Escándalo
Sinopsis de la película
Miyako, una famosa cantante de ópera, es fotografiada junto al pintor Aoe, en un balneario de Izu. La foto es publicada algunas semanas después en el periódico sensacionalista Amor, con un texto totalmente falso. El pintor decide demandar a la publicación y contrata a un ambicioso abogado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shubûn
- Año: 1950
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.7
87 valoraciones en total
Un nuevo trabajo comprometido de Kurosawa crítico con varios de los cánceres más poderosos de la sociedad moderna: el periodismo, la abogacía, las drogas y el juego. Lo encontrarán interesante aquellos que vieron en Ikiru una gran película, pues el personaje con más importancia es el de Takashi Shimura, que interpreta a un abogado cobarde que sucumbe fácilmente a la corrupción y ahoga sus remordimientos en alcohol.
Me sorprendieron un sentido del humor inesperado, una interesante banda sonora y un montaje bastante eficaz –todo un acierto lo de intercalar los titulares de la prensa de esa manera-. Me volvió a gustar la táctica de varias películas en una . El juicio del final, bien gracias a los actores, pero no entrará a formar parte de los clásicos del género.
Kurosawa tiene el don de haber hecho películas atemporales y con una vigencia escandalosa. En Escándalo son puestos en tela de juicio el sensacionalismo de la prensa y la abogacía. Los abogados, y la prensa desde el nacimiento del sensacionalismo con William Randolph Hearst, son dos elementos de la sociedad actual despreciados por sus malas artes.
En Escándalo Kurosawa da buena cuenta de ellos y los enfrenta. La historia trata de un pintor que es fotografiado con una cantante. En un reportaje de la revista amor salen las fotos con un texto completamente falso. Ante esta situación, el pintor (Toshiro Mifune) decide demandar a la revista y para ello contrata a un abogado alcohólico y caído en desgracia (Takashi Shimura).
No es la primera vez que Kurosawa trata temas que tanto ahora como cuando las rodó eran asuntos de actualidad. En la maravillosa Los canallas duermen en paz el director japonés nos contaba una historia con el trasfondo de la corrupción urbanística de por medio. En Escándalo la vigencia de lo que nos cuentan también es notoria, esta es otra historia de candente actualidad.
Kurosawa construye un film que visto hoy en día, más de cincuenta años después, parece de una actualidad asombrosa, ya que vivimos marcados por una época en donde para los medios de comunicación entretenimiento es lo mismo que cotilleo o marujeo, en donde el orgullo y la dignidad se arrojan al suelo con tal de conseguir audiencia o dinero fácil. Esto es por lo tanto el punto central del la película: la defensa del honor, de un honor mancillado a base de mentiras con tal de conseguir acumular lectores, en este caso, y es que el fin, muchas veces, justifica los medios.
Ryszard Kapuściński dijo en una ocasión: Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante . Pues de esto, ni más ni menos, es de lo que trata Escándalo. Una historia contada en una película del año 1950 y cuya exactitud con los tiempos actuales da mucho que pensar sobre la evolución que para muchas cosas hemos tenido.
Kurosawa pone en entredicho los valores de la prensa más sensacionalista que existe como es la rosa en donde no importa faltar a la verdad si con eso se venden más revistas. Y por supuesto tampoco importa manchar la imagen de las personas implicadas. No nos estamos refiriendo a personajes de la farándula que ya de por sí tienen su vida manchada a base de venderla porque su ineptitud no les da para más. Sino que hablamos de gente con oficios sanos (un pintor y una cantante) alejados de todo ese circo mediático pero que desgraciadamente su punto de mira apunta directamente a ellos. Esta crítica deja paso a una todavía más grave y no menos actual como es la de la justicia. ¿Es realmente justa la justicia? Si estamos en el mundo y tenemos dos dedos de frente podremos respondernos a esta pregunta.
