Enredados (Tangled) (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Rapunzel, siempre acompañada por su querido Eugene, su leal camaleón, Pascal y su obediente caballo Maximus, ha vuelto a su reino con ganas de nuevas aventuras. A ellos se une Cassandra, que se convertirá en la confidente de Rapunzel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Tangled (TV Series)aka
- Año: 2017
- Duración: 22
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Opinión de la crítica
Película
5
72 valoraciones en total
Enredados es mi tercera película favorita de Disney, después de Mulán y la Bella y la Bestia, y para mí Rapunzel es la segunda mejor princesa de la compañía por detrás de su compañera oriental, superando con creces a las de Frozen. Y fue precisamente la noticia de la llegada de esta serie lo que me devolvió las esperanzas en el buen hacer de la compañía después lo decepcionante (y más que vendida) que me resultó la película del Reino de las Nieves, y lo medianamente fría que me dejó Moana (aunque fue ligeramente mejor que su predecesora).
Sin embargo, el resultado de esta serie me dejó muy decepcionada. Después de siete años de espera, ¿qué costaba hacer las cosas bien? Los personajes se desarrollan poco a poco, pero no de la manera excepcional como ocurrió en la película, sino de un modo lento y que presenta moralejas mascadas más bien destinadas a satisfacer a los niños pequeños, olvidándose de los fans de la película que superan en creces esa edad, y a quienes recuerdo que supuestamente va dirigida esta serie (no cuento a Cassandra porque no salía en la película, y por tanto, poco desarrollo tiene que ofrecer).
Rapunzel sigue siendo esa chica intrépida con carácter indomable, pero ha perdido esa esencia madura que tenía en la película, ahora más bien su carácter se corresponde con una niña de ocho años que una chica de dieciocho, que se encuentra en situaciones cuanto menos infantiles (no es excusa su nueva posición en la corte, porque en la película actuaba de manera más madura ante situaciones igual de tensas). Eugene ya no es ese canalla galán que le daba mil y una vueltas a los principitos azules (y que nos enamoró a más de una), ahora es un chaval presumido que ronda por ahí buscándose de manera ridícula su propia trama en cada episodio (no encaja en casi ninguno, salvo en el primero y en el sexto). Cassandra se presenta como una mujer fuerte e independiente, modelo para Rapunzel y las espectadoras más pequeñas, pero al final resulta ser un personaje que lleva el ceño siempre fruncido y que se las anda tirándose de los pelos con Eugene cada vez que puede (en serio, ¿cuál es el puñetero propósito de hacerlos discutir en cada capítulo? ¡¿Cuál?! ¡Es irritante!), recalco que este carácter cabreado no ayuda a inculcar bien el modelo de que las mujeres independientes en las series animadas, sino todo lo contrario, pues curiosamente el único personaje femenino sin pareja es el que más frustrado se muestra y el más chirriante de ver… No, Disney, así no se hace. Y bueno, del padre de Rapunzel, ya ni hablemos de sus rasgos patriarcales hacia ella (te quiero proteger, miro tu novio de soslayo, que no me cae bien porque es… un hombre, te voy a prohibir salir a explorar, pero no soy tan cruel como Gothel, que también te mantuvo encerrada por tu bien , etc.)
De la parte positiva, destacaría la fidelidad de la personalidad de los personajes de Pascal, Maximus y los matones del Patito Frito, la relación romántica de Rapunzel y de Eugene (aplaudo que mantengan esa encantadora chispa que tenían en la película y que la vayan desarrollando como una buena pareja que son, aunque sigue habiendo algunos fallos en la serie), el papel más destacado de los reyes de Corona (y que hablen), el precioso estilo de animación 2D (que ya es difícil hacerlo encajar para una película hecha en 3D) y los bellos decorados que recuerdan a la película.
Por ahora, en los seis capítulos que lleva esta serie, la ilusión se me ha quedado por el camino, destacaría el primer capítulo (el intendo de descubrir por qué a Rapunzel le volvió a crecer la melena, cosa de la que ya se han olvidado al parecer) y el sexto (que explica de una manera muy buena parte del pasado de Eugene y cómo Flynn Rider aún sigue vivo en lo más profundo de su mente). Espero que en los siguientes la trama mejore y recuerden la verdadera esencia de la película, la cual la hizo tan especial y memorable, que ya bastante tuvo siendo eclipsada por Frozen como para que su propia serie la deje en el olvido.
La continuación de cuentos después del The End ya no es algo tan increíble.
Al fin y al cabo, fue Disney la que, por las razones que fueran, decidió dar continuación a casi todas sus magníficas fantasías, más de una vez despertando la duda de si era necesario, más de varias veces dejando claro que no lo era.
A fuerza de ver más allá del final de esas historias, lo que esté pasando después ya no es tan increíble.
Por eso, esta serie de Enredados no tiene más novedades que las que se ven a primera vista: Rapunzel y Eugene vuelven a la carga, tratando de mantener ese felices para siempre que se prometieron no hace mucho.
La corte del reino de Corona empuja a la joven princesa hacia su propia coronación (valga la redundancia), y con eso ya hay suficientes tareas de por medio como para volver a las aventuras que compartía con su amado bandido.
Lo dicho, nada nuevo en el horizonte.
Sin embargo, hay una serie de agradecidas novedades: Rapunzel se convierte, casi por accidente, en una de las pocas princesas que ha conservado madre y padre, y las interacciones con ellos tras pasar 10 años encerrada no pueden ser más interesantes. Ambos desean aproximarse a la hija que les fue arrebatada, y por supuesto quieren evitar volver a perderla, protegiéndola en exceso, sin darse cuenta de que coartan la poca libertad que tuvo en su aventura exterior. Un palacio puede ser igual de carcelario que una torre sin puertas.
Además se presenta la encargada de velar por la joven princesa, Cassandra, hija del jefe de la guardia, curtida y seca de carácter, agradecido contrapunto a la inocencia de la protagonista. En manos poco habilidosas podría haberse convertido en torpe villana, pero los creadores de la serie dejan fuera esa posibilidad, convirtiendo su agudeza y atrevimiento en una agradecida amistad con Rapunzel, refugio para la encorsetada vida palaciega de esta última.
Pero lo importante, lo que realmente le da su gracia a esta serie y en lo que parece centrarse, es en las incómodas limitaciones que poco a poco se van estableciendo por nuevas responsabilidades: Rapunzel, lejos de querer formar una familia con su amado (habitual vía de escape para las princesas Disney), quiere volver a sentir la brisa en el pelo, y el vértigo de la aventura en su corazón.
No quiere un felices para siempre, si eso significa dejar atrás la persona que ha descubierto que quiere ser. Y ahí es cuando se establece una reflexión más precisa, más madura si se quiere, sobre si el acomodarnos implica perder lo que fuimos.
Nada mal para un cuento en principio infantil e inocente.
La vuelta del cabello rubio es un sorpresivo retorno de la maldición para Rapunzel, pero también la promesa de que quizás no tiene que conformarse, sino que puede volver a ser la que era, sin necesidad de abandonar a sus padres, su nueva amiga, o a su querido Eugene.
Y el felices para siempre ya no es una afirmación, sino una meta que trabajarse junto a todos ellos.
Todo eso sin dejar de lado las canciones y las aventuras, por supuesto.
¿Recuerdas aquellas secuelas que incluso de pequeños siempre pensamos que eran peores, pero no nos importaba porque podíamos volver a vivir aventuras con personajes que se habían ganado nuestro cariño?
Lo mismo aquí, solo que sin tener que disculpar su ingenuidad o la poca necesidad que había de hacerla.