Eternité
Sinopsis de la película
Cuando Valentine se casa con 20 años con Jules estamos a finales del siglo XIX. A finales del siglo siguiente, una joven parisina, la bisnieta de Valentine corre en un puente y acaba en brazos del hombre que ama. Entre estas dos épocas, hombres y mujeres se encuentran, se aman, se abrazan, mostrando así los destinos románticos de una generación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Eternité
- Año: 2016
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
4.7
51 valoraciones en total
El cine de Tran Anh Hung siempre se ha caracterizado por dar un mayor valor a la imagen que a la palabra, aquí es llevado al extremo. No solamente suple la palabra por una, bastante constante, voz en off, haciendo que los escasos diálogos suenen rígidos y encorsetados, carentes de toda naturalidad, también suprime la narración sustituyéndola por la sensación. El espectador se deja arropar por las sensaciones, la belleza, la dulzura…
Eternité posee una gran belleza, desde una impoluta fotografía a unos lugares, jardines y mansiones de ensueño, vestuarios suntuosos, gente guapa, ni siquiera veremos, salvo muy fugazmente, una persona de clase trabajadora que nos estropee, con su fealdad o sus ropas no ricamente elaboradas, la belleza del encuadre. En la película todo es perfecto, gente perfecta que no tiene discusiones ni problemas (salvo el inevitable de la muerte) todos son educados, amables, serviles, ni una mancha se verá, todo es dulce y agradable, idílico, demasiado.
La artificialidad de la propuesta no es solamente su único problema, el mayor será que no consigue que el espectador se adentre en la película, este no puede sentir empatía por ningún personaje, pues nos son ajenos por completo. Simplemente los veremos disfrutar de momentos de dicha y de llanto, pero no sabemos nada de ellos, excepto que tienen hijos y los quieren, no existe ningún conflicto, no hay narración, el espectador se limita a contemplar, como si fuese un cuadro, y a la larga termina por aburrir. Vemos la película a través de los ojos de las mujeres y estas están, lo llega a decir la película, para tener hijos, así que las veremos teniendo hijo tras hijo, abrazándolos, besándolos (creo que es la película con más besos que existe, reto al espectador que se aburra a que intente contarlos), llorándolos,.. no hay, prácticamente, nada más en el film. Mientras los flashbacks van y vienen y el número de hijos crece y crece (pareciera que estas tres mujeres quisieran repoblar un país) el espectador se aburre.
Si la gran virtud de Eternité es querer hacer algo distinto, su gran defecto, sin embargo es muy común al cine actual: Quiere aparentar, quiere crear momentos épicos, de gran belleza, esos momentos que se clavan en la mente del espectador, esos momentos que hacen grande al cine (estilo de Scarlett Ohara jurando que jamás pasará hambre) pero se olvidan de que para llegar ahí hace falta una narración que atrape al espectador. Eternité prescinde de esta y solamente se basa en juntar momentos. El resultado es que se entra en la película y uno se aburre. Lo que se ve en el trailer es lo que encontramos en la película, la escenas duran más, el ritmo es más pausado, pero al salir del cine sentimos lo mismo, hemos visto bellos momentos que serían geniales si la narración nos llevase a ellos, no ha sido así, lástima.
Extraña película de bellas maneras, desarrollo singular y contenido desconcertante.
Las bellas maneras vienen de la mano de una fotografía sobresaliente, unos escenarios evocadores y preciosistas y una banda sonora persistente y ofuscada en el repaso de los adagios de las obras pianísticas de Debussy, Satie, Chopin y otros para subrayar con lentitud y melancolía los conceptos románticos (amor y muerte) que trufan el guión.
La imagen y la música abarcan todo. Casi no dejan espacio a la palabra. Los personajes posan continuamente y apenas si dialogan entre sí, por lo que la historia se va hilvanando con noticias breves y esporádicas de una voz superpuesta, a modo de un narrador muy distante y sin compromiso.
La historia, a poco que se piense, no es nada. No cuenta nada y carece por completo de interés. En definitiva, Eternité es el montaje de un árbol genealógico, profuso y enredoso, de unas parejas decimonónicas. Aprovecha el asunto familiar para recrear un ambiente amable y contemplativo, nos muestra como anecdótico el papel reproductor de la mujer de aquellos tiempos (6, 8, 9 hijos) y nos recuerda una y otra vez con regodeo la crueldad de la mortalidad infantil. Y nada más. Nada, solo pasa la vida, constante y obsesiva, que de generación en generación, consigue hacerse eterna, como esta soporífera película.
Pedantería, cargante en cuanto a su esnobismo, que nos relata, con una voz en off y un lenguaje literario, la vida de una rica familia burguesa francesa que parece vivir del aire, sin salir de su gran propiedad, con trajes de época, muebles rococó sin un ápice de polvo, y con una fascinante capacidad de procrear continuamente, generación tras generación, como si de ellos dependiese el mantener las pensiones que nos recorta Rajoy. Y el sempiterno piano, con música de Debussy y quizás de Chopin y demás música clásica… Bella fotografía, cuidada ambientación. Todo el conjunto pretende conferir a este plomizo filme una trascendentalidad pero de garrafón, de presunto buen gusto, pero que resulta más de cultureta que culta, de llevar el menique tieso mientras te tomas el té, de más anuncio de Anaïs, Anaïs que de buen filme, con estilizados y perfectos cuerpos Danone, de guapos y ociosos en cuanto a sus labores, pero educados hasta la náusea.
Tragicómico. De una Europa que ya no existe.
Eternité es una coproducción franco-belga de 2.016 dirigida por un vietnamita. Es una película lenta, casi estática, con una cämara con muchos planos fijos que nos enseña el entorno de los protagonistas. Valentine y Jules, es una pareja acomodada que tiene seis hijos. Los vemos nacer, crecer, enamorarse, reproducirse o morir. Hay dos hermanos gemelos que visten uniforme y no los volvemos a ver, y una hermana que se hace monja y muere en el convento. Y poco mäs. Nos dicen sus nombres, pero no los llegamos a conocer porque no se siguen sus trayectorias. Vemos como las familias crecen, cómo algunos mueren muy jóvenes, pero no hay historias, sólo muchas figuras inmóviles que se miran a los ojos porque se aman. Lo mejor, la fotografía, lo peor, el argumento, porque no existe y no llegamos a conocer a ningún personaje ni nos explican lo que sucede. ¿Por qué Jules se interna en el mar y nunca regresa? ¿Suicidio?
Mediada la película comienzas a aburrirte porque no te interesa nada de lo que ves. tan solo te interesas por el color, la fotografía, unos planos estáticos de madres acariciando niños o enamorados que se miran en silencio.
Si no hay argumento, si no se nos cuenta nada, es inútil tanto tanto actor dentro del cuadro, tanto plano bonito , que roza, a veces, la cursilada, el ritmo lento y pausado al servicio de unas vidas que, como no se explican no nos interesan.
Película sin argumento, sin guión, apenas frases sueltas y ensordecedora música de fondo, No cuenta nada ni despierta la menor simpatía en el espectador, simplemente estás deseando salir del cine las dos horas que dura la ñoñería. Pérdida absoluta de tiempo y de dinero.