Falling
Sinopsis de la película
John Petersen (Viggo Mortensen) vive con su novio Eric (Terry Chen) y la hija adoptiva de ambos en el sur de California. Su padre Willis (Lance Henriksen) un granjero tradicional y conservador de 80 años, decide viajar a Los Ángeles y quedarse en casa de John mientras busca el lugar idóneo para jubilarse. Una vez todo juntos, dos mundos muy diferentes colisionan. Willis muestra señas de estar perdiendo la cordura, y su peculiar forma de ser, tan divertida como dañina para algunos miembros de la familia, saca a relucir heridas del pasado y de años de desconfianza entre sus allegados.
Premiere: Festival de Sundance 2020 (noche de clausura).
Detalles de la película
- Titulo Original: Falling
- Año: 2020
- Duración: 112
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes conseguir una copia la película en formato HD y 4K. A continuación te añadimos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
6.6
74 valoraciones en total
La versatilidad es uno de los adjetivos más frecuentemente usados para señalar el talento de un actor. Viggo Mortensen da buen ejemplo de ello. Sin embargo, su caso es algo especial. La extensa filmografía que conforma su carrera no sólo es diversa en lo que a tipología de personajes se refiere. También contiene, por ejemplo, una gran variedad de géneros. Entre ellos se cuentan el cine de aventuras, el thriller, las adaptaciones literarias (e históricas), el futuro distópico, los dramas sociales e incluso un western y una comedia. Yendo un poco más allá, no es difícil observar que el actor entra y sale de los circuitos comerciales con notable regularidad. Es decir, que la filmografía de Mortensen también es variada en cuanto a recursos y dimensiones económicas. Por último, cabe destacar que sus personajes saltan de un país a otro, desde USA hasta Francia, pasando por España, Canadá o Argentina… y entre ellos podemos encontrar interpretaciones realizadas hasta en 5 idiomas (con acentos distintos en los casos del inglés y el español).
Sin embargo, existe cierto rasgo identitario en casi todos sus papeles. Pensemos en aquella mirada distante, aquella expresión de sabiduría modesta, aquella sugerencia de escepticismo con pequeños dejes de alma sufrida pero conformada. Casi podríamos decir que, salvando puntuales excepciones (casos como Green Book o Jauja), la carrera de Viggo Mortensen conforma una suerte de discurso. Algo parecido a la construcción de un personaje muy voluble, que solemos reconocer por su mirada trascendental e inconformista. Entonces, no es descabellado decir que estamos ante un actor en cuyo trabajo destaca cierta contraste: la versatilidad de sus trabajos frente a la (relativa) homogeneidad de la psique de sus personajes. Esta contraposición también la encontramos en su debut como director, y es una de las principales responsables de su maravilloso acabado.
Sin duda, lo más destacable de Falling es el personaje de Willis Peterson. Alma noble en su juventud, el peso de la vida lo convirtió primero en un patriota escarmentado, más tarde en un padre de familia fatigado, después en un patriarca severo y finalmente en un anciano irascible, conservador e intolerante. Sólo la buena relación que mantiene con su nieta da prueba de algún resto de su dañada nobleza. El principal punto fuerte de esta película reside en la capacidad de tan despreciable personaje por despertar interés e incluso compasión (no me atrevo a escribir ternura). En ese aspecto, y aún siendo películas muy distintas, el debut de Mortensen me recordó levemente al trabajo Mommy de Xavier Dolan. Ambas películas exponen enfrentamientos profundamente desagradables que, a pesar de su dureza y reiteración, no resultan repetitivos ni escabrosos. Y en ambos casos es el realismo i la credibilidad de sus directores (con estilos casi opuestos) el responsable de mantener vivo el interés.
Pero la contundente caracterización de dicho personaje es sólo una de las dos grandes cualidades de la película. La segunda, mucho menos homogénea, es el conjunto de pequeñas y dispares genialidades que pueden observarse en ella. Me permito citar algunos ejemplos. La frase de Willis que arranca los sollozos de su hijo bebé. La elegante introducción en la historia de la identidad sexual de John. La sutil forma de explicar por qué la familia Peterson no presenció la muerte de Gwen. El estallido de emociones que sugiere la última discusión entre padre e hijo. La decisión de recurrir a actores casi desconocidos. El inspirado desenlace en dónde una frase y una imagen dan cierre al discurso del director con absoluta discreción. Parece como si Viggo Mortensen hubiera almacenado durante años todo un conjunto de recursos, ideas y discursos que ahora dan a su película una preciosa y profunda personalidad. Algo a lo que se suma la increíble humildad con que el actor asume (y borda) su papel.
Como entredijimos, la contraposición de ambas cualidades da a la película un acabado muy parecido al de la carrera del actor: tanto en un caso como en el otro, estamos ante una tipología de personaje (relativamente) homogénea que tiene como contrapunto un conjunto de estímulos (no tan) heterogéneos. De ahí que Falling pueda entenderse como una película cocida a fuego lento, a golpe de experiencias, algunas adquiridas durante la carrera cinematográfica del actor y otras mucho antes. En resumen, existe una suerte de sinergia entre filmografía y película. Que son dos trabajos igualmente aplaudibles.
Me considero un seguidor bastante fiel de Viggo Mortensen. Por cómo elige sus proyectos, por cómo defiende sus valores y por cómo huye de Hollywood.
Pero no me ha convencido nada esta película.
Creo que parte de un guion muy pobre y, como bien se dice, si el guion no es sólido, la película nunca lo será.
