Faults
Sinopsis de la película
Los padres de Claire están dispuestos a hacer lo que sea para desligar a su hija de la secta que la tiene abducida. Por eso contactan con Ansel Roth, reconocido experto en introducirse en los recovecos de la mente. Sin embargo, Claire resultará un hueso más duro de lo que Ansel preveía, propiciando un inigualable duelo de intelectos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Faults
- Año: 2014
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
6.2
86 valoraciones en total
Como buena ópera prima, el autor se permite jugar y plantear el metraje de forma diferente a lo que estamos acostumbrados. Son pequeños detalles respecto a su tono y ritmo, pero constituyen un sello personal refresca la mirada del espectador.
Me ha tenido en vilo casi hasta el final intentando catalogarla en un género o en un estilo. Puro espíritu indie, aire fresco. El guión es sencillo, y está bien contado. No se le puede pedir más.
Un experto en sectas, completamente arruinado y con un oscuro episodio en su pasado que se esfuerza en enterrar, es contratado por una familia desesperada para que rescate a su hija, Claire, de la influencia de Faults, una misteriosa secta. Con el objetivo de desprogramarla, la secuestra en la habitación de un motel y la somete a un sistemático lavado de cerebro.
Con esta premisa, seguramente estarás pensando: Tiene muy buena pinta, pero… A saber. Puede salir un thriller brutal o un pestiño infumable. Pues ya te adelanto el resultado: fifty-fifty. La película bascula entre lo brillante y ridículo, pero me atrevo a decir que el conjunto deja un agradable sabor de boca.
Faults es la opera prima de Riley Stearns. ¿Y quién es el tal Stearns? El tipo que casó con Mary Elizabeth Winstead. Algo que de por sí lo hace merecedor de toda mi envidiosa admiración, pero que como currículo profesional se antoja corto. De hecho, y además de esta Faults, toda su filmografía se limita a un par de cortometrajes protagonizados por… Sí, lo habéis adivinado.
En todo caso, y sarcasmos aparte, Stearns acusa una falta de oficio (hasta cierto punto comprensible) que acaba lastrando en parte la película. No tanto en su labor de director, que es aseada –tampoco se necesita ser Tarantino para rodar a dos personajes encerrados en una habitación de diez metros cuadrados- sino sobre todo como guionista: no parece saber exactamente que tono quiere darle a la película, y si lo que pretende es rodar una comedia absurda a los hermanos Cohen, un thriller o una de terror. La impresión que le queda a uno es que Stearns sabía que tiene una pequeña genialidad de media hora entre manos pero que no supo exactamente como convertir eso en un largometraje.
Así pues, y ya lo adelanto, el principio es decepcionante. Decididamente, no acierta en la presentación de la historia. Hay demasiado humor absurdo y un tanto forzado en la forma en la que muestra a los personajes, en especial al de Leland Orser. Simplemente, el nivel de chorradas es tal que resulta imposible tomarse en serio nada hasta bien entrada la segunda mitad, algo que perjudica el tono de su MAGNIFICO tramo final. Y no, no es imposible combinar la comedia con el terror/thriller psicológico, hay ejemplos en la historia del cine. Pero requiere un sentido de la medida que Stearns no posee.
Pero voy ya a la razón por la que, a pesar de todo, recomiendo la película: sus magníficos veinte últimos minutos. En efecto, llegado cierto punto, el caos aparente del guion empieza a tomar pleno sentido, derivando en el uno de los finales más cabrones, inquietantes y disfrutables que me he metido entre pecho y espalda. Tanto que no me resisto a destriparla (en el spoiler, claro).
Un gran final, todo hay que decirlo, sostenido en las magníficas interpretaciones de un solvente Leland Orser y, muy especialmente, de una desconocida y absolutamente terrorífica Mary Elisabeth Winstead. Y es que la escalofriante maldad y frialdad, casi inhumana, que transmite en escenas como la del cuarto baño hacen casi dudar si es la misma interprete de films como Scott Pilgrim o 10 Cloverfield Lane o tiene una hermana gemela con tendencias psicopáticas: prueba de que estamos ante una gran actriz (tristemente desaprovechada).
En resumen, una película irregular a la que salva su tramo final y el buen hacer de sus intérpretes. Yo la he disfrutado.
Sorprendente película indie que narra con mucha inteligencia el proceso de anulación de la personalidad en el que se sumergen las personas abducidas por la sectas.
Intuyo que su subtexto guarda mucho más que eso. Al fin y al cabo, ¿qué es el mundo hoy si no una gran secta?
El duelo interpretativo de los actores (un Lance Reddick, secundario habitual, que está soberbio, y una Mary Elizabeth Winstead a la que debemos ver mucho más) está a la altura del de poder entre los dos personajes.
Descúbrela. Sorpréndete.
Empieza la película. Silencio atento en la sala. Después de algo más de una hora, una mujer se pone en pie, exclama algo incomprensible y sale para no volver. Termina la película. Se encienden las luces. Aplauso dudoso. Otra persona, esta vez un hombre, levanta los brazos indignado y grita En serio, ¿a alguien más le ha parecido un mierdón?, intervención que viene seguida de la consiguiente reprobación del resto del público (especialmente desde las butacas vecinas, donde han tenido que soportar sus quejas durante toda la proyección). Con esta anécdota quiero dar a entender que Faults no es una película para todos los gustos: cuenta una historia poco convencional de un modo poco convencional, y el resultado, en mi opinión, es totalmente fascinante.
La trama gira en torno a Claire, una chica de 28 años que ha sido captada por la secta Faults (Fallas o Defectos), y el proceso de desprogramación de su nueva identidad, Ira, que lleva a cabo el experto Ansel Roth con la ayuda de sus padres. Como parte de este proceso, deben secuestrarla, alejarla de todo lo que conoce y mantenerla cautiva en una habitación de motel durante días para intentar que entre en razón, pero las cosas empiezan pronto a complicarse. El desarrollo de los acontecimientos se va volviendo cada vez más tenso y confuso (gracias, entre otras cosas, a las convincentes interpretaciones de Mary Elizabeth Winstead y Leland Orser), y culmina con un final salvaje que hace que el espectador se plantee si en realidad es a él a quién están lavando el cerebro.
Y hasta aquí puedo decir. Por si ya la has visto y te has quedado a cuadros, en el spoiler incluyo mi interpretación de la historia.
He visto muchas películas de terror y siendo sinceros, pocas me han llegado a dar miedo. Faults sin ser una película redonda ha llegado a desasosegarme en más de una ocasión. Esta historia de desprogramación que casi transcurre integra en una sordida habitación de hotel, produce mucho más miedo que otras que pretenden provocarlo bajo el susto previsible, criaturas creadas por ordenador o cámaras en mano.
Faults no tiene nada de eso, juega su gran baza en los pequeños detalles que se te escaparán a no ser que estés muy atento.
¿Quién es quién en esta pequeña ratonera?
Sólo tú podras descubrirlo si te dejas atrapar por esta intensa historia de un especialista en sectas que malvive dando conferencias y que recibe un encargo sencillo, convencer a una joven para que abandone una secta y vuelva a casa con sus padres.
Por cierto, ¿de qué color son las uñas de la joven?