Fatalidad
Sinopsis de la película
Una viuda (Marlene Dietrich), que para sobrevivir ha tenido que dedicarse a la prostitucion, es requerida por el Servicio Secreto Austriaco para que se convierta en un agente especial. Gracias a su extraordinaria belleza, la mujer descubre secretos del enemigo, salva miles de vidas y altera el curso de la guerra. Su debilidad es un agente ruso llamado Kranav (Victor McLaglen), que continuamente se burla de ella.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dishonored
- Año: 1931
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
7.2
64 valoraciones en total
Año 1931. Las grandes productoras Paramount y MGM compiten en el cine de espionaje 1ª guerra mundial. Marlene Dietrich vs. Greta Garbo, o lo que es lo mismo Von Sternberg vs. George Fitzmaurice. ¿El resultado? Victoria ajustada y a los puntos para Mata-Hari frente a Dishonored (Fatalidad). Y es que la tercera película de Marlene con Joseph von Sternberg no se mantuvo al nivel de las anteriores, especialmente de la maravillosa El ángel azul. Eso no significa que estemos ante una mala película. No. Pero hay un bajón significativo del que, afortunadamente se recuperaría con El expreso de Shangai.
No obstante, no debemos ser demasiado duros. El film supuso una especie de nuevo look por lo que hace a los personajes interpretados por Marlene. Se arrinconan de alguna manera aquellas seductoras cabareteras un tanto andróginas para reconstruir la imagen de la diva desde esa inicial compostura de sus medias hasta el postrero retoque del color de sus labios, pasando por la Marlene segura, la Marlene ingenua en su disfraz y la Marlene enamorada. Tres Marlene en una, femenina y mujer en plenitud. Plenitud que alcanzará con la Lilí costera, humana y en la misma medida, débil, de El expreso de Sanghai.
Es por ello que el resultado del film no debería achacarse enteramente a la actriz alemana. Hay otros elementos que, a mi parecer, tienen un porcentaje mayor de trascendencia en el resultado final. Tal es el caso de la elección de Victor McLaglen para el papel protagonista. No resulta creíble. Como tampoco resultan demasiado creíbles algunas de las circunstancias del film. Averiguar que alguien es un espía nunca fue tan fácil. Por su parte Von Sternberg parece mimar algo menos a la diva. O quizás lo que sucede es que como el conjunto no acompaña había que reforzar un tanto a la solista.
Me quedaré con esa imagen irrepetible de las piernas de Marlene, bajo el aguacero, enfundadas en unas semi caídas y sensuales medias negras, con el pintalabios final (sin desvelar nada) y con ese saludo marcial del Jefe del Servicio Secreto Austriaco. Todo un epílogo.
Sin embargo, sigo considerando a Marlene Dietrich como una de las grandes, muy grandes actrices del siglo XX.
En esta sociedad, ¡machista hasta el cogote!, hasta para ser espías las mujeres llevan las de perder. Cualquier espía debe tener, primero que todo, cualidades políticas del más alto nivel: lealtad incondicional a la patria, espíritu de sacrificio y reserva absoluta. Después, si es hombre, debe ser inteligente, astuto, osado y recursivo, y todo estará a su favor. Pero, una mujer que se anime a ser espía, además de las cualidades anteriores, tiene que ser atractiva… y puta. Sólo así podrá servir como se debe a la patria.
Desde el momento en que se convierten en espías, tanto el hombre como la mujer, pierden su identidad y comienzan a llamarse como cualquier chatarra que vuele: H-14, como el comandante Krakov de Rusia. La H significa Hombre, Homo sapiens, Varón. Si es mujer, le asignan como a la chica de FATALIDAD, el código X-27. La X significa sexo, piernas abiertas, puta.
A X-27 (Marlene Dietrich siempre dispuesta a que se la devoren), le mataron al marido en acción y ahora, al verla haciendo de prostituta para poder sostenerse, el jefe del servicio secreto austríaco la contrata, pues ya sabe como llevarse con los hombres. Todo anda bien, la joven muy eficiente y leal… hasta que entra en escena un deplorable y sorprendentemente prolífico actor llamado Victor McLaglen, quien tuvo su momento iluminado en El delator, pero luego se dedicó a ser un mal tonto en numerosos westerns de John Ford y otras insignificancias. Coronel ruso y espía en Austria, H-14 será puesto en manos de X-27, en la que será su misión más importante.
