Gente de Roma
Sinopsis de la película
Esta película muestra romanos de todas las edades y de las más diversas clases sociales: desde los parados hasta los miembros de la aristocracia, desde el camarero racista al el periodista inmigrante, desde el anciano que está a punto de ser abandonado por su hijo en una residencia hasta un enfermo de Alzheimer.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gente di Roma
- Año: 2003
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.5
27 valoraciones en total
Esta especie de publi-reportaje quiere retratar el alma de Roma, esto es, la vida cotidiana de los romanos, la intrahistoria, bla, bla, bla. El caso es que muestra una Roma sin turistas y sin curas, esto es, una Roma bastante irreal y falsa (empezando por los trayectos de los autobuses urbanos, que Scola no debe utilizar mucho porque hacen recorridos absurdos, aún aceptando que la sufrida conductora de jornada laboral inacabable cambie de línea cada dos por tres…). El caso es que Scola describe una Roma más bien enrollada, tolerante, multirracial, y lo hace con una ristra de historietas a cual más sosa, enlazadas unas con otras como choricitos de jabugo.
La película no se sostiene ni como ficción ni muchísimo menos como documento de la Roma actual: cualquiera que conozca mínimamente la ciudad se dará cuenta de que es un retrato bastante retocado (y encima, para mal).
Lo mejor de la película es, sin duda, el trailer. Si uno lo ha visto, se puede ahorrar todo lo demás.
Es posible que Italia sea el país ideal para confundir la realidad con la ficción, así lo demuestran sus magistrales comedias populares de los 50, 60 y 70, hoy prácticamente perdido aquel espíritu transgresor desde el propio corazón de su vida cotidiana. Hasta esta maravilla en la que Scola recorre la ciudad haciendo brotar una galería de personajes entre interesantes y apasionantes, con unos diálogos y unas situaciones propios de grandes guionistas.
Una gozada que divierte y emociona sin perder nunca el ritmo in crescendo propio de las grandes obras.
No es un documental al uso, ni una película de ficción, ni una serie de sketches enlazados,…o es todo eso a la vez y más. Aparte de estar magníficamente filmada, interpretada y narrada (y fotografiada), lo que me ha impresionado por encima de cualquier otra cosa es la capacidad para emocionar con muy pocos elementos y la gran calidad ética y humana que rezuma el film. Puede que sea un pelín irregular, pero eso se olvida gracias a ese increíble sentido del humor y esa actitud entre cínica y sabia que sabe imprimir Scola a la película y que es tan romana como su autor. Como dijo alguien, ya no se hacen películas así.
Nota: La escena del viejo y su hijo en un restaurante es de antología, insuperable!
Con Gente de Roma Ettore Scola elabora un panfletito romano que no se hallaría ni entre los folletos informativos de una agencia de viajes, porque a esta Roma tan altruista, honesta, bella y simpática no hay quien se la crea. Menos todavía si la mayoría de sus personajes están al borde de que les encierren y van soltando cuantas más pantufladas por metro cuadrado, mejor. Al final terminas creyéndote que es una peli de Ventura Pons en lugar de una del cineasta italiano, porque tiene tela la cosa…
Lo único que parece funcionar en esta pachanga un tanto simpática, un tanto irritante, un tanto rebuscada, son sus momentos humorísticos que, pese a resultar del todo inverosímiles, logran su objetivo: Distraer la atención entre tanta tontería y pose italiana.
No sería yo quien visitase, pues, esta ciudad donde al menor indicio parece que te vas a topar con alguno de esos pelmazos neuróticos y te van a estar dando la chapa un buen rato, por suerte, la Roma de verdad apuesto a que dista mucho de la que nos ofrece Scola, y si lo que quería era darle promoción a uno de los lugares más emblemáticos de su país, flaco favor le ha hecho.
A destacar que no se estanque en ciertos momentos descabellados y siempre prosiga la propuesta con una alternativa, cuanto menos, distinta, así como también algunos de sus pasajes que logran distraer la atención entre tanto hastío, para todo lo demás, hágase un favor y visite Roma en un pis pas.
La película es un fresco, una pintura de la Roma del nuevo siglo. Es despareja, tiene momentos muy logrados, y momentos pobres. Está muy lejos de las grandes películas de Ettore Scola, como La Familia, La Cena, Un día muy particular.. Pero hay que detenerse, frenar el mundo unos minutos y sentarse a paladear uno de esos momentos mágicos que regala el buen cine: la escena del hijo con su padre en el restaurante.. Imperdible. Para reír y lagrimear. Esa sola escena vale por varias películas. Un lujo.