Gaza mon amour
Sinopsis de la película
Gaza, hoy. Issa, un pescador de sesenta años, está secretamente enamorado de Siham, una mujer que trabaja en el mercado con su hija Leila. Cuando descubre una antigua estatua fálica de Apolo en sus redes de pesca, Issa la esconde, sin saber qué hacer con este misterioso y poderoso tesoro. Sin embargo, en el fondo, siente que este descubrimiento cambiará su vida para siempre. Curiosamente, su confianza comienza a crecer y finalmente decide acercarse a Siham.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gaza mon amour
- Año: 2020
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
6.3
37 valoraciones en total
Tenía cierta expectiva ante la ópera prima escrita y dirigida por los hermanos Mohammed y Ahmad Abou Nasser, dedicada a su padre. En Gaza, en la actualidad, Issa, un pescador soltero de sesenta años, está secretamente enamorado de Siham, una mujer viuda que trabaja en el mercado con su hija Leila divorciada que ha vuelto a casa. Cuando descubre una antigua estatua fálica de Apolo en sus redes de pesca, Issa la esconde, sin saber qué hacer con este misterioso y poderoso tesoro. Sin embargo, en el fondo, siente que este descubrimiento cambiará su vida para siempre y debe enfrentarse a la policía de la ciudad. Curiosamente, su confianza comienza a crecer y finalmente decide acercarse a Siham. Esta coproducción palestina es una curiosa película que combina el drama en un contexto duro, realista, y una especie de comedia romántica sobre un amor otoñal. El largometraje es modesto, realizado con sobriedad, dulzura y delicadeza una historia amorosa. No obstante, parece que no acaba de exprimir sus posibilidades sobre el conflicto político en la franja de Gaza aunque se apunta una crítica al papel de las autoridades de la zona que han dejado a un lado la cultura. Cuenta con una acertada pareja protagonista formada por Salim Dau (visto en Todo pasa en Tel Aviv) y la veterana actriz Hiam Abass (Alma mater) a la que siempre es un agrado ver en el cine. El film se presentó el año pasado en la Mostra de Venecia, obtuvo el premio NETPAC a mejor película asiática en el festival de Toronto, ganó la Espiga de plata y el premio a mejor guion en la Seminci de Valladolid y representó a Palestina al Oscar a mejor film internacional. Así pues, si bien esperaba un poco más y no llega al nivel de la excelente y también palestina Omar, esta es una estimable y notable propuesta.
Valoración: 7
Lo mejor: la secuencia final y el trabajo de Dau y Abass.
Lo peor: no explora lo suficiente los temas que trata.
https://josh-cine.blogspot.com/
Desde luego la ambiguedad no es uno de los inexistentes inconvenientes que podrían atribuírsele al segundo largometraje de ficción firmado por los gemelos Tarzan -sí, lo sé, un nombre magnífico- y Arab Nasser. Tal como su título e historia nos dejan entrever, Gaza mon amour es, esencialmente, un adorable y enternecedor cuento de amor donde el florecimiento de una relación sentimental consigue rebasar el tabú de la timidez autoimpuesta por sus dos protagonistas: Siham (Hiam Abbass) e Issa (Salim Daw), ella una trabajadora costurera enganchada a las telenovelas, él un pescador de 60 años enamorado de la música de Julio Iglesias que atrapa accidentalmente en su red una estatua fálica del dios Apolo por la que se sentirá influenciado para confesarle a Issa, después de tantos años, lo que siente secretamente por ella.
Partiendo de tal premisa, únicamente cabe advenirse a que tanto el romanticismo como el costumbrismo y una frescura con efluvio mediterráneo-oriental aporten un aura de reconfortante empatía, al margen de que, erróneamente, se pueda creer que una localización en la franja de Gaza no sea la apropiada para una historia de tales características. El dialecto del apego y las emociones, por fortuna, no entiende de sociopolítica, bombardeos o traspasos de la frontera marítima.
