Fernando ha vuelto
Sinopsis de la película
El documental narra el proceso a través del cual dos mujeres médicos forenses, encargadas de la Oficina de Identificación del Instituto Médico Legal de Santiago, logran determinar la identidad de cuerpos que se presume corresponden a prisioneros detenidos desaparecidos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Las doctoras muestran la técnica utilizada para la identificación de un caso recientemente resuelto: los restos de un hombre que fueron encontrados, junto a muchos otros, en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago en 1991. Los restos pertenecen a Fernando Olivares Mori, un chileno de 27 años de edad, funcionario de CELADE, organismo de las Naciones Unidas, desaparecido desde el 5 de Octubre de 1973. Las doctoras, después de cuatro años de trabajo logran establecer fehacientemente la identidad de Fernando y tras presentar los restos a su viuda, comunican en forma Oficial las causas de su muerte. A través de sus imágenes, el documental es testigo del impacto que el retorno de Fernando causa en su familia: su hijo, sus hermanos y su madre. Su testimonio ilustrará hasta qué punto el dolor humano carece al fin de color político.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fernando ha vuelto
- Año: 1998
- Duración: 31
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Opinión de la crítica
7.4
36 valoraciones en total
Resulta difícil entender como en un espacio reducido- y lo digo en todos los sentidos de la palabra- se puede representar de forma fidedigna un dolor tan descarnado. Al cabo que documentales como éste, hacen inevitable el pensar que la dictadura nunca dejará de doler. Nunca dejará de doler a la madre de Fernando y a su cuerpo, como si fuesen dos dolores que caminan por sendas independientes, nunca dejará de doler al propio Silvio Caiozzi y nunca dejará de doler a uno mismo.
Ahora bien no resulta casual el que ésta producción sea precisamente un documental, aun si consideramos que la totalidad del trabajo desarrollado por Caiozzi – a excepción de Fernando ha vuelto- son largometrajes. Y no resulta casual precisamente porque en Chile de la dictadura y post-dictadura los largometrajes apelan a desviar la mirada. Los financiamientos provenientes de aquellos que acumularon sus riquezas en la dictadura, no se dirigen a los largometrajes que reviven los sucesos a través del recuerdo, sólo se financia el olvido.
Paralelamente a ésta realidad los documentalistas desde la dictadura misma tomaron una postura, una visión crítica, supieron encontrar un espacio para decir, algo que en Chile estaba prohibido y, sin embargo, ese espacio que se forjo a pulso pareció no incomodar a los benefactores de la dictadura, pues éstos sabían muy bien que la masividad de los documentales era nula.
Si se mira comparativamente desde el año 73 a la fecha resulta precario el tratamiento que los largometrajes le han dado a nuestra historia más reciente y ello desde luego responde a las influencias ideológicas de aquellos que financian nuestro cine y a las políticas gubernamentales de la democracia olvidadiza.
Ahora es difícil imaginar que la realidad misma se ha encargado de no darle fin a ésta obra, cuando en el 2010 se precisó que los restos encontrados no pertenecían a Fernando, fue inevitable pensar que lo único que volvió fue el dolor y no trajo consigo a Fernando. Fernando no volvió y el dolor aún está presente.