eXistenZ
Sinopsis de la película
Esta película refleja una sociedad en la que los diseñadores de juegos son venerados como ídolos, y los jugadores pueden entrar orgánicamente en los juegos. Alegra Geller es la autora de Existenz, el juego más original, porque impide a los usuarios distinguir los límites entre la realidad y la fantasía.
Detalles de la película
- Titulo Original: eXistenZ
- Año: 1999
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.2
91 valoraciones en total
Impresionante film sobre el arte del videojuego, en el que el espectador se involucra al mismo tiempo que los personajes. Admito que hay que ir preparado a verla teniendo un conocimiento previo de lo que rueda Cronenberg, porque tal vez pueda resultar un tanto extraña para quién desconoce los rasgos de cuya imaginación, pero es un thriller fantástico y original que te transporta de un sitio a otro antes de que te puedas dar cuenta, y que tiene un giros espectaculares en la historia, igual que en la vida misma, pues esta cinta, al mismo tiempo de deslumbrarte con una espléndida ficción, reflexiona ante una realidad difícil de diferenciar como tal.
Si el tema te gusta, al instante te sentirás involucrado, y te sumergirá tanto, que cuando acabe te dejará incluso preocupado, pues plantea alguna dudas sobre lo que nos rodea.
Una imaginación digna de admirar, fiel a la tendencia de la Nueva Carne , con orígen en el mundo del ciberpunk, que indaga y explora lo órganico y carnal de la naturaleza, basandose en el tacto, en el roce, en la experimentación y exploración de nuestra anatomía.
Es una crítica al mundo de los videojuegos, pero también es un análisis de la vida misma. ¿Qué papel representamos en la vida, a qué andamos jugando? ¿Es esto la realidad o un sueño de la razón que provoca monstruos?
A mi me ha gustado mucho porque es muy entretenida, a veces un poco viscosilla e incluso diría que metafóricamente sexual, pero muy original y con muchos giros inesperados.
Jude Law y Jennifer Jason Leigh tienen la química suficiente (chico-bueno, chica-mala) como para tenerlos en vilo un rato.
1) Cronenberg maneja una idea interesante, con buena metafísica. En el centro del argumento, un debate sobre si hay una sola realidad, si es múltiple (con varios niveles), o toda espejismo, construcciones mentales de consistencia virtual: se pasa de una existencia a otra, como de un sueño a otro, jugando roles al entrar en el universo eXistenZ.
—Tienes que jugar para averiguar a qué estamos jugando, tienes que dejarte llevar por el personaje para avanzar en la trama —dice Allegra a Ted.
Cuando uno accede a un mundo y no representa con acierto a su personaje, los otros partícipes quedan suspendidos en un bucle hasta surgir la frase o acción oportuna, que puede consistir, así ocurre alguna vez, en involucrarse sexualmente.
La resonancia platónica es fuerte: sucesivas encarnaciones virtuales, en busca de aquellos en cuya compañía descifrar el sentido de la existencia en curso. Un personaje sabe qué tiene que hacer porque lo recuerda. La realidad es una jaula de la que escapar. Estar a salvo es aburrido.
La historia se mueve espiral en ambas direcciones: el salto de nivel puede darse en cualquier momento, conectándose a mundos, y a mundos dentro de los mundos, sin límite aparente. Pero también al revés: lo que parece real puede ser virtual respecto a otra realidad desde la que está siendo proyectado, y así hasta implicar la propia relación del espectador con la película.
2) Este esquema no da una obra abstracta o meditativa. Se plasma en un relato trepidante en el que bandas y facciones provocan refriegas, persecuciones, atentados.
Un fanático realista intenta asesinar a la lumbrera del diseño de juegos Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) cuando se dispone a una demostración de eXistenZ, el no va más de lo virtual. Herida, huye con Ted Pikut (Jude Law), encargado del marketing, en loco saltar de un cibermundo a otro.
Las expresivas interpretaciones de los actores, con rostros de gestualidad muy elocuente, también conjuran el riesgo de abstracción.
Por si no bastara, Cronenberg llena con la habitual visceralidad archifísica las escenas: las bioconsolas, llamadas ‘vainas’ (tienen efectivamente algo sexual), están hechas de tejidos, cartílagos, ternillas, órganos internos, y se enchufan por un cordón umbilical a un biopuerto, un orificio practicado en la zona lumbar.
3) Dejando a un lado el mayor o menor agrado hacia el estilo, que muestra destripamientos, chorros de sangre y disección de miembros, o alimentos viscoso-gelatinosos, la interesante idea, llena de posibilidades, se ve lastrada por la excesiva complejidad del desarrollo, confuso en cuanto proliferan las identidades, los niveles de realidad, los agentes dobles en la lucha entre organizaciones, también por buscar golpes de efecto y explotar su potencial más allá de lo que una mínima claridad argumental permite, y eso que se economiza con gran sobriedad en los escenarios, consiguiendo una estética muy tensa, con la que los excesos estilísticos chocan.
Espléndida película que retrata un futuro muy singular, basada en los juegos de realidad virtual. Pero como no iba ser menos, Cronenberg lo esculpe a su manera.
Tiene mérito que en una película como esta, basada en el futuro y el la ciencia ficción, no aparezca siquiera, un electrodoméstico moderno o un simple ordenador, sino al revés, todo lo que se ofrece es natural (de carne y hueso).
EL film nos ofrece la posibilidad de experimentar algo nuevo, como en la mayoría de las películas de su director, ya sólo por eso merece la pena, luego los hay quién las entienda más o menos, que les guste o no, pero en la innovación es donde está el disfrute de una película.
Sin duda alguna, cuando nos encontramos ante un proyecto de Cronenberg, ya sabemos que nos vamos a hallar en historias que entremezclan la ciencia ficción, la fantasía y en ocasiones, incluso el terror, de una de las mentes más imaginativas del mundo cinematográfico. Sin embargo, en éste film, incluso conteniendo actores muy capaces de dar la talla como Jude Law, Ian Holm o Willem Dafoe, nos ofrece una historia más bien irregular, pero con ese estilo tan peculiar que caracteriza a David en el que no se corta ni un pelo con sus secuencias más duras. Pero a pesar de la irregularidad de la trama, nos vemos sorprendidos por buenas secuencias, además de entretenimiento y originalidad, aunque quizá un poco nublados por ese final aunque en parte sorprendente, también harto previsible.