Femmes femmes
Sinopsis de la película
Dos actrices, interpretadas por Hélène Surgère y Sonia Saviange, que ya no están en su mejor momento, conviven en un apartamento en París.
Muy a lo Fassbinder, es un retrato duro, claustrófobico, seco y a veces patéticamente divertido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Femmes femmes
- Año: 1974
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
7.5
22 valoraciones en total
Es difícil, creo, hacer una pelicula cínica, porque facilmente se cae en la vulgaridad y en el cliché, pero bueno, creo que este señor Paul Vecchiali lo consiguió, un grato descubrimiento para mi.
Es extraño describir esta película pero creo que son, a grandes rasgos, dos viejas que nunca quieren salir de su departamento, les gusta soñar con el teatro antiguo, y hablar de sus apócrifas historias personales, eso puede cansar pero ahí entra el musical, que es un aire fresco, sobre todo porque todo ocurre en una habitación, a mi no me interesa los musicales pero en este caso me pareció simpático porque se refieren de forma triste y cínica al tema que acaban de hablar y, sobre todo, es corto, no dura mucho, asi que no se vuelve ridículo ni pesado, a los que les repele los musicales (como yo) no tengan miedo.
La escena en que la mujer desnuda al cínico, cuando lo deja al descubierto, es buenísima, ¿tú cínico?, eres un niño, peinate tu solo, por una vez y la canción al coronel nunca existio el coronel .
No tiene nada de Fassbinder, menos mal, porque sino hubiera salido una película melodramática y llorona, felizmente no se parece a Fassbinder, hasta la parte final es absurda, es decir no se toma muy en serio la película, todo lo contrario a Fassbinder, que siempre quiere dar una lección, la película Femmes femmes se burla de si misma sobre el final, haciéndolo todo pretendidamente falso y poco creíble, me refiero cuando matan y se vuelven alcohólicas, y el final es una pura burla, como diciendo no te tomes muy en serio éste film, es un aire fresco al señorial y grave cine, pero esa falta de credibilidad no importa porque ya queremos a esos personajes, ya les agarramos cariño, inteligente forma de presentar la historia, vale.
Creo que este es uno de los comentarios más difíciles que he escrito, porque son muchas las cosas que me gustaría comentar sin tener que recurrir a la sección del spoiler y preservar sus posibles sorpresas, también porque soy consciente que debo resumir para no empachar y porque me gustaría señalar cosas que no tienen nada que ver con el film en sí, que es por donde comenzaré.
Es descorazonador comprobar, con el paso del tiempo, que muchos de los críticos más viajados o curtidos, que han pasado por festivales y que han tenido oportunidad de nutrirse, en rara ocasión hayan hablado del cineasta Paul Vecchiali. Los distribuidores, incluyendo los españoles, le han ignorado, es prácticamente un desconocido, como en otros países, y también muy contados son los cineastas patrios que alguna vez han hecho referencia a su persona, quizás porque tampoco le conozcan: productor de películas off de directores tan peculiares como Jean Eustache o Chantal Akerman, crítico, de entre otras publicaciones, Cahiers du cinéma y compañero de muchos de los realizadores de la nueva ola francesa. Parece ser que la primera retrospectiva que se le rinde en España ha sido en la XII edición del Festival de cine de Sevilla, y eso que por ahora suma, contando sus colaboraciones en televisión y cortometrajes, con casi medio centenar de trabajos. Su última película, actualmente en post producción, es Le cancre, con Catherine Deneuve y Mathieu Amalric.
Deprimente que haya más cineastas, que como en su caso, la política de mercado nos haya privado conocer sus obras y nos vendan lo que a ellos le da la gana. Pero con esto no quiero crear grandes expectativas ya que, con lo dicho, si no se ha sospechado, Paul Vecchiali no es un cine de masas, incluso dentro del círculo cinéfilo, los menos audaces, lo podrían rechazar de plano.
En el caso de Femmes femmes (Mujeres, mujeres) es llamativo que no utilizaran en su momento para exhibirla en otros países, el reclamo de que Pasolini cayese rendido ante ella, tanto, que para Saló o los ciento veinte días de Sodoma acertadamente llamó a sus dos protagonistas y colaborasen en ella: Hélène Surgére y Sonia Saviange. Hay quien este film de Vecchiali, según el programa del certamen, lo ha calificado como un anti- ¿Qué fue de Baby Jane?. Yo más bien lo veo como todo un tributo al Teatro del lumpemproletariado: a ratos comedia, con momentos de teatro musical y drama casi surreal, cercano a Fassbinder o a los primeros pasos en cine de Almodóvar o John Waters, y cuya influencia ha llegado hasta al actual François Ozon. Es el reverso de su amigo, Jacques Demy, creando un musical en blanco y negro, decadente y casi desesperado.
Ni que decir tiene que sería de visión obligada para los amantes del teatro independiente o más vanguardista y de los espectáculos de los cafés- teatro más ancestrales, con influencias de Genet o Kurt Weill, aunque más cutre, para mayor disfrute de su propuesta, modesta pero profundamente anticonvencional, creo que más que en la época que se rodó, en la que el público estaba más acostumbrado a este tipo de corriente y de happenings que en la actualidad.
Su estructura, formada a base de pegotones, sin limar, tiene un camino agreste, pero sumamente enriquecedor, en el que el juego es constante, logrando un difícil y arriesgado reto interpretativo, sobre todo por sus dos actrices protagonistas. Es casi claustrofóbica, con escasos exteriores, rodada casi en teatro directamente pero sin resultar teatral, peyorativamente hablando, porque no es falsa.
No sé por qué derroteros habrá ido tirando Vecchiali, pero sería interesante que se pudiera dar más a conocer, porque así muchos espectadores descubrirían que la aparente audacia actual de algunos directores no es ni nueva y posiblemente sea más naif de la de hace tiempo, quizás porque no era una pose, si no de un convencimiento, una corriente que era palpable y, los que se sumaban a ella, ya lo incluían en su forma de vida, con todas las consecuencias negativas que ello pudiera acarrear.