Fish Tank
Sinopsis de la película
En un barrio obrero inglés de los suburbios, Mia (Katie Jarvis), una adolescente frustrada y solitaria de 15 años, huérfana de padre y cuya madre (Kierston Wareing) apenas se ocupa de ella, se enfada cuando se entera de que ésta sale con un hombre, el atractivo Connor (Michael Fassbender). Desde el comienzo él se porta muy bien con ella y con su hermana pequeña, pero a pesar de ello no le gusta que su madre pretenda meterle en sus vidas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fish Tank
- Año: 2009
- Duración: 124
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Opinión de la crítica
Película
6.6
80 valoraciones en total
Venga, vale. Hacemos una referencia a Ken Loach en el título de la crítica y pasemos a otra cosa. Porque lo cierto es que esta obra va a ser comparada, y sobre todo juzgada, con el trabajo del otro de manera irremediable. Si incluso al final de la película incluso había alguien que pensaba que había asistido a una película del director de lloviendo piedras .
Así que dejo a otro las alusiones al respecto.
Fish Tank es una buena película del típico drama social inglés. Pero maduro. Andrea Arnold, sabedora del género que pisa, no cae en errores pasados. Con esto quiero decir que cierto maniqueísmo desaparece, lo que el espectador agradece profundamente. Por otro lado, a diferencia de otros tiempos, no cuenta un drama social a palo seco, sino que en mucha parte del metraje lo camufla con una historia de amor imposible. Hasta aquí solo podemos hablar de aciertos, donde habría que destacar la actuación de la protagonista.
La utilización de la música es bastante lograda en varias cuestiones. En primer lugar sirve para criticar a la misma o incluso a la sociedad que la consume, con una letra bastante machista, entre otras cosas, pero a la vez en muchas ocasiones expresa el sentir de algunos de los personajes. Ahora que Rap había sido desechado del cine social, cuando en los 90 casi no podían estar separados, la vuelta a su inclusión en éste tipo de filmes tiene mucha más lógica tal como lo plantea la directora, siendo un recurso narrativo, al tratar la chica protagonista de lograr ser bailarina.
Si acaso, la directora no parece saber cuando acabar y situar el corte a negro que indique el final del filme. Y se termina por alargar demasiado, con 3 o 4 posibles finales. La cosa está entonces a punto de írsele de las manos, pero finalmente, todo acaba. La directora conoce perfectamente los códigos que maneja, y reinventa en parte el concepto que teníamos de éste tipo de cine.
Recomendable.
Uno sale de esta película completamente agotado. Y es que es tal la fuerza y la garra de la protagonista que no podemos relajarnos ni un instante. El planteamiento ya lo conocemos todos: la trágica historia de una familia devastada y hundida en un barrio de las afueras más o menos deprimido. Y es que el éxito de este tipo de historias, tan clásicas en el Reino Unido, depende casi exclusivamente del director y de la interpretación del protagonista. Y en este caso la sintonía es brutal. La desgarradora interpretación de la novel Katie Jarvis da escalofríos y el director sabe como sacarle provecho. La enfoca desde arriba, desde abajo, desde cerca, desde lejos, bien encuadrada, mal encuadrada, acercándose, alejándose, sufriendo, rabiando, gritando… Enfín nos descubre todo lo posible a esta chica tan perturbada y ni un así tenemos la impresión de conocerla lo más mínimo cuando la película acaba.
En resumidas cuentas, una grata sorpresa que nos condena a seguir enganchados a este cine tan íntimo y que tanto te desasosiega.
Y por último, simplemente apuntar la increíble historia de Katie Jarvis, una chica sin ninguna preparación, que fue seleccionada en una estación de tren cuando se peleaba a voz en grito con su novio. Y es que el carácter de la chica no debe ser muy diferente del de su personaje.
La directora Andrea Arnold parece una alumna aventajada de los hermanos Dardenne, de Ken Loach y de Robert Guediguian, directores que han contribuido con notables y excelentes películas al género social, y ya puestos podría enseñar más de 4 cosas a los recientes intentos de drama social made-in-USA, me refiero, concretamente, a ese infumable rollo, a la sobrevaloradísima e, inexplicablemente, nominada a los Oscar (???) Precious , que de tan maniquea y sentimentaloide te entran ganas de comer matarratas a puñados.
