Fièvre
Sinopsis de la película
El ajetreo de un bar del puerto de Marsella, emporio de notable riqueza. Clientes heterogéneos, desde los habituales jugadores de cartas, hasta el mozo romántico solitario, el cual, probablemente, bebe absenta. Una joven fuma opio en una exótica pipa. Una muchacha de paso, conversa con la dueña de la taberna, Sarah Topinelli (Ève Francis), y muestra una cierta melancolía. Topinelli (Gaston Modot) atiende las mesas. Los barcos llegan y salen constantemente del puerto. Sarah rellena unas botellas en los toneles de la bodega. Un individuo de la partida de naipes la sigue, solicitándola. Lo ahuyenta con una carcajada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fièvre aka
- Año: 1921
- Duración: 43
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Opinión de la crítica
6.4
59 valoraciones en total
Louis Delluc fue mucho más conocido y reconocido como teórico cinematográfico que como director. Fue gracias a sus apasionados escritos que se popularizaron y acuñaron términos como cineasta o fotogenia . A él le debemos la creación de los cineclubs, asociaciones por y para la divulgación cinematográfica que se extendieron por toda Europa. Locales donde se promovía intensamente la cultura cinéfila. Pues Delluc no dudaba en tildar el cine como arte y lo defendió de forma acérrima hasta su prematura muerte por tuberculosis a los 33 años. Un pionero en el análisis y en la creación de formas lamentablemente olvidado pues apenas le dio tiempo de firmar 7 obras, cinco mediometrajes y dos largometrajes. De las cuales menos de la mitad se conservan en buena calidad. Aún así, merece al menos una crítica en esta página.
Por ello, hoy toca desgranar Fièvre, obra que el mismo Delluc consideró fallida, pero que vale la pena visionar pues emplea recursos y técnicas que influirían en futuras producciones vanguardistas. No por nada Germaine Dulac, directora de la primera obra surrealista de la historia del cine, alabó esta cinta.
Delluc escribe el guión y pone en práctica en la escenografía y en el montaje varias teorías que había desarrollado en el Movimiento Impresionista Francés. Introduce con entornos que pasan de interior a exterior ágilmente, adaptando el ritmo de los cortes a cada lugar y elemento. El conocido como montaje anfibio.
La historia en sí comienza al presentarse varios personajes en una taberna donde esperarán la llegada de unos marineros. Una mujer llamada Paciencia, adicta al opio, un borracho con un curioso maquillaje que recuerda al expresionismo alemán y una resolutiva tabernera entre muchos otros. A la llegada de los marineros se van sucediendo estados de ánimo que inundan a los personajes y dominan las escenas entre introspección (imaginaciones) y acción (baile, juegos, el mono). Delluc se detiene a poner nombre y apellido a los extras, ignorando por un momento a los protagonistas y a sus tramas para sacar del anonimato a aquellos que llenan humildemente el fondo de la escena. Curioso homenaje.
Por otro lado, incluye las ensoñaciones y las imaginaciones de los protagonistas visualmente en otro plano más allá de la trama. Los recalca con tintes de colores y estéticas chocantes. Muy a destacar la presencia de la estética oriental en contraposición a la occidental. Así como la escena casi onírica que imagina una de las mujeres donde un grupo de personas con vestiduras orientales alaban un torso de piedra. Ni David Lynch vamos.
Con todo ello, la fotografía está muy conseguida e incluso se juega con la luz, en la distribución de espacios de la taberna, entregando simbolismos. Por ejemplo, la oscuridad que se cierne en la trastienda como el negro estado de violencia que se acabara propagando en los personajes hacia el desenlace. O bien, la flor iluminada que espera a florecer y que atrae al personaje de Paciencia más aún que el opio. Las lecturas que surgen de estas metáforas son como siempre muy diversas y contradictorias, pudiendo incluso no significar nada en absoluto.
Sin embargo, el contexto del filme inmediatamente posterior a la Primera Guerra Mundial es determinante tanto en el matiz pesimista de algunos personajes como en el absurdismo de algunas secuencias y del mensaje final.
En definitiva, siendo una película fracasada ofrece un estilo y unas formas interesantes que la llevan a erigirse como una de las precursoras de la fiebre vanguardista que surgiría en Europa durante los años veinte.