En legítima defensa
Sinopsis de la película
Jenny Lamour, una ambiciosa cantante de music-hall que aspira a convertirse en estrella, coquetea con sus admiradores, sobre todo con un maduro hombre de negocios. Esta actitud despierta los celos de su marido, que, una noche, decide ir a casa del que cree su rival y enfrentarse con él, pero cuando llega allí se encuentra con una inesperada sorpresa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Quai des Orfèvres
- Año: 1947
- Duración: 106
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes obtener una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de posibilidades de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
7.1
86 valoraciones en total
El pobre lo pasó mal, con varios intentos de volver al cine y muchos guiones que no vieron la luz. Finalmente, a Clouzot se le ofreció una película siempre que fuera comercial, y escogió esta novela. Pero pasó algo curioso, y es que, no había ninguna copia de esta novela, se había agotado y empezaron a escribir el guión de memoria. Finalmente, llegó una copia del libro y se dieron cuenta que se habían desviado bastante, incluido de quien fue el asesino.
Lo que más me ha llamado la atención y es por eso que la elogio es primero, ver a un niño negro como el hijo del policía, que es adoptado, sí, pero me ha encantado ver esto. Como también ver a una lesbiana actuando de lesbiana, no de una forma directa, pero sí que se deja ver, y además, el policía al final comenta esto: nos parecemos mucho, sobre todo en que no encontramos a la mujer perfecta . Algo así dice, y me ha parecido una de las mejores frases de las primeras décadas del cine.
En Francia la censura seguramente no era tan estricta como en muchos otros países, sino, no entiendo estos dos puntos. Y es por eso que la final la película me cautivó.
Y eso que mientras veía la película me estaba diciendo que los franceses, tan finos y de buenos modales, en los primeros años del cine francés se ven muy brutos y con poco finamiento en sus diálogos…. algo que contrasta bastante.
Buenos película de un asesinato, pero que hasta el final no se sabe el porque de todo, aunque se haya presenciado el lugar del crimen.
Buena y muy entretenida esta historia policiaca de Clouzot, que no es un musical pero donde la música está muy presente, ya que se desarrolla en buena parte en el ambiente de los artistas de variedades, que refleja muy bien. A mí me parece, sobre todo, una película elegantísima, porque incluso es capaz de reflejar con elegancia la sordidez y el arribismo que son, en buena medida, la base de esta historia. Otras virtudes son su gran fotografía, una ambientación muy bien cuidada y un argumento a lo Hitchcock, lleno de giros y sorpresas. Y tiene a Louis Jouvet, brutal en el papel del policía, en una película que tampoco retrata con amabilidad a los policías. De hecho, no retrata con amabilidad a nadie, los retrata como son, pero con cierta ternura. Muy recomendable.
Estimable tercer trabajo en el largometraje, a cargo de H.C. Clouzot, que personalmente me ha gustado menos que, por ejemplo, El salario del miedo , y Las diabólicas , creo que superiores a esta.
Pero tiene mucho interés y calidad, sobre todo por su rico guión, a cargo de él mismo y de Jean Ferry, que adaptan con inteligencia la novela de Stanislas-André Steeman, que no he tenido el, seguro, placer de leer.
La trama, en un primer vistazo quizás algo enrevesada, se sigue bien, gracias al buen hacer de sus muy estimables intérpretes, y de, repito, un guión que saca chispas a determinados momentos donde se mezcla la intriga con el humor (este casi siempre a cargo del personaje del entrañable y determinado inspector de policía, un predecesor del recordado Colombo .
Además es un acertado documento histórico , al ser una perfecta radiografía de diversos estamentos sociales tras la II Guerra Mundial, donde pululan personas de diferentes capas sociales, cada cual con sus anhelos, esperanzas y formas de sobrevivir y enriquecerse o simplemente escalar en la posición social a la que pertenece.
En definitiva, que es una buena película, donde Clouzot demostró, una vez más, su excelente hacer tras las cámaras, y además valentía por mostrar sin tapujos, de forma light, pero muy clara, una relación lésbica, más bien platónica, pero real.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Tercera película como director de Henri Georges Clouzot, un director al que debemos varios de los mejores títulos de suspense del cine francés, Quai des Orfevres es un ejemplo temprano de sus virtudes realizadoras y de su capacidad a la hora de abordar historias policiacas.
