Freefall (TV)
Sinopsis de la película
La historia gira en torno a tres personajes. Dave Matthews trabaja para una firma despiadada que proporciona hipotecas a familias a las que se le ha negado un crédito, independientemente de si ellos pueden permitirse los pagos. Gus, un banquero de Divorced City que vende lucrativas hipotecas corporativas por teléfono y que, literalmente, tiene orgasmos con su propio éxito. Y Jim Potter, un guardia de seguridad casado con dos niños, viejo compañero de clase de David que acepta una de las hipotécas de la compaía de David aunque su economía no esté en su mejor momento…
Detalles de la película
- Titulo Original: Freefall (TV)
- Año: 2009
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
6.7
84 valoraciones en total
A raíz de la crisis que estamos atravesando, se han realizado una serie de películas de ficción que pretenden explicar y narrar lo que ha ocurrido. Normalmente la mayoría de estas se han referido al tratamiento de aspectos específicos de la crisis, como la caída de un banco en concreto, como en Margin Call o La caída de Lehman Brothers , o aspectos de las consecuencias personales como la francesa De Bon Matin , u otras más de corte documental donde se describe a las víctimas, los ciudadanos, de tales excesos.
Pues bien, esta película ensambla con un muy buen planteamiento cada una de estos aspectos. Tenemos a un ejecutivo bancario enfermo por el poder del dinero, un comercial que vende hipotecas sin consideración alguna por sus perjuicios para los que las adquieren que no explica bien como son, y una familia a la que se convence de que merece algo mejor, embarcándose en una hipoteca que no tenían pensado.
Todo es muy real, y muy sincero, el problema es que cinematográficamente hablando hay poco talento. La historia del ejecutivo está mal desarrollada, llena de cliches, y sabemos que quiere contar, pero no nos ocasiona ningún sentimiento el desarrollo de la misma. Un poco mejor está la parte del comercial sin escrúpulos, y además es un perfil muy corriente, vender sin atenerte a las consecuencias, sin remordimientos por lo que estás ofertando, pero al final, como todo es vender, sino es una cosa, es otra, siempre saldrás adelante y tendrás bonus. Por último, y creo que la mejor narrada, la historia de la familia arrasada por las circunstancias, es tremendamente real, las fases por las que pasan son verosimiles, todos conocemos a gente que han pasado por las mismas fases, y algunos momentos como las llamadas de teléfono del banco son de un verismo seco pero pegadas a la realidad más absoluta.
Una pena por lo que podría haber sido, pero no obstante muy interesante y a tener en cuenta si queremos saber como el cine ha tratado nuestra crisis.
En Septiembre de 2008 el castillo de naipes que el capitalismo más feroz venia construyendo con la complacencia general de políticos y gobiernos, empezó a derrumbarse con el anuncio de quiebra de la compañía de servicios financieros Lehman Brothers. El derrumbe aún continua.
En apenas unos meses la BBC ya ponía en imágenes con esta película de una forma simple y sencilla las consecuencias de ello. El todo vale y la codicia de unos le sirve al capitalismo más feroz, para dar una vuelta de tuerca a su propio sistema y sacar la máxima rentabilidad de aquellos a los que mantenía con los recursos económicos básicos, ofreciéndoles un espejismo de mejora social, a sabiendas que no solo no lo alcanzarán sino que probablemente lo perderán todo en el intento.
Tan inmisericorde es el invento que no le importa que llegado el momento sus propios ejecutores, mercenarios embriagados por el subidón de la riqueza facil también caigan y sean devorados por el monstruo que han ayudado a construir.
Entonces descubrimos que aquellos que nos representan han estado mirando para otro lado y lo siguen haciendo. Que no hay refugios donde esconderse ni soluciones, ni vuelta atrás.
Para algunos de los protagonistas esta caída supone un despertar, una toma de conciencia brutal de lo que es realmente importante más allá de las posesiones materiales y se agarran a ello como un autentico salvavidas. Otros se desprendieron de él pensando que el barco que habían elegido nunca se hundiría y acabaran dejándose arrastrar al fondo antes de tiempo y otros al fin, salvados in extremis, estarán dispuestos a seguir reiniciando el juego, vendiendo su alma una y otra vez a aquellos dioses inaccesibles que habitan un Olympo construido con nuestro trabajo y nuestro esfuerzo.