En la playa sola de noche
Sinopsis de la película
Tras mantener una aventura con un hombre casado, la actriz Younghee decide tomarse un tiempo. Para ello viaja a la ciudad extranjera de Hamburgo, pero eso no impedirá que siga pensando en lo que dejó atrás.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bamui haebyun-eoseo honja aka
- Año: 2017
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
6.4
44 valoraciones en total
Da la impresión de que en En la playa sola de noche nos han escatimado la historia para narrarnos solo las consecuencias. Como si a través de los restos del naufragio, nos quisieran contar el hundimiento del barco. Apuesta arriesgada, tanto como estructurarla a base de diálogos, a través de los cuales se intentan trasmitir los sentimientos de Younghee, su única protagonista, por más que siempre esté rodeada de personajes secundarios sin otra misión que darle réplica en las diferentes conversaciones que irán llenando la película. Mientras se van sucediendo las escenas, la vemos comer, beber, fumar, reír, enfadarse, besar, dormir y hablar, hablar mucho, pero en ningún momento alcanza el interés mínimo que merezca realmente nuestra atención ni sus quehaceres cotidianos parecen justificar el plasmarlos en una película. Con todo, En la playa sola de noche, consciente de su pobreza narrativa, podría haber sumado merecimientos desde el lado estilístico de la propuesta. Pero incluso desde esa vertiente tampoco enamora, quedando como un film de ver y olvidar, siempre que hayas sobrevivido a la insulsa verborrea.
Lo mejor: cuando están callados.
Lo peor: su no disimulada vocación de cine de auto-consumo.
Spoilers:
La película comienza en Hamburgo, donde la amiga de Younghee le dice que está considerada, ni más ni menos, la mejor ciudad para vivir. La protagonista parece contenta e ilusionada, la vemos rezar ante un puente como seña de pasar al otro lado de la corriente, de ser fuerte y seguir con su vida pero el fantasma de la relación pasada hacen que ella sea infeliz. Las cenas con los locales no son amenas dada la nula fluencia de la protagonista en inglés, se pasan casi en silencio, algo inaudito en el cine de Hong Sang Soo. Younghee se siente sola y triste en la considerada como la ciudad más feliz del planeta, la cara de su antiguo amante aparece en la arena de una playa cuando ella la dibuja, melancólica cuando un misterioso hombre con gorro y abrigo la coge y se la lleva a hombros, inconsciente.
Este hombre ya se había presentado anteriormente en un parque, en plena desconexión de la protagonista, para preguntarle la hora. Para obligarla a enmarcarse en el tiempo, para volver a la realidad del presente, de su sufrimiento y su nostalgia, un hombre del que huye y del que se refugia en una librería, tras una estantería repleta de muros que ya en The day after servía como protección, como marco de la intimidad, de la felicidad. Pero el pasado, encarnado en este misterioso personaje, secuestra a nuestra heroína en el momento en el que rostro de su amado sale de su propia mano.
Este episodio, que sirve como introducción, muestra la lucha cotidiana de aquellos que han de superar una ruptura. El característico estilo de Sang Soo de melodías sencillas, entornos reales, zooms y conversaciones cara a cara está presente desde el primer momento. Los característicos callejones de las ciudades coreanas que pueblan la filmografía de Sang Soo se convierten en espacios abiertos de ciudades europeas que permiten respirar a la protagonista, presa de su propio pesar.
Y tras que ese hombre misterioso, discordante con el resto de películas del director, nos la arrebate, de pronto aparecemos en una sala de cine en Corea en la que una película acaba de terminar. Vemos a Yunghee absorta durante un par de minutos. Sang Soo vuelve a jugar con el espectador en uno de sus juegos narrativos haciéndonos dudar por un instante si el episodio en Hamburgo era la película que Yunghee acaba de ver, que le provoca una revelación, o si por el contrario la joven no ha disfrutado de la proyección debido a sus propios pesares.
La parte coreana de la película nos devuelve a las callejuelas cuyo enfoque hacen reconocer al instante una película del coreano, a las pausas para fumar, a los cafés en los que mujer y hombre se sientan uno frente al otro. Al igual que Ozu situaba la cámara al nivel de suelo para grabar las conversaciones en torno a las comidas familiares, Sang Soo posa su cámara en el borde de una mesa y hace de la relación social en torno a ella su signo más característico.
