Gente de bien
Sinopsis de la película
Erick, un niño de diez años abandonado por su madre, se encuentra viviendo de la noche a la mañana con Ariel, su padre a quien apenas conoce. Al hombre le cuesta mantenerlos a flote y crear una relación con su hijo. Conmovida, Maria Isabel, la mujer de clase alta para la que Ariel trabaja como carpintero, decide ayudarlos, y los invita al campo a pasar las Navidades con ella y su familia. Pero al tomar al niño bajo su ala, no mide del todo las consecuencias de sus actos…
Detalles de la película
- Titulo Original: Gente de bien
- Año: 2014
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
6.1
47 valoraciones en total
Son los recuerdos de juventud de un niño de clase modesta como pueden ser los tuyos o los mios, con el agravante que su madre tuvo que partir y se quedó a vivir con un padre que nunca hizo por progresar pero que es de talante cariñoso.
Gran actuación de Carlos Fernandeo Pérez y Alejandra Borrero, el niño (Brayan Santamaría) también lo hizo bien pero le faltó bastante en la expresión oral, de tal forma que muchas veces no se le entendía.
En este film lo que más falla es la historia: ¿Porqué ayudaba tanto Maria Isabel (Alejandra Borrero) a Gabriel (Carlos Fernando Pérez)?, además esos recuerdos a trazos no conforman una verdadera historia, quizás fue debido a que el director estaba muy implicado con la misma y no lo supo ver.
Un verdadero guión sobre esta misma narrativa hubiera dado mucho más.
Publicada en http://filmicas.com
Se acerca navidad, y la madre del pequeño Eric debe irse por un tiempo, así que deja a su hijo una temporada con su padre, viviendo en una pequeña pensión en el centro de Bogotá. En el día, lo acompaña a hacer un trabajo de carpintería en el apartamento de una profesora universitaria, de estrato marcadamente más alto, que de inmediato se preocupa por el niño, y lo invita a pasar tiempo con su propio hijo. Eventualmente, ella invitará a padre e hijo a pasar las fiestas en la casa de campo que comparte con su familia.
La primera vez que vemos a los personajes—un padre comprensivo y preocupado por ofrecerle a su hijo lo poco que tiene, una profesora en un apartamento con ciertos lujos, peleando a gritos con su hija—el director Franco Lolli parece dejar claro quién es la verdadera gente de bien (sobre todo cuando este concepto se usa tradicionalmente para designar a la gente de clase alta). Pero Lolli es más astuto que eso, y las ambigüedades morales que conlleva el título se van revelando a medida que avanza la historia.
¿Hace bien él en permitir a su hijo pasar más tiempo con la familia de la señora que con la suya? ¿Se ve comprometida su dignidad al hacerlo? ¿Es válida su frustración al hacerlo si sabe que así le está brindando lo mejor a su hijo? ¿Es eso, de hecho, lo mejor? ¿Hace bien ella en acoger al niño dentro de su hogar? ¿O representa ella el proverbio que dice De buenas intenciones está hecho el camino al infierno?
En cada palabra, en cada mirada de los personajes, se van enredando más la maraña de sus sentimientos y se hace más evidente la intensa complejidad que cualquier realidad social contiene, y el hecho de que las diferencias sociales están siempre presentes, silenciosas, sutiles, pero percolando cada interacción humana en una sociedad de clases, más en una como la bogotana. Lolli logra elaborar una historia muy sencilla, privilegiando una melancolía de cocción lenta en vez de momentos de dramatismo intenso, y logrando así que los momentos tristes sean aún más dolorosos.
La elección de un formato de imagen más estrecho que el widescreen es acertada al darle a la historia un toque más íntimo y cercano al espectador, y añade a un realismo con conciencia social que recuerda al cine de los hermanos Dardenne, con un reparto en su mayoría compuesto de actores naturales entre los que se destaca el protagonista, Bryan Santamaría. Sumergiéndose en los matices de la sociedad que lo engendró, Lolli ha logrado construir un relato de pequeña escala pero de grande alcance, y un primer largometraje que nos deja ansiosos de más.