipo de seriedad.
Eso, y muchas cosas más, será lo que encontrará en la sorprendente y estimulante parte de Grindhouse confabulada por un Rodriguez en plenas facultades… y eso que a mi este tío no me va nada, ni siquiera su Sin city me convenció, en cambio, aquí está desatado, magistral, ágil y, en especial, socarrón, y puede que fuera el giro que necesitaba Rodríguez en su carrera, al que le faltaba ese punto de autoparodia, reirse de si mismo, tomarse las cosas, además de con ese desenfreno que le caracteriza, con un poco más de humor. Y aquí lo logra a grandes rasgos y nos hace disfrutar, nos sirve un entretenimiento tan hábil como palpitante y descomunalmente divertido.
Ya no solo es el descuajeringante arremolinamiento de personajes a cada cual más desquiciante y curioso, ni el reguero de situaciones a las que se ven sometidos hasta unirse todos ellos para combatir la amenaza que se cierne sobre la ciudad e intentar escapar, sino la realización de un Rodriguez que es totalmente electrizante, da pocos segundos de calma y, además, cuando tiene ante sí un momento que podría causar el espeluzne del personal por ñoño, pues corta por lo sano (brutal el instante del polvo).
También da lo que promete: A saber, un homenaje a la serie B más ochentera y desfasada, donde tintes cómicos y constantes guiños a directores de lo más laureados como Romero, entre otros, resultan tan estimulantes como bestiales, puesto que el realizador tejano aprovecha todo el espacio en el que se mueve y lo abarca como nadie, no ofreciendo tregua y dando un resultado al que pocas cosas se le podrían achacar, pues ni sus personajes resultan estúpidos estereotipos cuyas intenciones se vislumbran rápidamente, ni el transcurso es tan blando y fofo como podría haber sido tratándose de una cinta cuyo recorrido podríamos conocer como la palma de nuestra mano, debido al material del que se sustenta.
Un apto y descabellado entretenimiento que, no sólo hará disfrutar a los fans del cine de terror más casposo, sino también a cualquiera que busque unos minutos con los que pasar un rato altamente disfrutable y de un aplomo increible.
Sinceramente, Rodriguez ha creado una de las mejores películas de terror cutre y bizarro de los últimos tiempos, y para que yo diga eso de este director, o debo ir borracho perdido, o la cosa ha estado genial. Creo que va a ser lo segundo en este caso.
(En el spoiler, lo que sacarán los distribuidores de mi bolsillo en esta ocasión)
John Waters en su libro ‘Majareta’ se preguntaba qué había pasado con el talento creativo. Si se encontraba completamente muerto y cómo era posible apartar al público del temido vídeo cuando la única explicación de su popularidad era que la mayoría de los mortales no tenían valor de masturbarse en salas de cine.
Lo escribió en los ochenta desconociendo que el vídeo sería remplazado por tecnologías digitales que lograrían emular parcialmente el cine en la propia casa del espectador, que los cines antiguos del interior de la ciudad, de imperdurable encanto, serían transportados a las afueras en forma de multicines y que las sesiones dobles o continúas desparecerían de la faz de la tierra convirtiendo la exhibición de películas en un parque de atracciones.
Y todo lo anterior se encontraba incluido en el capítulo que dedicaba a William Castle (el Rey de los Trucos) que convirtió las salas americanas de los cincuenta y sesenta en una feria ambulante gracias a la imaginación, frente a los escasos medios, y los gimmicks (trucos promocionales y publicitarios) para vender sus películas.
Grindhouse, bajo la doctrina de exhibir inicialmente juntas las películas, con insertos de trailers imposibles y geniales de películas de serie Z, y su posterior separación para el mercado europeo y reestreno en el americano, ofrece algo que parecía perdido en el panorama actual: cómo vender una idea, una película, no limitarse a vender el producto, como si fuese un refresco, con campañas de marketing radicales y multimillonarias.
Y no hay nada mejor que hacer un homenaje a la doble sesión de las salas de mala muerte y al cine exploitation si los elegidos son Rodríguez y Tarantino. Ambos especialistas en rescatar y mezclar géneros. Es uno de los encantos del proyecto junto a esa imagen sucia y maltratada. O lo que es llevar a las últimas consecuencias lo que previamente había intentado plantear Rob Zombie en La casa de los 1000 cadáveres o Los renegados del diablo.
Planet Terror posiblemente sea la mejor y más completa cinta de Robert Rodríguez, que anteriormente había intentado hacer ‘la película homenaje definitiva’ con diferentes resultados (Abierto hasta el amanecer o The Faculty). Ya sea buscando el lado gamberro o copiando directamente La cosa.
El resultado es un homenaje imposible al cine de Carpenter y Romero, bizarro, gamberro, desenfadado, alocado, friqui, con un catálogo de frases y momentos cachondos y construyendo y entendiendo el género desde un prisma que combina el terror y la comedia como se hacía en los ochenta.
Todo un acierto que el cine fantástico y la Serie B agradecerán al haber encontrado nuevamente una entidad que parecía perdida y le había sido arrebatada.
Cojonuda. Me ha encantado desde el inicio hasta el final. Recrea fielmente las películas de serie B de las salas de cine rancias. El tráiler con el que empieza la peli es muy mítico de aquel cine y muy bueno, el tema gore de la peli exagera como aquellas pelis hechas con poco presupuesto, la suciedad del restaurante del tío de la salsa barbacoa se asimila con los decorados baratos de aquella época.
Si todo esto fuera poco el Rodríguez (tanto como Tarantino con Death Proof) recrean esta cinta de actualidad como si fuera una peli vieja con los efectos del celuloide dañado y como cuando aparece la escena de sexo cortan el metraje (los que ponían la cinta se quedaban con las mejores partes).
Un 9. Ha tenido acción, gore y homenaje a las pelis de serie B.