Arnold hace un retrato de una adolescente conflictiva, que vive en los suburbios, en las afueras de Londres: Mia (Katie Jarvis) tiene sólo 15 años y parece que esté cabreada con el mundo entero. Cabreada con su madre, con su hermana pequeña, con las chicas de su barrio… Lo único que parece calmarla es su afición a los urban dance, su válvula de escape, y también el último ligue de su madre, un hombre de veintitantos años (Michael Fassbender), por el que siente una inmediata atracción sexual…
La cámara de Arnold parece que se mueve por impulsos, y sigue de un modo directo y exhaustivo a Mia, como si fuera los mismísimos Dardenne tras la estela de otra adolescente con problemas, Rosetta. Pero Mia es mucho más visceral, más agresiva y su deambular es muy inquieto. La directora pone hincapié en la interpretación de la debutante Katie Jarvis, en su continuo choque con el mundo, en su carácter fuerte e irascible, y después en el descolocamiento en el que cae cuando Connor, el nuevo novio de su madre, se mete en su vida. La frescura y la espontaneidad de la relación entre ambos, el magnífico trabajo de Jarvis y de Fassbender (que si se me permite el comentario frívolo ¡Pedazo de culo!), y esa forma de llevar la atracción que sienten el uno por el otro está tan lograda y resulta tan creíble que parece que estemos observando a dos personas reales, más que a dos personajes de ficción.
Mención también de los personajes secundarios, muy cuidados, especialmente el de Tyler, la hermana pequeña de Mia, que canta verdades como puños a pesar de su corta edad. Y el personaje de la madre, que no le hace falta ser tan cabrona ni ladrar tanto como la madre de Precious para ser especialmente cruel con sus dos hijas.
Caso aparte también la estupenda utilización de la espléndida versión de California Dreaming de Bobby Womack poniendo hincapié en varios momentos de la película. Y la historia del caballo blanco, en realidad una yegua blanca, a la que Mia intenta liberar en varias ocasiones tiene una fuerte carga emotiva.
Película extraordinaria y brillante, muy lejos del pesimismo que algunos quieren verle.
Los personajes discurren por el film sin ser juzgados. Afortunadamente no hay buenos ni malos. Y además disfrutan de la generosa ternura de la cámara o mejor de la mano de Andrea Arnold que la dirige con amor y también con firmeza.
Es cierto que la vida en un barrio marginal y en una familia desestructurada puede ser muy dura para una adolescente, pero a pesar de errores y dificultades, Mia avanza tratando de liberarse de las ataduras de su situación, lo mismo que trata de liberar a la vieja yegua.
Y al igual que ésta, conseguirá liberarse al fin, dejando atrás una vida vieja que ya no le sirve.
El baile, la compañía, la música, incluso el sexo están ahí y canalizan la comunicación llegando mucho más lejos que las palabras.
En este sentido brilla con luz propia la escena del baile de las tres mujeres hacia el final del film.
Cuando vi An Education, de Lone Scherfig, sentí que se me ocultaba algo bajo una capa de lirismo y cine formalmente bien hecho. Si dejamos de lado el trasfondo social, que es más denso en Fish Tank, ambas películas tienen bastante en común, pero lo que las diferencia por encima de todo es, precisamente, que Fish Tank mira de frente y con honestidad, mientras que An Education se esconde y se pierde en un empalagoso cocktail de glamour e indecisión que diluye su mensaje y estropea el film.
Si no las han visto, no se las pierdan (ninguna de las dos), pero si tienen que elegir, Fish Tank es más sincera y, a pesar de un metraje algo excesivo, va al grano y nos lleva a alguna parte.
Esta película ha conseguido lo que pocas han hecho. Hacer que sienta empatía por una adolescente chula y maleducada. Por circunstancias de la vida (sin padre, con una madre que va a su bola, viviendo en un barrio marginal o casi marginal…), Mia es como es. No tiene nadie que la comprenda, que le de cariño, que la escuche o que la anime, y vive la vida viéndola pasar. Todo cambia cuando su madre empieza a salir con un chico relativamente joven.
Película rodada con un realismo mágico, con una sencillez cuidada y elegante, con unas muy buenas interpretaciones, que cuenta un trozo de vida. Historia de personas. Sentimientos y sensaciones contradictorias que te hacen esbozar una sonrisa o encogerte el estómago. El paradigma de que con muy poco puede hacerse una buena película.