Es cierto que la idea principal es buena: la eterna ambivalencia que construye un padre tóxico a un hijo con buen corazón, durante toda su vida, ahora todo ello acentuado por una demencia. Pero para narrarlo ofrece diálogos pasados de rosca que muestran un machaque emocional continuo a lo Whiplash, pero sin ningún tipo de evolución.
Los personajes, especialmente el protagonista, no aprende, o lo hace muy levemente. Ni siquiera sus respuests emocionales cambian. Mira que soy empático, pero me acabo aburriendo. Siempre es lo mismo: el padre se ensaña con su familia y los demás tragan con una expresión facial que casi no cambia.
Los diálogos me parecen pobres y hay poca sutileza en las actuaciones, salvo en la de Lance Henriksen y en la de su hija, aunque creo que es más fácil interpretar su papel que el de un hijo con el alma excavada desde que nació. Viggo Mortensen no me sorprende, creo que subraya demasiado durante su interpretación.
Como neurólogo, la demencia no me parece que sea creíble. No he visto pacientes así, con ese equilibrio entre locura, un lenguaje conservado pero unos problemas importantes para la memoria y para la orientación.
La música tampoco me ha convencido -me ha empachado- y la elección de las secuencias no me ha transmitido lo que supongo que quería transmitir. Hay una conversación familiar en el porche, cuando ya ha llegado su hija, que está llena de travellings que no sé bien qué quieren expresar. Me molestan.
En resumen, aunque palpo la sensibilidad del querido Mortensen, creo que el guion es francamente blando y que el proyecto falla globalmente en su dirección. Se me atragantan las críticas tan positivas de la prensa.
Pero creo sin duda que Mortensen tiene cosas que decir como director.
Resulta bastante complicado escribir sobre el drama de la vejez, y pese a que está bien interpretada, dirigida y cumple con lo que de ella se espera. Debo decir que no entiendo como historias tan repetitivas, con idénticos argumentos, pueden levantar tan elevadas, las puntuaciones de quienes comentamos.
No es que el tema no me interese, lo que me aleja de ella es el tratamiento convencional. Voy a citar GRAN TORINO, la cual, abordando idéntico género, me parece una obra maestra, al derivar por otros derroteros más apetecibles manteniendo como origen, el enfrentamiento a la vejez. También NEBRASKA, así como la maravillosa: Una Historia Verdadera (David Lynch – 1999).
En FALLING, Sabemos que va a pasar, y sucede, escena tras escena. Viggo Mortenesen es un actor al que admiro y sigo desde hace un buen puñado de años. Brillante, talentoso, versatil… es capaz de acometer cualquier interpretación y sacarla adelante con soltura. Nos encontramos ante una buena película, bien dirigida e interpretada, como antes dije. Quizá el punto de inflexión se encuentra en lo convencional de la historia y los derroteros por los cuales discurre.
Triunfará… Estoy seguro.
No sé cuánto de este debut directorial del amigo Viggo Mortensen será autobiográfico. Tiene la pinta pero espero por su bien que no demasiado porque vaya elemento el vejestorio este de la película. Ya no es que sea un individuo conservador, racista, misógino y homófobo cuyos valores chocan con la Modern Family de sus hijos, sino que es un tipo extremadamente tóxico y mezquino, por no entrar en mayores descalificaciones. Al final terminé algo harto de este personaje, tanto en los flashbacks como en el presente.
Aquí se manifiesta un problema típico que ocurre en películas con personajes despreciables: hasta qué punto lo que comunica la película es capaz de desmarcarse de lo que comunican los personajes. Esta película es evidentemente no homófoba, pero cuando el personaje lleva 10 o 15 comentarios del estilo, algunos bastante ingeniosos y con contenido humorístico, cabe preguntarse si era necesario meterlos todos en la película o se ha caído en la zona de la explotación. Lo dejo como pregunta porque yo no hemos llegado a una conclusión.
Aparte de esto, la película no está mal, y siendo el director actor, no sorprenderá que lo mejor sean las actuaciones, muy buenas, especialmente Viggo como hijo de paciencia infinita, que en la película no se explica muy bien por qué es tan estoico. Soy de la teoría de que los hijos no tienen ninguna obligación moral para con los padres, y mucho menos incondicional, así que nos hubiera gustado que se profundizara más en las motivaciones de su personaje. Muy bien también Lance Henriksen como padre viejo aunque el personaje me parece exagerado, cosa que de todas formas jugará en su favor cuando toque repartir premios. Y bien, pero no tanto, Sverrir Gudnason como padre joven en un papel que caería como anillo al dedo a Sam Rockwell, si no fuera porque ya tiene medio siglo a sus espaldas.
Por último, mencionar que si yo me fuera a someter a una palpación a la consulta del proctólogo y resultara ser David Cronenberg, saldría del lugar escopetados y sin mirar atrás, no sé vosotros.
Gustará a: Picasso, caballos, John Wayne
No gustará a: bebés, patos, California
El de las relaciones paterno filiales en el último tramo de la vida se está convirtiendo en un género en sí mismo. Y desgraciadamente no creo que este filme vaya a estar entre sus hitos. Sus ciento y pico minutos de duración podrían haberse reducido a un cortometraje sin que lo esencial, si es que lo hay, se hubiera resentido lo más mínimo. A saber: hay un anciano que siempre fue una malísima persona, un hijo abnegado que lo soporta estoicamente, su marido, que soporta su parte, aún más estoicamente, una hija que pasa por allí, un par de ex esposas, tres nietos, tres o cuatro caballos y flashback, mucho flashback. El viejo se pasa la película soltando barbaridades (caca-culo-pedo-pis y similares) y Mortensen poniendo cara de mártir, e incluso de póker, sin que en ningún momento se profundice absolutamente en nada ni pase absolutamente nada.