Y con esta necia, burdamente cómica, e incompatible relación entre una polifacética actriz y un esterotipado actor de forzada sonrisa, comienza a venirse al piso una historia que lucía interesante y que, formalmente, estuvo realizada con la característica brillantez del gran Josef von Sternberg: apreciable iluminación, preciosa fotografía, un original uso de las sobreimpresiones… y hasta ese famoso tema musical, Ondas del Danubio, dando un aire de romanticismo al personaje central.
Después, quedará sentado que la traición es buena y encomiable siempre que sea para ayudar a los aliados. Sabremos, también, que los gatos negros traen mala suerte, pero a sus dueños. Y esa acomodación que hace X-27 de sus medias negras para seducir a quienes le apuntan, deja bien sabido que hay mujeres que, ni al momento de safarse de este gran lío machista, dejan de ser lo que siempre fueron.
Sin duda, FATALIDAD, es el más liviano de los siete filmes que hicieron juntos Sternberg – Dietrich.
Un coronel ruso se infiltra como oficial del Ejército Austriaco a ejercer de espía. ¿Qué cómo lo hace? Hay que saber mucho para eso.
El jefe de los servicios secretos del Imperio Austro-Húngaro contrata a una mujer inteligente, bella, muy patriota y viuda de un oficial fallecido en la guerra para que ejerza en labores de contraespionaje como el agente X-27. De la nada al Alto Mando.
Hay que tener en cuenta que es lista como nadie, descubre fácilmente los códigos cifrados en las notas musicales, es fría, calculadora y muy, muy sensual: cuando se pone a hacer la gatita como seas un oficial ruso te la ha liado pero bien porque caerás en sus redes inexorablemente, muy a gusto, eso sí.
Pero el coronel ruso sabe resistirse.
Algún otro espía que ella ha desenmascarado ha terminado pegándose un tiro. Al menos se ha ahorrado pasar por crueles interrogatorios y encima se lleva algo bueno para el cuerpo: una buena fiestorra con Marlene.
No estaba nada mal caer así en aquellos tiempos tan duros. Nada mal tampoco está la película, fácil de seguir a pesar de su condición temática enredada, con ambientaciones contrastadas y actuaciones un pelín dramatizadas pero con todo el emboque de una historia amena bien tratada.
Fatalidad fue una de esas obras que junto a El ángel azul y Marruecos forjaron el mito de Marlene como una verdadera femme fatale , cincelada hasta el más mínimo detalle por el gran Josef von Sternberg. Fue la segunda película en Hollywood en la que Sternberg y Marlene coincidieron, y por su temática era casi la respuesta de Paramount a Mata Hari, otra de mujer espía, en este caso con otra grande entre las grandes, Greta Garbo. La espía a la que daba vida Marlene era el agente secreto X-27, una viuda amiga de los gatos negros y de las medias negras que para sobrevivir a la Primera Guerra Mundial ha de dedicarse a la prostitución y que en un determinado momento es requerida por el Servicio Secreto Austriaco para que ayudándose de su belleza, consiga una información vital para salvar miles de personas y cambiar el curso de la guerra. Frente a ella tendrá al Coronel Kranav (Victor McLaglen) del Ejército ruso, un galán, que siempre se burla de ella, y que termina conquistándola.
Las luces utilizadas por el director se aliaron con las facciones de la actriz y ayudada de disfraces y de atuendos sensuales y atrevidos, Marlene aparecía como una verdadera tentación para todos, evidentemente si fue descubierta en sus actividades no pudo ser por otra causa que por el irrefrenable amor por un coronel rival, que terminará siendo su perdición. Quizás Victor McLaglen, en su papel de cautivador coronel, resulte el elemento que más chirría en la película pues no daba con suficiencia el tipo de galán que se espera de la trama.
Una de las obras cumbres de ese gran director de cine que fue Josef Von Sternberg, con una Marlene Dietrich absolutamente arrebatadora. Por cierto, el papel de Kranav había sido ofrecido a Gary Cooper, para repetir el éxito de Marruecos, pero Cooper no quiso trabajar de nuevo con Von Sternberg.
