Fantasma de amor
Sinopsis de la película
Nino se encuentra en el autobús con una mujer muy envejecida y de aspecto enfermizo que acaba confesándole que es Ana, la mujer a la que amó veinte años antes. Cuando Nino les habla de este encuentro a sus amigos, uno de ellos, que es médico, le asegura que Ana murió de cáncer hace ya tiempo. Lo extraordinario de la situación despierta la curiosidad del protagonista.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fantasma damore
- Año: 1981
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.3
44 valoraciones en total
Entre copazos y marihuana mala debieron combatir director y guionista el invierno duro de Pavía, cuyo retrato tétrico y neblinoso es lo único salvable del film. Y es que, realmente, hay cada pirueta argumental no ya inverosímil, (cosa maravillosa cuando la cámara no tiembla), sino producto de una mala digestión de tripis, que una revisión desde un prisma humorístico podría cambiar toda la crítica. Mastroianni sólo puede poner cara de alelado en cada vuelta y revuelta del camino, y se le ve al hombre la gana de acabar el rodaje y pasar por caja. Lo de Schneider, (encima, doblada en la versión original), no tiene nombre. Y Dino Risi, un genial director de comedias vitriólicas en los años sesenta, ni siquiera tiene aquí fuerza para cargar su ácido en la degradación del matrimonio de Mastroianni, aunque levante, un poco, un dedo exangüe señalando ese camino que nunca cogerá forma. Empleándose más a fondo en el cotejo de ese tema tan fastidiosamente real con el del espectro deseadamente ilusorio quizá hubiéramos tenido otra cosa.
Lo peor, sin duda, los reencuentros Mastroianni-Schneider, de un rancio estúpido que tira patrás.
Los amantes de las películas raras, los amadores de Romy Schneider, los devotos de Mastroianni, los amigos de la niebla y de las ciudades antiguas y, en general, los aficionados a las películas de misterio, no deben perderse ésta. Se sentirán atrapados desde el minuto uno hasta el minuto final. Porque el enigma de la mujer fantasma se sostiene de cabo a rabo, aunque es cierto que, mediado el metraje, el espectador avisado ya empieza a tener la sospecha de que el guionista no va a tener por donde salir. Y así es en efecto. Callejón sin salida, cul de sac. Y apáñatelas como puedas. Viva la libertad de interpretación.
Una pena que película tan prometedora como ésta se inscriba también en la lista larguísima de films chapuceros, que fracasan por la falta de respeto de los guionistas (y del director) a los límites de la credulidad del público.
Fantasma d’amore (Fantasma de amor) (1981), es una película de Dino Risi, un director premiado, reconocido, homenajeado, considerado del grupo de los maestros de la ‘comedia a la italiana’. Algo especial, personal, quizás intransferible, se nos escapa al resto de los mortales cuando en 1981 dio al cine una extraña y temblorosa historia donde la vaguedad de los recuerdos en el olvido, aparecen súbitamente, entre los persistente gritos ahogados de una mujer tratando de alcanzar el autobús, desaliñada, envejecida, con señales de sufrimiento en la mirada, en la piel, en el gesto. Entre dubitativas y temblorosas palabras Anna Brigatti Zighi (Romy Schneider) que, al no disponer de una moneda para pagarse su viaje, uno de los pasajeros: Nino Monti (Marcello Mastroianni) se ofrece a darle la moneda de 100 liras que la cansada viajera necesita para su billete, agradecida lo considera un préstamo.
Risi nos introduce en la cotidiana vida del economista Nino Monti, sin otro objetivo que asistir al ritual diario de llegar a casa, saludar a su esposa Teresa Monti (Eva Maria Meineke), a escuchar sus ideas sobre alimentación y otros aburridos eventos sociales a los que Nino asiste de forma mecánica. En ese estado de cosas el realizador nos introduce de bocajarro en la extraña historia que está a punto de acontecer: la mujer del autobús le ha telefoneado, de forma abrumadora, la vida de Monti da un vuelco absoluto, se trata de su antiguo amor al que no había reconocido después de muchos años sin saber nada de ella. Dos breves flashback nos sitúan en la verdadera relación de ambos, mientras su esposa Teresa le suelta palabras vacías que para Monti no significan nada, ni las escucha, todo su pensamiento está puesto en la inesperada reaparición en su vida de Anna.
Aprovechando la ausencia de su mujer, decide recorrer el barrio donde vivió su amada (nuevo flashback). Entre esquivos callejones Nino escucha su delicada voz que lo llama, hablan de ellos, del tiempo pasado, del envejecimiento del cuerpo de la juventud del alma, entre suplicas, Anna le roba un beso al sorprendido Nino, envuelto entre las confusas brumas de las oscuras calles.
El desarrollo de los acontecimientos atosiga y confunde por momentos a nuestro protagonista cuando escucha las opiniones de sus amigos, la sospecha de su mujer al verlo callado y pensativo más de lo normal, la preocupación del empleado Ressi (Paolo Baroni) por los últimos sucesos aparecidos en la prensa, la aparición de la moneda sobre su mesa de trabajo, los hechos y consecuencias que van minando la propia integridad de Nino, confundido entre dos mundos comienza a creer en los aparecidos como un hecho real, incluso Don Gaspare (Michael Kroecher) con sus opiniones sobre la existencia de los aparecidos y el mensaje visionario que lanza a Nino sobre una futura acción acrecienta sus dudas considerablemente.
Sorprendentemente y como fruto de la casualidad Nino visita la residencia de los Zighi, viendo en esta ocasión a la bella Anna Brigatti tal y como la conoció. Posteriormente suceden una serie de acontecimientos cruciales que volcarán el devenir de las cosas para Nino y para el sorprendido y ofendido Conde Zighi (Wolfgang Preiss), molesto por la confesión de infidelidad con Anna pero sobre todo por (según afirma Nino) haber sucedido recientemente. La reacción del Conde es incontestable. No admite que nadie hable así de su difunta esposa muerta años atrás.
Aturdido por los acontecimientos nuestro protagonista se siente cada vez más aislado con sus pensamientos, confuso entre realidad y ensueño cosa que lo confirma una serie de escenas finales en las que Dino Risi nos proporciona un final abierto, lógico para los agnósticos mortales y de absoluto ensueño para quienes viven en el imperecedero limbo del recuerdo, agarrado a él como único y volátil recurso de vida sin importar el tiempo ni el lugar.
Se trata de una de las mejores historias de fantasmas que ha dado el cine que conozco, y me temo que es una película infravalorada y poco conocida, estando, además, entre lo mejor del cine de Dino Risi, uno de los grandes cineastas del cine italiano.
Es una de las últimas películas que hizo Romy Schneider antes de suicidarse, lo que da a la historia que se cuenta un sobrecogedor valor dramático añadido.
Me ha gustado la película las dos veces que la he visto, Romy está bellísima de joven, la quedaba poco para terminar con su vida y siempre la recordaremos hermosa, nos ha privado con su muerte que la vieramos vieja y ajada como sale en algunas secuencias de esta película.
Marcello superior en su locura de amor