Un matrimonio que trabaja en los teatros de variedades y una vecina fotógrafa se ven implicados en un asesinato, el cual será investigado minuciosamente por un policía, que volcará sus sospechas sobre cada uno de ellos, hasta dar con la solución final.
El filme se beneficia sobremanera de una óptima y acertada ambientación, que oscila entre el mundillo de los teatros de variedades y el de la comisaría, circunstancia que puebla la pantalla de un buen número de secundarios bien concebidos e interpretados, factor muy destacable del cine francés de todos los tiempos. Las secuencias que transcurren entre bambalinas y en las diversas dependencias de la comisaría cobran así una riqueza especial, al tiempo que proporcionan giros humorísticos y críticos (especialmente en relación con la actividad policial, hacia la que se muestra gran desconfianza). Clouzot, que antes de dirigir escribía guiones, es coautor de éste, que adapta una novela de S.A. Steeman, logrando un muy buen resultado, especialmente en los diálogos más irónicos y cáusticos, normalmente aquellos en los que interviene el policía, soberbiamente encarnado por Louis Jouvet, un magnífico actor. Buena es también la labor de los otros tres protagonistas, destacando la coqueta y ambiciosa cantante que interpreta Suzy Delair.
Mención aparte merece la música, que cobra especial importancia al desarrollarse el filme en los teatros de variedades, destacando varias canciones, especialmente Dance avec moi , cuya melodía preside parte de la película. La realización de Clouzot es elegante y clásica, al igual que la fotografía, destacando especialmente las secuencias finales, con montaje paralelo, que transcurren durante la nochebuena. Le conviene al espectador permanecer atento, pues tras las doce campanadas hay regalo, y como los buenos, es una sorpresa.
Realizada cuatro años después de Le corbeau (1943), la película por la que se le tildó de colaboracionista y motivó que permaneciera inactivo todo ese tiempo, En legítima defensa responde perfectamente a la noción de cine policiaco que siempre intentó desarrollar Clouzot: el cineasta supera los límites del género tal como se entiende tradicionalmente y hace de sus películas comedias de costumbres que, en una segunda lectura, son en cierto modo, y en la medida de lo tolerado, requisitorias contra la opresión y actas de la abyección a la que el terror puede conducir cuando está instalado en todas las prerrogativas.
La trama, alberga cierta atmósfera grisácea, depresiva, que será constante en esta película. Inspirada en una novela de Stanislas André Steeman, se dan cita un esquivo triángulo sentimental, un asesinato y el retrato de dos mundos, dos capas sociales, dos formas antagónicas de concebir la vida, el de un vecindario y el de una comisaría. El marido, Maurice (Bernard Blier), hijo de burgueses, pianista y con celos enfermizos. La mujer, Jenny (Suzy Delair, la primera esposa de Clouzot), es una cantante de físico y actitud vulgares, tan ambiciosa como ingenua, dispuesta a coquetear con quien sea para alcanzar sus propósitos. La amiga de la pareja, Dora (Simone Renant), es una fotógrafa secretamente fascinada por Jenny, y dispuesta a ayudar a ésta. El deseo y la pulsión sexual están siempre presentes, entre Dora y Suzy. Insinuaciones y miradas muy atrevidas para la época.
La historia se adentra por vericuetos criminales, con falsas pistas y falsos culpables, sin perder esa tonalidad de comedia de costumbres, como una forma de desviar la atención con objeto de realizar una puesta en escena más atenta a la complejidad de las relaciones humanas que a la trama criminal, amenizada por el leit-motiv de la canción Dance avec moi . Mención especial merece el inspector de policía Antoine, encarnado por Louis Jouvet, el original timbre de su voz, los curiosos interrogatorios, sus métodos poco ortodoxos y su humor socarrón parisino le dan al personaje un tono entrañable. Clouzot hace una descripción brutal de la sordidez de la clase media, con unos diálogos ingeniosos y mordaces, tratando temas escabrosos (la fauna humana movida por la ambición, el voyerisme que se pasea por los clubes del Paris de la inmediata posguerra), de forma elegante.