Este es el segundo largometraje de los hermanos Tarzan y Arab Nasser. Está situado en la franja de Gaza de hoy. Un pescador de sesenta años soltero llamado Issa está íntimamente enamorado de Siham, una silenciosa y elegante modista de mentalidad moderna que trabaja en el mercado de la zona con su hija divorciada Leila (Abd Elhadi).
Hay un momento en que Issa encuentra una antigua estatua priápica de Apolo en sus redes de pescar, la coge y la oculta sin saber qué hacer con el enigmático y poderoso tesoro. Pero en lo profundo siente que este hallazgo habrá de cambiar su vida. A la vez, su confianza en sí mismo empieza a aumentar, lo cual que acabará acercándose a Siham. La estatua deviene, así, amuleto amoroso y, a la vez, como se verá, en objeto de conflicto cómico con las autoridades del lugar que quieren hacer negocio con ella.
Desde una visión social y costumbrista, un relato en el cual predomina la sencillez argumental, narrativa y de personajes.
Esta película de los Nasser homenajea el conocido filme de Alain Resnais de 1959, Hiroshima mon amour (1959), este más psicológico y de vanguardia, que se desarrolla en la tremenda posguerra japonesa tras la II Guerra Mundial. Reflejaba aquella obra cómo, incluso en las situaciones más desfavorables, puede surgir el amor y el deseo y cómo estos sirven de catalizador para cerrar heridas del pasado o para hacer más llevadera una situación dramática.
El filme sabe alumbrar el encuentro y el romance otoñal de sus protagonistas como bálsamo triunfal frente a la desgracia o la desesperanza, apuesta por lo prístino del amor y de cómo darse oportunidades para vivir, incluso cuando se vive un asedio.
Teniendo también la certeza de que es prácticamente imposible narrar una comedia romántica convencional en ese entorno, dan paso al humor más ácido e irónico con el cual hacen crítica y sirve para rebajar la tensión de una situación inhóspita y claustrofóbica.
La idea es contar en medio de una gran historia, algo pequeño, casi anecdótico. De modo que estamos en el presidio-Gaza, espacio en el que mal viven cerca de un millón de personas con las limitaciones de una ciudad sitiada y sin opción a escapar. Y una sencilla historia romántica.
Excelente reparto con actores muy buenos, eficaces y creíbles como el principal Salim Dau, que interpreta de forma sublime a un pescadero sesentón que en plena edad provecta descubre el amor y la pasión. Hiam Abbass, la dama de la interpretación de Oriente próximo está sensacional, la química con la que configura el romance es delicada y realizada con mimo, y acompañada de verismo y excelencia interpretativa. Muy bien Maisa Abd Elhadi como la hija Leila y Manal Awad, como la hermana regañona de Issa.
Hibridación de comedia romántica y reflexión política (más más cercana a la primera), no pierden comba dosis altas de realismo y absurdo en esta película de los gemelos palestinos, en su temible y conflictivo territorio, para dibujar el afecto en un encuadre que brinda poco margen al amor romántico, pero que aun así acaba progresando.
Aunque los Nasser son archiconocedores del enfrentamiento entre pueblos (palestinos-judíos), no se adentran en exceso en la comunidad palestina y sus mandatarios islamistas, como tampoco subrayan los bombardeos israelíes como acontecimiento cotidiano.
De modo que sin ponernos en el lugar sombrío ni caer en el melodrama, la película se dirige y culmina en una emotividad centrada en la horribilis realidad social y política a la que los protagonistas parecen condenados, pero siempre con el mensaje resignado y esperanzador de que la vida sigue y el amor acaba por salir vencedor.
Existen películas de extenso metraje, que por mucho que lo intenten, no son capaces de contar apenas nada. Hay películas que por más y más que intenten impactar no pasan de un mero divertimento. Luego existen las que con un minutaje escueto, consiguen atrapar la alquimia, la magia, y el elixir del equilibrio simbólico, son aquellas que con menos son más. Son esas las que en esta ocasión me interesan: aquellas que no dejan saber por donde empezar.
¿En qué lugar reside la emoción palpitante de un instante? Esa es la pregunta que me llegó a la mente nada más finalizar el nuevo film de los Hermanos Nasser, porque hay ocasiones en el que un cúmulo de situaciones y vivencias tienen como final un único momento. Ese, lleno de gozo, de meta, y felicidad.