La cena con los amigos de Yunghee es una de las escenas mejor coordinadas de su carrera. Los personajes de Sang Soo son personajes con defectos y con lagunas morales cuestionables para una sociedad tan tradicional. Al igual que Sunhi, otra maravilla del director, Yunghee no se avergüenza al reconocer que salía con un hombre casado ni tiene reparos al ponerse en evidencia, ebria, delante de sus amigos hablando de los atributos de los alemanes. En torno a una conversación sobre la capacidad de amar, Yunghee pasa paulatinamente del dolor al enfado, para terminar con una carcajada besándose con su mejor amiga ante el resto de la mesa. Los sentimientos internos de Yunghee terminan contagiando al resto de la mesa. Frente a las dos mujeres, una novia celosa pide también un beso a su pareja, que parece sentir algo por Yunghee. A su vez, el novio de chica besada por Yunghee pide a su pareja otro beso, celoso de las muestras de cariño frente a él. Una escena triste y violenta en la que nadie sabe cómo reaccionar termina en un ambiente cómico, festivo y relajado. Proeza aún mayor si recordamos que Sang Soo apenas escribe guiones, sino que suele dar unas indicaciones a sus actores y la improvisación juega un papel importante.
En el tramo final de la película Yunghee se va a un hotel de fin de semana con sus amigos. Al llegar a la habitación nos encontramos con una de las escenas más extrañas de Sang Soo. Mientras los tres personajes inspeccionan la habitación, un limpiacristales trabaja fervientemente en la terraza. Ninguno de ellos parece verle, pasando incluso a su lado sin mirarle. Este limpiacristales no es otro que el hombre de gorro y abrigo. Otro entorno idílico, también considerado el mejor para vivir en Corea, arruinado por la presencia del pasado, que sigue atormentando a la protagonista, que recae de nuevo en la nostalgia de su antiguo amor, volviendo a dibujar la cara de su amante en la arena, y, esta vez, quedándose dormida junto a ella.
¿qué nos va a contar hong sang-soo del desamor que no sepamos? pues a esta altura de la vida imagino que nada. pero ya no es tanto el qué, lo que importa aquí es el cómo. y realmente importa porque entender esta película no es nada fácil, el hecho de combinar lenguaje real y onírico tampoco ayuda y eso que fui con elo al cine. si en the day after es un hombre y su cobardía el foco de atención, en on the beach at night alone es una mujer y todas sus esquinas lo que te pega a la pantalla, más cuando esa mujer es una min-hee kin rota que literalmente te habla desde las entrañas.
estamos ante la película más autobiográfica de hong sang-soo, busquen su relación con min-hee kin y el amarilleo que provocó el anuncio de su amor (hong sang-soo está actualmente en proceso de divorcio de su actual mujer) para entender tal vez la especial delicadeza a la hora de filmarla.
on the beach at night alone se divide en dos capítulos, el primero transcurre en alemania y el segundo en corea. de la primera parte destaca un análisis tremendamente racional de lo qué es y significa esperar. min-hee kin está enamorada de un director que le ha dicho se verían en hamburgo. consume esa espera con una amiga a la que confiesa muchas dudas que la poseen, habla de lo sensible o complicado que es él y de la necesidad de un encuentro visual para aclararlo todo, encuentro que no sucederá.
como suele pasar en las pelis de hong sang-soo la cámara espera a los actores y no al revés y el zoom es capital para apuntalar algunas escenas, una de ellas es tremendamente bella. min-hee kin sale a fumar un pitillo en un local soleado y se pone a cantar:
[…] cuando el viento sopla y el cielo oscurece,
cuando anhelo verte,
cuando el viento sopla me apeno pensando en tu bella persona
¿te está yendo bien?, ¿vives feliz?,
¿puedes ver mi corazón?,
¿por qué mi mente cae en este estado? […]
lo de min-hee kin es grandioso, sobre todo cuando vira emociones a un enfoque occidental. sabemos la contención y respeto de los personajes que suelen desfilar en las pelis de hong sang-soo, cenando con elo le comentaba que me recordaba a los comics de taniguchi. y como pasa también en los comics, en on the beach at night alone las grandes cosas explotan en torno a una mesa llena de comida y alcohol.
