Extraña confesión
Sinopsis de la película
A casa del conde Volsky (Edward Everett Horton) llega su gran amigo, Fyodor Petroff (George Sanders), el juez de instrucción con quien pasará algunos días que darán lugar a que, ambos, conozcan y queden prendados de Olga Kurzminichna, la adorable hija del guardabosque que ansía escapar de su difícil situación… y ¡para su sorpresa, ella planea casarse con Urbenin, el viudo mayordomo del conde, poco atractivo y mucho mayor que ella!
Detalles de la película
- Titulo Original: Summer Storm
- Año: 1944
- Duración: 106
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Opinión de la crítica
Película
6.6
78 valoraciones en total
Un film dirigido por Douglas Sirk presagia intensidades dramáticas y si encima cuenta con la participación de Linda Darnell podemos suponer sin posibilidad alguna de error que el conflicto sentimental está servido. Es el caso de Extraña confesión, película que se mueve entre la pre y la post revolución rusa, un tiempo donde las clases nobiliarias pasaron, aquellos que tuvieron muchísima suerte, del excelencia al camarada y de los palacios a las guarderías colectivas.
En ese entorno, de campesinados al poder, los poderes de la campesina Olga son más que evidentes por mucho que ella intente disimularlos enterrándolos en capas de inocencia. La Darnell, cinematográficamente hablando, está reñida con la inocencia. No le pega ni con cola. A ella le van esos papeles que llevan a los hombres al tajo pidiéndole a Dios que sea bajo. Si es que hasta George Sanders sabe que estando ella por allí, él no tiene redención posible y claro, pasa lo que pasa, problemas de conciencia incluidos y Pepitos Grillos dando la vara permanentemente.
Película pasional donde las haya. Figúrense si será pasional que hasta Everett Horton, habitual de la comedia Lubitsch y prototipo del despiste, pierde el oremus y hasta las joyas de la familia con la tal Olga y claro así se las ponían a Fernando VII y si a Olguita pies descalzos se le pone a tiro un título nobiliario pues ustedes me dirán. Corrían malos tiempos para la nobleza pero aun así era mucho caramelo.
La película destaca por el buen trabajo de George Sanders. Este es un actor que merece un punto y aparte por su carrera excelente llena de interpretaciones soberbias. El resto (Darnell, Horton) está en su línea como queda dicho, sin mayores estridencias. El trabajo de Sirk es digno aunque el panorama histórico en que se desenvuelve el film tal vez hubiese exigido un guión un tanto menos light y con menos moralinas. La banda sonora de Karl Hajos es otro aspecto destacable.
No defraudará a los amantes de esos melodramas donde se mezclan engaños, ambiciones, amores eternos, visceralidades, celos y otras perlas.
El atormentado relato de A. Chejov llega a la pantalla algo suavizado gracias a la mano de D. Sirk aunque la película no resta ni un ápice de la contundencia de una historia agobiante, áspera y amarga que se desarrolla en el contexto de la revolución rusa, pero sin implicaciones bélicas en el film.
El director establece su planteamiento con solidez y proporciona al espectador todos los elementos en los que la obra del escritor ruso cobra sentido.
En su desarrollo resalta la tensión psicológica, la actitud de los personajes, la naturalidad narrativa y siempre mantiene un alto nivel de fluidez.
El desenlace lo resuelve con celeridad y sin ambages innecesarios.
Estupenda aproximación a la novela.
Entre marzo de 1884 y abril de 1885, en la revista ‘Noticias del Día’, se publicó la novela que, basada en un hecho real, Antón Chéjov, escribiera con el título: Охотничья драма (Un Drama de Caza). La firmó, entonces, como A. Chejonté… y fue, después de su partida, que se publicaría en libro con notable acogida comercial. En 1918 -cuando ya los productores de cine comenzaban a interesarse en los cuentos y obras de este gran escritor ruso-, se hizo la primera adaptación cinematográfica dirigida por Cheslav Sabinsky, pero, al igual que el resto de las películas que se hicieron con sus obras hasta 1940, tampoco ésta consiguió traspasar las fronteras.
>, el director alemán ignora las demás –y muy eficaces- metáforas que hay en la novela: La frecuente alusión a ‘La muchacha de rojo’, la reiterativa frase del loro… y su filme se torna más directo, sin complicarle la vida al espectador medio. Se le abona, además, que el firme alegato que hace, Chéjov, contra la ineficiencia de las autoridades zaristas y que remata con la frase de su protagonista Kamishev (No es culpa mía que los encargados del orden sean tan estúpidos), lo transforme en un acto de eficacia, mostrando primero la imagen de Lenin en la oficina de la (ahora) editora, Nadina Ivanova Kalenin, y dejando ver enseguida que, las autoridades del presente, son algo muy distinto.
Llegado el año 1944, el director alemán Detlef Sierck, recién instalado en Hollywood donde asumió el nombre de Douglas Sirk, se entusiasmó con la obra de Chéjov, y él mismo (en colaboración con Michael O’Hara) se encargó de adaptar, Un Drama de caza, trasladando la historia a 1910, con el intencionado propósito de poder referirse al rotundo cambio social que pocos años después se produjera en Rusia. En este orden de ideas, su versión asume algunas modificaciones (cambio de algunos nombres y/o apellidos, mutación e incorporación de ciertos personajes… y variación de unos cuantos incidentes y del desenlace, para que la película no fuera, puro Chéjov, sino que también llevara su sello personal.
Para el escritor ruso, el título original de su obra funciona más como una metáfora que alude a la cacería humana -de la que se ocupa muy astutamente el protagonista Kamishev- que a la caza de animales, la cual apenas menciona sin entrar en detalles característicos de estas aventuras, como sí lo hace, por su parte, Douglas Sirk. Por otro lado, en <
Como Fyodor Petroff, George Sanders es el nuevo juez de instrucción que, de visita donde su amigo el conde Volsky (obsérvese aquí la alusión a Vodka), junto a él conocerá a esa adorable muchacha llamada Olga a quien, Linda Darnell, representa con sumo encanto y coquetería… y, Sirk, aprovecha para aumentar con ella el contraste entre los humildes y los aristócratas, quienes harán aquí uso de su particular arrogancia y discriminación.
En definitiva, un buen contraste entre la magnífica obra original y la versión más cercana de Douglas Sirk, con la cual, este director, comenzaría a afianzarse como otro de los honrosos europeos que enaltecerían el cine de mediados del siglo XX.
Habría que esperar, hasta 1978, para ver la versión rusa de esta novela, Moy laskovyy i nezhnyy zver (entre nosotros: Accidente de Caza) que, con mayor fidelidad y bastante acierto, dirigiera Emil Loteanu.
Así empieza la película, dando un manuscrito a una editorial sobre un relato muy interesante. La editora dice: recibimos muchos, porque este será interesante? Y él dice: léelo, habla de ti y de un tal juez, y se queda sorprendida…
Está claro que es algo personal de ella. Y sí, es interesante, supongo por la parte final (ver spoiler).
El resto de la película no deja de ser una película más de femme fatale. Lo curioso es que Linda Darnell había hecho películas con personajes secundarios, pero papeles más modositos y dulces. Y aquí aparece como femme fatale e hizo que la gente cambiara su opinión sobre ella. Aunque ella, según dijo, nunca quiso ser actriz, fue su madre que la empujó, ya que era deseo de su madre (incluso dejando de lado la educación de sus otros hijos por ella). Pero bueno! Al menos obtuvo papeles más o menos importantes.