Estamos muertos… ¿o qué?
Sinopsis de la película
Entretenida saga de dos policías (Williams y Piscopo) uno de los cuales ha sido contagiado luego de morir con una sustancia que lo mantiene zombificado, lo cual le da 24 horas para encontrar a sus propios asesinos. Una pléyade de caras conocidas (especialmente Price) cumplen roles de reparto y amenizan un relato pleno de acción y gore.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dead Heat
- Año: 1988
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
5.5
73 valoraciones en total
Dead Heat es como ponerse a la misma vez en dos teles distintas Re-Animator y Arma Letal. LA película de Mark Goldblatt es una especie de parodia o mezcla indescifrable de géneros que, por su propia rareza, cae de alguna forma simpática. Ver a Vincent Price también le da cierta adorabilidad al relato, pero es la mera idea lo que reina en un espectáculo lleno de esencia ochentera.
No te sientas muy mal si empiezas a notar que te gusta, porque aunque se ve cláramente que la película nada más en la mediocridad que en la excelencia estás ante un entretenimiento como sólo la comercialidad de los ochenta puede aportar. No seré yo quien recomiende encarecidamente ver Dead Heat, pero su propio surrealismo hace que lo poco que dura no sea una pérdida de tiempo.
Arranca con el atraco a una joyería de Melrose Place por parte de dos tipos mal encarados y violentos, que al ser sorprendidos por la policía al salir del establecimiento entablan un tiroteo a pecho descubierto con los agentes (recuerda en la estética y violencia al de Heat o a aquella película que recreaba el famoso tiroteo de Hollywood de 1997), dándose la circunstancia de que pese a los numerosos impactos de bala recibidos siguen en pie y disparando a troche y moche, hasta que llegan los detectives Roger Mortis (Treat Williams) y Doug Bigelow (Joe Piscopo) que consiguen abatirlos (el uno destrozado por una granada y el otro espachurrado por el coche de Mortis).
Al acudir al depósito y asegúrales la doctora encargada de las autopsias (Clare Kirkconnell) mientras les enseña los cuerpos (que aparte de los destrozos consecuentes del tiroteo inicial, están llenos de costurones), que ella misma les practico la autopsia hace unos días y la existencia de un extraño liquido entre sus fluidos, comienzan a sospechar que se trata de delincuentes zombies y se dirigen al laboratorio del cual procede dicho fluido, en el cual y durante la investigación el detective Mortis muere asfixiado, visto lo cual la doctora de las autopsias que había acudido al lugar, tras echar un vistazo a las instalaciones y familiarizarse con el mecanismo resurrector devuelve a la vida al difunto Mortis, comprobando que en el plazo de 12 horas la descomposición y putrefacción de adueñara de su cuerpo.
Todo esto a modo de presentación durante los primeros minutos, a partir de aquí y con los dos policías (el muerto Mortis y su colega Bigelow) a los que se les ha sumado la hija (Lindsay Frost) del supuestamente difunto inventor del fluido (el aquí magnifico y entrañable Vincent Price) investigando contra reloj quien está detrás de la criminal utilización del fluido zombificante, tenemos una muy entretenida, divertida y a ratos descacharrante buddy movie zombie, plagada de escenas memorables (la lucha con los animales zombies de la despensa de un restaurante chino o el duelo a metralleta zombie a lo Terminator entre Mortis y otro resucitado, entre otras), con unos buenos efectos especiales y un sobresaliente maquillaje y con unas escenas de acción brillantemente filmadas (no en vano su director, Mark Goldblatt, aparte de dirigir el The Punisher que protagonizo Dolph Lungren, es un reputado y poseedor de prestigiosos galardones de la industria, montador y director de segunda unidad en films como Terminator 1 y 2, Piraña, Robocop, Depredador 2, Pearl Harbour y alguno otra joyita mas), que por nada del mundo debería perderse cualquier amante de la buena serie B que se precie.
Absolutamente recomendable.