Una película no ha de estar llena de momentos perfectos para que un final sea catártico o renovador. ‘Gaza mon Amour’ es un fresco de pequeños momentos, dentro de algo tan grande como la existencia misma. Son esos momentos en los que Issa, nuestro protagonista pescador, sale a faenar con su barco por las noches en la franja de Gaza, expuesto a la rutina pertinaz pero sin renunciar a su objetivo. Ese tipo bonachón que fríe pescado mientras escucha canciones de Julio Iglesias, y se acicala por inercia pensando en Ella. Ese que se enreda en estatuas apolíneas en erección y hace que su corazón comience a bombear a borbotones. El mismo Issa que recorre las calles de la ciudad, con el único de objetivo de prestarle un paraguas en esa mañana lluviosa, y no teme hacer el ridículo con el dobladillo de los pantalones.
Hacer una pequeña historia dentro de parámetros clásicos, no en pocas ocasiones, es una de las cosas más complicadas. Hay que saber medir los tempos, conocer la técnica, mover la cámara, e intuir cuando y de que manera debe entrar la música. Es fundamental acompañar el periplo con una fotografía acorde, desde los momentos más oscuros en la noche, hasta esas ensoñaciones tórridas teñidas de rojo pasión, jugueteando con un guion revoltoso en un mundo que amenaza con derrumbarse en cualquier momento, desconociendo en que momento será el próximo corte de luz o el próximo bombardeo, para finalmente tomar la decisión más importante de tu vida y llegar a ese momento definitivo.
¿Puede una película durar un solo minuto? Sí y no es la respuesta, porque en ocasiones, muy pocas veces, el título crédito más importante de una historia ha de surgir segundos antes de dar por terminada la historia, sin que eso haga desmerecer un pasado lleno de momentos más o menos acertados. Hacer que una sonrisilla cómplice se dibuje en el rostro, y que antes de volver a la luz de la sala de proyección nos dejen contemplar nuestras redes de pesca. Porque Issa pesca, vaya que sí. El riesgo de sobrepasar la franja merece la pena.
Se puede escribir una comedia y montarla en el Infierno de Dante? Es una pregunta retórica y casi dantesca , que diría algún locutor deportivo… Porque los hermanos Nasser vuelven a Gaza y a contarnos una historia gazatí en un lugar que es una sucesión de campos de refugiados, controlada por Hamás y sitiada por el Estado israelí. (La película ha sido rodada en Tavira, Algarve).
En 2015 tuvimos ocasión de ver Degradé , de ambos hermanos: una historia de mujeres en una peluquería de Gaza. Un microcosmos que expresaba ese otro macrocosmos que se sucede más allá de las paredes y de la puerta de la peluquería. Una película que me gustó mucho según recuerdo y escribí en su momento (hay reseña de un servidor en Filmaffinity).
Esta comedia nos cuenta las vicisitudes de un pescador gazatí, de sesenta años, soltero, que se ha enamorado de una mujer viuda y con una hija. De las vicisitudes para salvar su timidez y para salvar los prejuicios y presiones de su entorno familiar contra su pretensión de casarse con ella. Para ayudar o complicar las cosas pesca en el mar una estatua de Apolo en Bolas (como era habitual en la estatuaria griega clásica).
Este último hecho le acarreará algunas dificultades con las autoridades policiales de Gaza. A mí estos episodios me parecen de un acierto extraordinario: sin hacer sangre expone la corrupción, la torpeza y los prejuicios de los gobernantes actuales del lugar. (Decir el dios Apolo , es pecado, verbigracia). Y tiene los toques de humor más hilarantes: como un accidente que afecta al pene de la estatua.
La relación entre el pescador y su amada está contada con delicadez e inteligencia. Con los tiempos muy medidos para dar entrada a las subtramas para evitar lo almibarado de las cosas del amor. Estamos ante un amor maduro. Como estamos, igualmente, ante una comedia que quiere serlo…