Fuego eterno

En el año 1660, por orden del Obispo de Bayona, un joven canónigo inicia una investigación sobre hechos acaecidos veinte años antes que dieron lugar a un juicio inquisitorial por brujería. Se dirige a un retirado convento donde conoce a Gabrielle de Loithegui, la última señora de Azkubia, condenada allí a reclusión perpetua. En él tiene acceso a las actas del proceso. Veintisiete años antes, Gabrielle se casó con Pierre de Irigarai, señor de Azkubia. Pero el mismo día de su boda éste murió en extrañas circustancias y a partir de ese momento, Gabrielle se encerró en casa y convivió en casa durante siete años con el cadaver de su marido.