96/31(24/03/21) Irregular aunque recomendable en sus virtudes este melodrama romántico de la Paramount, enmarcado en el mundo de los espías de la Primera Guerra Mundial, que viene avalado por la mítica pareja en la dirección del austriaco Josef von Sternberg (aquí además co-escribe y edita) y su actriz fetiche la berlinesa Marlene Dietrich, esta la tercera (tras la grandiosa producción germana El Ángel Azul de 1930 y la primera cinta hollywoodiense Marruecos de 1931) de sus siete colaboraciones juntos (entre 1930 y 1935). Donde el realzador sigue edificando con solidez la imagen de una legendaria ‘femme fatale’, como una fría, individualista y valiente mujer, al que la cámara adora y glamuriza, en este caso de Dishonored la embellece y sensualiza como pocas veces, alejados de la androginia de El Ángel Azul, con un giro de cabeza, o como se pinza las medias, deslumbrante. Guionizada por el director (sobre una historia propia) y Daniel N. Rubin (…), para un relato sobre una prostituta austriaca convertida en espía, emparejando las armas de mujer seductoras con lo ladino y artero. Basándose libremente en las hazañas de la espía holandesa Mata Hari, ejecutada por los alemanes en la Primera Guerra Mundial, siendo principalmente un ejercicio de oportunismo, ya que Paramount se apresuró en producirla para aprovechar el impulso generado por el director, y para combatir un film coetáneo (de la rival compañía MGM) con referencia explícita a la espía tulipán, Mata Hari de George Fitzmaurice, con además otra protagonista mítica europea como Greta Garbo. Aunque tiene taras evidentes, sobre todo en su disperso ton o que no sabe si es comedia, drama o thriller, quedándose más como un retrato de personalidad arquetípico de la protagonista, donde la liviana trama (lo de la forma en que se descubren espías resulta caricaturesco) parece solo una excusa para seguir impulsando a la Dietrich al estrellato. Tiene de partenaire la teutona a un errado Victor McLaglen como oficial ruso, el actor londinense era grandioso de actor, pero no en este rol de galán, de hecho el intérprete iba a ser Gary Cooper, pero problemas de agenda lo impidieron, la diferencia de uno y otro son sensibles.
La historia comienza en las calles de Viena (Austria), en la Europa devastada por la guerra de 1915. Las autoridades retiran el cadáver de una prostituta de un edificio de viviendas en el barrio rojo, un caso de suicidio. Cuando una compañera prostituta, Frau Marie Kolverer (Malen Dietrich) ofrece una palabra de simpatía, la portera le advierte que correrá la misma suerte: No, no la tengo. No le tengo miedo a la vida, aunque tampoco le tengo miedo a la muerte . El Jefe del Servicio Secreto de Austria (Gustav von Seyffertitz) escucha el comentario de la joven. Está buscando una mujer atractiva para servir como agente secreto en una misión peligrosa. Teniendo importancia en la historia un coronel austriaco (Warner Oland), y sobre todo el oficial ruso conocido como H-14 (Victor McLaglen).
La narrativa se siente una sucesión de escenas un tanto inconexas en sus elipsis arbitrarias, donde la ‘heroína’ demuestra su inteligencia y dominio de la manipulación femenina hacia los hombres, donde esta fuerte personalidad nihilista se pasea por diferentes lugares donde intentará sonsacar información a volubles tipos, hasta que se encuentra (supuestamente) con la horma de su zapato en el oficial ruso, y entonces se produce un romance bastante cogido por los pelos, y con entre muy poca y nula química, que estropea bastante del resultado final. Todo regado con intriga pulp plana, teniendo como ‘ingenioso’ elemento (hitchcockiano) lo de la información extraída a través de una composición musical (acorde con el gusto de la protagonista al piano). Teniendo también algunas frases apreciables en su cinismo , como cuando von Hindau le espeta a X-27 Qué velada tan encantadora podríamos haber tenido, si no hubieras sido un espía … y yo un traidor , o cuando le dicen, Con tu cuerpo engañas a los hombres para que mueran!. Siendo muy bueno el tramo final, donde la figura de la heroína desenfadada y gélida se eleva de modo épico (spoiler).
Lo que hace atractiva la película es la presencia carismática de una excelsa Dietrich que aporta camaleonismo en sus disfraces de caracteres. Donde el continente atraviesa al contenido. Empezando por la cinematografía en glorioso b/n de Lee Garmes (segunda de sus cinco colaboraciones con von Sternberg), con incisivos juegos de sombras y luces, con contraluces, y claroscuros que apuntalan el expresionismo alemán (y nunca mejor dicho). Esto con punzantes y dramáticas superposiciones para enfatizar sensaciones. Esto en miscelánea con el notable diseño de producción sin acreditar del prolífico emigrado alemán Hans Dreier (nominado al Oscar por su trabajo sobre Marruecos el año anterior, segunda de sus eventuales 20 nominaciones, Luego ganó tres premios Oscar, dos de los cuales ganó el mismo año para Sunset Blvd. y Sansón y Dalila), cuando la Academia otorgó premios separados por trabajos en b/n y en color, siendo el zenit de esta comunión la bizarra secuencia de baile de máscaras vienesas.