ya en corea, en la segunda parte de la película, menos cerebral y más pasional, en una de esas cenas una amiga le pregunta a min-hee kin por qué no busca el amor, a lo que ella contesta que para buscar el amor primero hay que verlo (!!!). en esa misma cena dos de los comensales leen al unísono un poema con versos tan así: del amor sofocante también habrás de liberarte y arrojarlo. aunque el clímax llega cuando una min-hee kin ya completamente entregada al soju espeta en la mesa que ninguno de los allí presentes está cualificado para amar o ser amado. es especialmente convincente el discurso ya que el énfasis occidental se lleva por delante la supuesta quietud oriental, min-hee kin no se detiene ahí, habla de que todos cantamos al amor, pero cuestiona cuántos de nosotros realmente estamos cualificados para hacerlo, ya que la gran mayoría prefiere agarrarse a una vida superficial llena de actos tibios.
para el último acto queda una cena con un duelo cara a cara, aquí la cámara abandona el plano fijo a medida que aumenta la intensidad del diálogo y comienza a seguir cada una de las confesiones que se lanzan, de las que no tiene sentido revelar nada más allá de este fragmento de sobre el amor de chejov:
[…] comprendí que cuando se ama y se reflexiona sobre ese amor se debe comenzar por lo que es más alto, por lo que es más importante que la felicidad o la desdicha, que el pecado o la virtud en su sentido habitual, o bien no reflexionar en absoluto. […]
con hong sang-soo podemos hablar del director más iluminado del momento, la sencillez a la hora de analizar el porqué de las heridas que nos rompen choca frontalmente con un mundo cinematográfico más preocupado por el borbotón. sigo a sus pies.
Casi todas las películas de Hong Sang-soo tienen características similares. Por lo general, cada una de ellas se divide en varias partes y sus guiones tienden a seguir a un personaje generalmente relacionado con el mundo del cine por unos días, en un lugar en el que nunca ha estado antes, o al menos no ha estado en él durante mucho tiempo. Hong Sang-soo siempre escribe las escenas en el mismo día del rodaje como breves bocetos y el resto se improvisa.
Sus personajes que casi nunca se les ve en el trabajo, pueden contar historias en diferentes lugares o épocas, y también pueden haber historias similares de diferentes personajes, pero todas ellas están absolutamente relacionadas entre sí. Por lo general, suele haber un encuentro con un amigo o un extraño, donde no faltan los largos y reveladores diálogos alrededor de una mesa de comida donde se consumen bebidas alcohólicas un poco más de la cuenta. La aparición de las inevitables botellas verdes de Soju como la cerveza coreana mientras los personajes reflexionan sobre las relaciones humanas, son parte del paisaje fílmico del director coreano.
Asimismo, un denominador común de su filmografía son los zooms rápidos, los planos de larga duración, los sueños y uno o más personajes procedentes del mundo del cine. De hecho, probablemente uno de los personajes de En la Playa sola de Noche sea un director de cine que represente al alter ego de Hong Sang-soo. A pesar de que sus películas son aparentemente pequeñas, con modestos presupuestos, ha adquirido una reputación tan grande, gracias a su estilo propio, genuino y distintivo que muchas de las estrellas del cine asiático desean trabajar con él.
En la Playa sola de Noche está dividida en dos mitades, cada una de ellas precedido por su propia secuencia de créditos iniciales y filmado por un director de fotografía diferente: Kim Hyeong-gyu y Park Hongyeol, respectivamente.
La trama inicial se desarrolla en Hamburgo donde Younghee (Kim Min-hee), una actriz de renombre en Corea del Sur, ha viajado a casa de su amiga Jeeyoung (Seo Young-Hwa) para reflexionar durante un tiempo. El escándalo provocado en su país por el affaire con un director de cine casi ha puesto fin a su carrera profesional.
