Gohatto
Sinopsis de la película
Japón, siglo XIX. En el templo Nishi-Honganji, la milicia Shinsengumi está seleccionando nuevos reclutas para convertirlos en guerreros samurais. El comandante Isami Kondo y el teniente Toshizo Hijikata son los encargados de supervisar el proceso de adiestramiento que exige que cada aspirante se enfrenté a Soji Okita, el mejor hombre de la milicia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gohatto (Taboo)
- Año: 1999
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6
99 valoraciones en total
Por desgracia, al desconocer la cultura japonesa en cada uno de sus complejos simbolismos, muchas veces veo películas que me parecen incomprensibles hasta que algún amable otaku tiene a bien explicarme todo lo que no he sabido interpretar en su momento. Es decir, ver cine japonés es una labor ardua, porque equivale a descifrar las claves de un lenguaje totalmente distinto al occidental y la incomprensión de estas claves puede conllevar una evaluación errónea de la película. Esto es algo que podemos ver en películas como ésta.
Bajo las aguas tranquilas de Gohatto se desarrolla una trama sutil sobre el amor, el honor y la muerte en un mundo tan enigmático para el espectador occidental como es el de los samurais. La acción -o falta de ella- se desarrolla en una escuela de samurais en la que profesores y alumnos caen fatalmente hechizados por la belleza enigmática de uno de los aprendices. Se suceden entrenamientos, hay insinuaciones de intrigas y politiqueos varios, pero en el fondo, subyace una clásica historia de amor fou entre el perturbador alumno y uno de los profesores.
Tan lenta como ver crecer las plantas, se necesita tener un ánimo contemplativo para disfrutar sin impaciencia de la hermosísima cadencia de imágenes y susurros que componen el filme.
Película con dos lecturas, una antes de su visionado y otra después del mismo, y es que a priori parte con los elementos necesarios, por trama, actores y demás, para ser algo notable, pero por desgracia, todo ello se lo carga, un desarrollo medianamente tedioso y un director, Oshima, con experiencia pero con unos ideales alejados, de impactar y deslumbrar al espectador.
El guión, tiene gancho, por lo menos a lo que se refiere a la trama central, el problema es que su desarrollo, se va volviendo estéril con el pasar de los minutos, sin acontecimientos que espabilen o impacten al espectador, para acabar de forma tan formal, que en cierta forma, decepciona.
Los actores, nada que reprocharles, realizan su trabajo tal y como deben, cada uno con su personalidad bien definida, con sus cicatrices bien marcadas, aunque tampoco ninguno sobresale del resto, igual el apático afeminado retraído Ryuhei Matsuda, con un papel inexpresivo, pero por muy bien que lo haga, la apatía y la inexpresividad no suele contagiar al espectador, por lo tanto la elección es mala en este caso.
Cabe destacar, como toda película de época, son los exteriores, decorados, música y vestuario, que tienen que ir a la par, en este caso, están correctos, sin llegar a los excesos ni a la mediocridad.
En fin, la película es pasable, aunque todo lo que la rodea es correcto, pero a veces con intenciones no se hacen películas, sino con gracia.
Oshima nos cuenta la historia de un joven samurai de aspecto andrógino que ingresa en la milicia, donde desatará pasiones y celos entre muchos de sus compañeros guerreros. Hasta aquí lo veo bien, lo que no me gusta del guión es el abuso de intentos de distracción. Me explico: llega un momento en el que me marearon con la existencia de tantos sospechosos de los asesinatos, parece que todo el mundo (unos 6 personajes en realidad) habría sido capaz de matar por celos. Tampoco me gustó la forma en que se da pie a tantas conjeturas: para empezar, se nos relatan un par de cuentos/leyendas de forma poco eficaz, llegando a aburrir, la visualización de los pensamientos de Kitano en la parte final también me pareció una modernez seudopoética.
Lo mejor: el aspecto visual y la ambientación de época, los dos samuráis persiguiendo a los intrusos (yo habría preferido que se le hubiera dado más protagonismo a ese trabajo entre policial y militar que desempeñaban los samuráis de Shinsengumi), la resolución final (ver SPOILER).
Uniformes, un flequillo, miradas incómodas, tabú interno, honor, rumores.
La última película que rodó Nagisa Oshima (1932-2013), director de L’Empire des Sens (1976) y Merry Christmas, Mr. Lawrence (1983), profundiza en la homosexualidad en el mundo samurái (un tabú que en otras películas solamente suele aparecer de forma superficial), y lo hace sin buscar la provocación, con respeto y elegancia, pero sin edulcorantes, tratando el tema con una naturalidad poco habitual en el cine.
Gohatto (Taboo) empieza en Kyoto en 1875, cuando los jóvenes Kano Sozaburo y Tashiro Hyozo ingresan en el Shinsengumi (la milicia ciudadana encargada de mantener el orden en las calles y de proteger el sogún). A partir de aquí, las atracciones, los rumores, las envidias…
La mayor parte de la acción transcurre entre las ligeras paredes de las sedes del Shinsengumi, entre conversaciones, miradas y prácticas con espadas de madera. Este es el marco para una interesante historia sobre las relaciones, la pasión, el poder, el deber y la manipulación.
Las intrigas y misiones se desarrollan a ritmo oriental, pausado, sin grandes estridencias, con una tensión sostenida curiosamente agradable (perfectamente acompasada con la música). Solo falla un poco el final de la historia, y no porque la resolución no sea satisfactoria (¡lo es!), sino porque en el último acto Oshima decide jugar con ciertos recursos oníricos y simbólicos que desentonan con el resto del conjunto. Aun así, es una película accesible, no necesitas ser un experto en cultura japonesa para seguir lo que te cuenta, y el narrador y los diálogos ya se encargan amablemente de explicarte lo que necesitas saber sin que quede forzado.
Por desgracia, pese a haber recibido numerosos premios y nominaciones, Gohatto (Taboo) pasó bastante desapercibida en Europa, y con el tiempo se ha quedado diluida entre las películas de temática samurái, eclipsadas casi completamente por el cine de Kurosawa o Kobayashi y por franquicias clásicas como las de Lone Wolf and Cub o Zatoichi .
La frase: «El valor del samurái depende absolutamente de la compasión que tenga.»
El personaje: el viejo Ionue Genzaburo (Jirô Sakagami).
La escena para el recuerdo: la intensa práctica con catanas de madera entre Kano y Tashiro.
Más (en catalán) en http://www.cqn.cat
Gohatto es una película decepcionante. El que sea una película de samurais ya es motivo de interés. Si además se vende como la primera película que habla abiertamente de la homosexualidad en este mundo, pues le da un valor añadido, por novedoso. Pero al final todo se queda en bastante menos de lo que prometía.
Como película de samurais resulta discreta, con una trama que en muchos momentos se podría calificar de confusa, y muy lejos de épica que se le supone a una historia de estas características.
En su día la película se presento a concurso en el festival de Cannes y se vendió como la más atrevida historia de samurais homosexuales. Pues en ese aspecto también se queda la película a medio gas. El tema está tratado con la misma ambiguedad con la que se muestra el personaje protagonista. Por las actitudes de los personajes queda claro que el ser gay era algo totalmente normal en la época, pero aun así la película lo muestra de forma discreta.
A todo ello hay que añadir un tono más teatral que cinematográfico, que resta espectacularidad a las habitualmente brillantes peleas a espada. Pese a ello queda algún combate vistoso, y una adecuada música de Ryuichi Sakamoto.