Estamos muertos… ¿o qué?, no es una buena película. Tampoco pretende serlo. Su guión es absurdamente previsible y descarado, por no hablar de los efectos especiales de animación realizados mediante stop motion de la forma más cutre posible. Pero que importa todo eso, si esta maravilla de serie B es capaz de ofrecer algo tan bueno como un rato entretenido, ¿qué importa el resto? Además te hace rememorar viejos recuerdos nostálgicos de cuando antes la televisión era televisión, y al encenderla no apestaba a podrido. Programas donde al mediodía o por la noche te ofertaban la posibilidad de poder ver una película o alguna serie de calidad aceptable como Compañeros o Al salir de clase .
Pero bueno, los tiempos cambian para bien o para mal y hay que aguantarse y apechugar con la bazofia que hay en según qué canales y que por desgracia como si de un virus se tratara, se va expandiendo. Pero mientras tanto señores, yo seguiré recordando viejas joyas como esta y nos centraremos en lo que nos tenemos que centrar: hacer una crítica de una película.
La historia gira en torno a dos policías que andan investigando una serie de atracos realizados por personas que presuntamente ya habían muerto y que por causas misteriosas son devueltas a la vida para realizar actos delictivos. Sí, el argumento es como para darles un premio Sitges.
Treat Williams, conocido actor por salir en películas como Érase una vez en América (1984) o El príncipe de la ciudad (1981), encarna en esta ocasión al Detective Roger Mortis (chistoso el nombrecito, ahí se han ganado otro premio Sitges a la originalidad), un hombre caracterizado por ser un policía formal. Joe Piscopo, será quien de vida a Det. Doug Bigelow, que será el álter ego a su compañero ya que posee un carácter más afable y burlesco. El personaje de Doug tendrá el mismo carisma de Eddie Murphy en Superdetecive en Hollywood pero enfundado en un cuerpo sacado de un gimnasio. Siendo los dos agentes el eje central del film, sus desventuras empezarán cuando Roger se convierte en zombie y encima amenaza con acabar cerrando el caso, cueste lo cueste.
Si hay algo que destacar en este film, además de la sobredosis de pegamento de los guionistas, es la labor que se realiza en el apartado de maquillaje donde veremos cómo personas normales como Roger, acaban convirtiéndose en auténticos zombies irreconocibles bajo inmensas capas de maquillajes y prótesis que deberá llevar encima Treat Willians. Los efectos especiales a pesar de ser algo cutres, como había comentado antes, son bastante efectivos y darán a lugar algunos chascarrillos.
Cargada con grandes dosis de humor negro y un reparto de reconocidas figuras del celuloide como Vincent Price o Treat Williams, Dead Heat consigue ser una magnífica película de serie B en toda regla.
En la línea de su época, Dead heat nos ofrece una disparatada y entretenida película llena de sorpresas y también, en ocasiones, ilógicas e incongruentes escenas, mezcladas con un eficaz humor negro y chistes típicos de la época.
Los personajes son divertidos y tanto el maquillaje como los efectos especiales están bastante bien trabajados. En definitiva, una película para pasar un rato divertido, sacarte una sonrisa y de paso, reflexionar acerca de la vida y de la muerte.
No sé si está sobrevalorada, en mi caso poco a poco me ha ido gustando y eso me ha hecho sentirme algo incómodo. Reconozco que los chistes fáciles y las bromas previsibles me disgustan bastante, así que enfrentarse a una película como Estamos muertos… ¿o qué? no es fácil cuando de repente, con el paso de los minutos, empieza a gustarte. Es lo que hay que hacer, defender una comedia si te ha resultado simpática o ingeniosa, como es este caso. Además, aparece un Vincent Price en algo que es poco más que un cameo. Los que lo admiramos siempre estamos de enhorabuena viéndolo aunque sea tan mínimamente.
Así que a menudo lo disparatado y absurdo resulta tan ridículo que es para irse corriendo, la fórmula no siempre tiene éxito. ¿Por qué esta cinta ochentera sí funciona?, ¿por qué no es tan mala como otras?, no es fácil responder, si fuera sencillo todo serían peliculones y resulta que hay muchas más castañas por una sola película correcta. Ahora iré a lo concreto, que es la suma de estupideces que sin embargo me han parecido de notable para arriba: la batalla en esa despensa de un restaurante chino es una maravilla, con cerdos, pavos, gallinas y hasta lo que parecía un buey luchando contra los dos polis. Y eso que uno, lo sabemos desde la sinopsis, se tira casi toda la peli muerto. Ver para creer, cinco merecidas estrellitas a algo así.