Estación para dos

Una noche de invierno helada. En la cárcel se realiza un control rutinario. Tras la verificación de identidad, a Platon Riabinin le informan de una visita de su esposa, que ha alquilado una casa en el pueblo a diez kilómetros de prisión. Le dejan en libertad con la condición de que vuelva antes del control matutino, advirtiendo que el retraso se considera como huida. Mientras Platon realiza su viaje de la cárcel hasta el pueblo, recuerda cómo conoció a Vera.