En las primeras escenas, se muestra a Younghee junto a su amiga dando largos paseos a lo largo de coloridas riberas de los ríos y por parques invernales que revelan la profundidad de sus sentimientos y deseos conflictivos. El hombre que anhela prometió viajar allí en unos días para verla pero ella realmente no confía en que se produzca tal viaje. Entre la esperanza y la desesperación, se deja arrastrar por la ciudad extraña e intenta distraerse. La acción se desarrolla de una forma muy simple con largas tomas estáticas, y sonido y luz natural, pero este enfoque naturalista se ve interrumpido por la apariencia francamente surrealista de un extraño que se lleva a Younghee, de tal forma que no sabemos si es un sueño o es real.
En la segunda parte Younghee regresa a su ciudad natal, Gangneung. Allí, durante una cena informal, Younghee y sus amigos participan en la costumbre tradicional coreana de comer juntos y disfrutar de Soju. Con la ayuda de la bebida, su corazón destrozado y mancillado se abre, adquiere el coraje necesario para revelar sus sentimientos más profundos y su dolor interno, además de plantear si realmente es tan importante el amor en la vida. Tiene palabras ásperas y desconsideradas con sus acompañantes de mesa, y comparte un beso necesario, tierno, sensual con otra mujer, la vulnerabilidad de Younghee alcanza su clímax.
Es posible disociar la obra con el artista que la concibió, pero en este caso es algo muy difícil de realizar, debido fundamentalmente a que En la Playa sola de Noche se insertan evidentes episodios privados de la vida sentimental del director. Es importante recordar que Hong Sang-soo y Kim Min-hee iniciaron en la vida real una relación cuando el primero estaba casado, una situación que generó en un escándalo de enormes magnitudes en Corea del sur hasta el punto que puso en peligro la carrera profesional de Kim y todo esto aparece plasmado de alguna forma en la película. Igualmente, debemos tener en cuenta que Corea del sur sigue siendo una sociedad conservadora, donde hasta hace dos años el adulterio era delito.
En la Playa sola de Noche es una agridulce película donde lo real y lo ficticio se encuentran y se enredan en una encrucijada de expresión artística y expiación. Hong y Kim han confirmado y confesado que están juntos, a la espera de un conflictivo acuerdo de divorcio entre el director y su esposa. Es muy posible que esta cinta, como otras posteriores de Hong en las que sean protagonizadas por Kim, sean recordadas por el mismo motivo que escandalizaron o mitificaron a Roberto Rossellini e Ingrid Bergman en la década de 1950.
Aunque es muy difícil discernir cuanto de lo narrado en En la Playa sola de Noche coincide con la realidad, si podemos asegurar que estamos ante una película autocrítica y autoreflexiva. Mientras Kim Min-hee domina la pantalla con su magnífica interpretación, la presencia de Hong Sang-soo es inconfundible, ya que una vez más utiliza su película para reflexionar sobre sus propias experiencias, utilizando personajes habituales en su filmografía. El resultado final no solo nos muestra todos los sentimientos de culpa, inseguridades y dolor propiciados por tener un affaire, sino que también cuestiona el acto noble y sincero de confesarse para descargar todas las cargas emocionales.
Los elementos surrealistas de la película, como el hombre vestido de negro que Young-hee conoce en el parque, en las playas y frente a la ventana del hotel, fueron inspiraciones espontáneas como ha reconocido el propio director. Un elemento recurrente utilizado en la historia como una especie de sombra que acompaña a Younghee. En ….. ..
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https://cinemagavia.es/playa-sola-de-noche-pelicula-critica/
Una película de circunstancias, de diálogos y momentos, pero sin ton ni son, sin un fluir cinematográfico, sin una mera complejidad que las divagaciones de sus personajes. Adolece de nexo, de constancia y de pasión, pero genera diálogos brillantes, momentos sublimes y extraños giros inconexos que abruman al espectador. No pasa sin pasar, se deja llevar para unir escenas de calidad verbal, pero no visual. Diálogos o monólogos intensos que vibran por momentos pero que se diluyen en un producto final sin pasión, sin tensión. Kim Min-hee se come la cámara, engulle a sus compañeros, se hace el centro de la película, con pasión y visceralidad, con momentos torpes y bellos, a la par que amargos y dulces… Se corona como un personaje de pasión desdeñada, de contradicciones sentimentales, pero con gancho y garra, sin más finalidad que explicarse y ser explicada. Un momentáneo sinvivir que rellena el resto de la narración.