Gonin Saga
Sinopsis de la película
1995. Un grupo de cinco hombres planea atracar las reservas del clan yakuza Okoshi-gumi y robar 100 millones de yenes. Veinte años después, Hayato y Daisuke, hijos de dos yakuzas, y Keiichi, hijo de un policía que falleció en el asalto, deciden repetir aquella hazaña, esta vez robando un botín de 400 millones. La ex- idol Asami, quien también tiene cuentas pendientes con la misma familia, colaborará con ellos. A su vez, un periodista empieza a investigar el caso que ocurrió veinte años atrás.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gonin sâga
- Año: 2015
- Duración: 129
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En 1.995, cinco hombres desesperados organizaron uno de los robos más audaces que se han visto contra un clan yakuza, cuyo botín ascendía a los 100 millones de yenes.
Nada podía detener la masacre que se avecinaba cuando intervinieron dos asesinos a sueldo para darles caza. Las consecuencias fueron atroces…
Han pasado veinte años desde aquella matanza, la cual ha dejado tras de sí un cúmulo de rencores y tristezas en los familiares de los que estuvieron implicados. Uno de ellos es Hayato, quien contempló junto a su amigo Daisuke cómo los padres de ambos perecieron intentando proteger a su jefe de los enemigos, el joven Keiichi también alberga motivos de resentimiento, pues su padre, un policía que acudía al tiroteo, fue asesinado a quemarropa.
Entre tanto, la ex- idol caída en desgracia Asami tiene cuentas pendientes con Seiji, el sucesor del clan Okoshi-gumi, el mismo en el que trabajaban los padres de Hayato y Daisuke, éste último siguiendo la tradición familiar como conductor y guardaespaldas. Cuatro individuos tan distintos y separados por los años que acabarán uniendo sus fuerzas con un único motivo, la venganza, para ello prepararán un atraco similar al acontecido dos décadas antes en el que se proponen robar 400 millones de yenes. La historia vuelve a repetirse: dos asesinos a sueldo tendrán la misión de atraparles, no obstante…¿cómo acabará la historia en esta ocasión?
Ya lo he dicho unas cuantas veces: por méritos propios, Gonin tiene derecho a figurar como uno de los más grandes (a la par que violentos) thrillers de acción e intriga realizados en tierras asiáticas, además de ser toda una joya dentro del cine de yakuzas y, por ende, la obra maestra absoluta de Takashi Ishii, quien intentó repetir la jugada con una pseudosecuela protagonizada para la ocasión por féminas y bautizada erróneamente Gonin 2 , que nada tenía que ver con la original (la razón de su existencia es todavía un misterio…).
Tras aquella soberbia muestra de talento en una filmografía, sin embargo, de nivel decente y poco más, el cineasta combinó sus trabajos manga con interesantes films como el díptico Black Angel o Freeze Me hasta que decidió retornar a sus orígenes realizando en 2.010 una segunda entrega de la notable A Night in Nude . Quizá fue la nostalgia o el deseo de repetir el gran éxito de antaño, en cualquier caso sufrió el mismo impulso y se puso manos a la obra para resucitar el universo de Gonin con la dignidad que ésta se merecía, obviando por completo aquella estupidez lanzada como secuela.
Una serie de flashbacks explicativos narrados por Hayato nos sitúa en el tiroteo donde los dos últimos supervivientes del quinteto original, Junichi y Kaname (quien reaparecerá más adelante), llegaron para vengarse de los yakuza que acabaron con sus seres queridos, Ishii recuerda a sus valientes protagonistas por unos momentos y nos lleva adelante en el tiempo para que conozcamos a los hijos de los hombres que perecieron, quienes aún tienen muy presentes los hechos. Habrán pasado los años pero para el director el mundo sigue siendo el mismo, un lugar despiadado para el ser humano en el que es inútil cosechar esperanzas y sueños y donde la violencia, la codicia y la corrupción campan a sus anchas.
El drama de los protagonistas y su afán por vengar a sus padres logra enganchar y crear una complicidad desde el principio, además de que caen simpáticos (excepto la repulsiva Asami), y la intriga, muy bien conducida, se desarrolla sin muchas sorpresas, casi idénticamente a la del film de 1.995 (los muchachos cometen el robo, la yakuza contrata a dos asesinos, éstos encuentran con facilidad a los culpables…aunque eso sí, ahora se le da mucho más protagonismo a las mujeres), a poco más de hora y media Ishii se distancia de éste con una inesperada vuelta de tuerca: los matones han sido supuestamente eliminados. ¿Qué sucederá a partir de este momento clave?, todo apunta a que el cuarteto, cual Grupo Salvaje peckinpahniano , se prepara para el sangriento duelo final, donde aún nos aguardarán varios giros sorprendentes.
Ishii también practica la desemejanza con Gonin abandonando la experimental y aberrante estética de aquella por un estilo más directo y realista, apoyado en el drama, la acción y la violencia pura y dura (aunque manteniendo en todo momento su característico sello, dibujando encuadres como en un manga), regresando de forma triunfal al género de gangsters y perdedores de toda la vida. El grupo compuesto por Masahiro Higashide, Tasuku Emoto, el sobreactuadísimo Kenta Kiritani y la insoportable Anna Tsuchiya (cuyo papel, que al parecer carece de conexión con la anterior película, no gustará en absoluto hasta que llegue el final) por supuesto no está a la altura del original, aunque todos brindan unas dignas actuaciones.
También contamos con la buena presencia de Masanobu Ando, Shun Sugata y Teruo Ito, y, para rendir tributo como Dios manda a su obra, Ishii se trae a Jinpachi Nezu, un impagable Naoto Takenaka como el pintoresco asesino Myojin y Koichi Sato en un cameo de lo más curioso, aparte de a Goro Yasukawa para la banda sonora (escucharemos de nuevo el tema principal de Gonin ) y Yasushi Sasakibara para el trabajo de fotografía en el equipo técnico (donde lo único que chirría es esa sangre hecha por medio de efectos digitales, cosa que queda fatal…).
En fin, Gonin Saga no engaña y ofrece lo que promete: un relato en la tradición del hard-boiled y la crook story , descorazonador, sórdido y salvaje repleto de plomo, sangre, moscas, sudor, alcohol y dinero. En él todo está en su sitio y nada le falta.
Vuelta a las raíces en toda regla, cine de yakuzas y ladrones como el de antaño: bruto, nihilista, directo a la yugular. He de reconocer que no tenía muchas esperanzas con este film, pues Gonin ponía altísimo el listón, pero el gran talento de Ishii ha disipado mis dudas.