La extorsión, el chantaje y la difamación son el caldo de cultivo en el que los personajes navegan aparentemente sin un rumbo claro hacia la defensa de su honor. De su verdad. Y en esto, como muchas veces antes y posteriormente siguió demostrando, Kurosawa se maneja perfectamente entre esas aguas embarradas en donde sus personajes pueden salir a flote o perecer. Por algo este señor fue y seguirá siendo recordado como El Emperador del cine. Tocó prácticamente todos los géneros cinematográficos contando historias que perduran en el tiempo tanto por su importancia como por su relevancia en el pasado y el presente y, todo ello, con una técnica inconfundible que siempre le hizo no salir airoso de aquel proyecto en el que se embarcaba sino como un verdadero influyente para generaciones venideras.
Mención especial para las actuaciones de Toshiro Mifune y Takashi Shimura. Dos monstruos de la interpretación del cine japonés. Fieles a las personalidades que suelen caracterizan a sus personajes como el de un hombre más temperamental y seguro de sí mismo en el caso de Mifune o más abatido y sumido en sus pensamientos para Shimura, pero siempre ambos aportando algo fresco y particular a cada nuevo papel.
Ver el cine de Akira no siempre es fácil y, al menos en mi caso, me gusta pensar pasados uno o días en la película que haya visto de él. Y no es porque se requiera de una gran capacidad de compresión para entenderlas, sino que cuando se piensa en ellas pasado un tiempo, uno se da cuenta de lo bien que están contadas la historias y de lo bien hechas que están las películas en cada uno de sus aspectos y a nivel general. Y Escándalo no podía ser menos.
Yoshiko Yamagushi (1920), fue una actriz y cantante japonesa, conocida como la Judy Garland del Japón por su magnífica voz y porque además le gustaba cantar algunas canciones de la artista norteamericana. Yoshiko llevó una vida intensa, controvertida, con bastante riesgo, teniendo que asumir las más diversas personalidades y debiendo cambiar de nombre en reiteradas ocasiones. Nacida en Manchuria de padres japoneses, ella inició su carrera como actriz llamándose Li Xiang Lan. De pronto su vida se vió partida, pues hacía cine chino, pero simultáneamente fue convocada para trabajar en filmes japoneses de propaganda cuando estos favorecieron la independencia de Manchuria y la convirtieron en su protectorado. Entonces se firmaba como Ri Koran. Sólo hasta 1948, terminada la Segunda Guerra Mundial y con su partida a Japón huyendo de un cargo por traición en la China, pudo firmar las películas con su verdadero nombre Yoshiko Yamagushi.
La película ESCÁNDALO, está basada en un hecho real sufrido probablemente por la misma actriz, pero el director Akira Kurosawa, se negó siempre a confesar el nombre porque, al parecer, él mismo hizo parte de aquel incidente. El propósito del filme es denunciar a la prensa amarilla, aquella que, sin escrúpulo alguno, se dedica a husmear en la vida privada de la gente famosa sin reparar en cuanto de falso tenga que añadir para que los chismes resulten frescos y llamativos. De paso, un abogado de vida non sancta, venido a menos, y padre de una linda joven que sufre tuberculosis desde hace cinco años, se debate entre servir a una causa que considera justa o dejarse corromper obteniendo una buena suma que le ayudará a resolver sus problemas personales.
Kurosawa nos cuenta la historia con calidez y con hondo respeto por ese abogado que parece incapaz de aprovechar la magnífica ocasión que la vida le está dando para redimirse. Todo esto genera tristeza entre su esposa y su hija, quienes sienten vergüenza de ver el trato afectuoso y solidario que les viene dando el pintor Ichiro Aoye, involucrado en el falso y lujurioso romance que la revista Amour le está imputando a la popular cantante Miyako Saijo.
Conmovedora actuación de Takashi Shimura (uno de los habituales con el maestro japonés) quien, como el abogado Otokishi Hiruta, recrea la suerte de vaivén en la que se mueven tantísimos profesionales. Toshiro Mifune es el pintor tolerante, pero ávido de justicia, convencido de que si se es inocente es imposible perder. Y Yoshiko Yamagushi (quien también llegaría a Hollywood para trabajar con Samuel Fuller en La casa de bambú, llamándose esta vez Shirley Yamagushi), demuestra que tiene una linda voz cuando interpreta en una escena navideña la inmortal Noche de Paz.