En el valle de Elah
Sinopsis de la película
Hank Deerfield (Tommy Lee Jones), un veterano de guerra, investiga la desaparición de su hijo Mike, el cual, tras regresar de Irak, inexplicablemente se ha ausentado de su base sin permiso. Con la ayuda de la detective Sanders (Charlize Theron) irá reviviendo las experiencias del muchacho en Irak, pero las autoridades militares no dejan de poner trabas a su investigación.
Detalles de la película
- Titulo Original: In the Valley of Elah
- Año: 2007
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.7
79 valoraciones en total
Su opera prima fue vilipendiada por más de un sesudo crítico que no dudó en juzgarla de tramposa. Si bien me cuento entre los del bando que consideró injusta la repentina victoria como mejor película de Crash en detrimento de Brokeback mountain en aquellos fatídicos Oscar de hace dos años, lo cierto es que el debut en el cine de Paul Haggis fue, a mi entender, digno de mención.
Situaciones forzadas, puede que sí. Tufo a moralina, seguramente. Pero pocas veces tan bien orquestadas y planteadas como logró este guionista de confianza de Clint Eastwood. Crash nos ofreció escenas de puro erizamiento epidérmico que todavía hoy permanecen imborrables de la memoria. Escenas como la que reencuentra a una víctima atrapada en un coche accidentado con el policía que la vejó la noche anterior durante un control rutinario. Son el tipo de ejemplos que alentaron las acusaciones sobre el poder manipulador de la película. Para mí son la clara evidencia de la ingeniosa capacidad de su autor de despertar emociones.
Había expectación por conocer cómo se las ingeniaría Haggis con su segundo largometraje y también por observar la reacción de una crítica con ganas de buscarle las cosquillas. La guerra de Irak no parecía el tema más idóneo para un director y guionista más acostumbrado a historias cercanas con una importante carga emocional. La violencia bélica no parecía encajar en el prototipo de sus narraciones. Y de hecho, en cierta forma, no lo ha hecho. El director lleva a su terreno, a su mirada personal, la contienda sobre la que tantos realizadores se han querido pronunciar.
El intimismo que definía las historias entrecruzadas de Crash vuelve a caracterizar el segundo filme de Haggis. En el valle de Elah se centra en el drama de un padre cuyo hijo se encuentra en paradero desconocido tras un permiso reglamentario que lo devolvería de nuevo a Irak. Las imágenes bélicas sólo nos llegan, dañadas, del teléfono móvil del joven desaparecido. El resto definen a un director con tendencia al drama explícito y a los largos silencios. La desgarradora conversación telefónica con la madre (momento sublime de Susan Sarandon) y el amplio registro de miradas de un Tommy Lee Jones imprescindible (¿Quién determina que se encuentre fuera de la quiniela de los Oscar?) confirman el sello tan personal de tan cuestionado realizador.
Haggis vuelve a demostrar que es maestro removiendo conciencias y virtuoso en el arte de la fibra sensible. Lo que para unos puede representar un sólido camino hacia la reflexión para otros no significará más que una sucesión de trucos de magia cuyo único fin es la lágrima fácil. Puede que este director tenga todas las claves para hipnotizar al público, para engañarlo con fáciles y manidos recursos dramáticos, pero bienvenida la hipnosis, bienvenido el engaño, cuando resultan imperceptibles.
En realidad solo tengo unas cuantas preguntas que me planteo como espectador, así que por favor pasaros al spoiler.
En la primavera del año 2003, y en apenas mes y medio, el ejército norteamericano apoyado por tropas británicas, terminó con las fuerzas iraquíes, incluida la Guardia Republicana, que estaba considerado una de las diez FF.AA. más poderosas del mundo.
El precio no fue excesivamente alto, 140 soldados americanos y 33 británicos –muchos de ellos en meros accidentes-. Una bagatela si tenemos en consideración, el tamaño cuantitativo de la operación y lo difícil que resulta siempre atacar en vez de defenderse.
Seguidamente George Bush dijo aquello de que la guerra había terminado. Pero como todos sabemos no fue así.
A día de hoy, en febrero de 2009, la insurgencia continua, los atentados son diarios, las víctimas civiles incontables y las bajas de la coalición alcanzan ya los 4.500 fallecidos, mayoritariamente soldados americanos.
En el valle de Elah no se ocupa de esas bajas, tampoco de los miles de heridos, sino que indaga en todos aquellos jóvenes norteamericanos que la guerra les ha robado su mente para siempre. Las cifras en este aspecto son terribles. Más de 200 soldados se han suicidado posteriormente y unos 2.000 lo han intentado, se calcula que el 30% de las tropas allí desplazadas sufren o sufrirán trastornos mentales.
Ellos son los protagonistas de esta excelente película de Paul Haggis –en un trabajo infinitamente mejor que Crash-, y en donde Tommy Lee Jones y Charlize Theron brillan con luz propia.
Una de las películas más interesantes del 2007, que si hubiera sido estrenada hoy con la administración Obama, no me cabe duda que hubiera corrido mejor suerte.
El cine cuando se hace con el corazón es precioso, pero cuando se hace con inteligencia es sublime.
Nota: 7,9.
Según el relato bíblico, un niño llamado David se enfrentó al gigantesco Goliat en el valle de Elah. David pudo vencerle lanzándole una piedra con una honda a la cabeza, la cual le abrió el cráneo y el gigante cayó muerto. Fue la victoria del débil contra el fuerte. De la hormiga contra el hombre. Del hombre contra todos los hombres. Lástima que sólo sea una leyenda y que en la vida real Goliat siempre aplaste a David.
Paul Haggis monta esta magnífica película sobre ese valle del terror en el que acompañamos a un espléndido Tommy Lee Jones a un desolador y perturbador viaje hacia el mismo corazón de las tinieblas. Y para transmitirnos ese horror Haggis no utiliza explosiones, sangre, vísceras, y apenas nos muestra unas imágenes distorsionadas de Irak. El tío es tan bueno que no lo necesita. Sólo con grabar a esas supuestas víctimas colaterales, que no son sino igual de víctimas que los que mueren en ese valle, nos hace copartícipes de ese dolor insoportable que es la pérdida de un ser querido.
La narración, agradecidamente de corte clásico, avanza sin prisas pero sin pausas. Mientras que poco a poco el film va descubriendo la demoledora fuerza de su discurso, el ritmo se mantiene igual de pausado que al principio. Así pues, Haggis nos cuenta cómo la guerra no se queda sólo en la guerra, sino que su devastación se hace un hueco en aquéllos que la hayan sobrevivido, acompañándolos allá donde vayan.
El enfrentamiento con la muerte, con la desolación, con ese ambiente de opresiva violencia que se vive en la guerra, no es extraño que vuelva a aflorar con la mayor naturalidad una vez que todo ese horror supuestamente se haya dejado allí. Y eso da mucho miedo. Que la violencia sólo engendra violencia es algo que ya sabíamos, pero cuando alguien nos lo cuenta de forma tan rotunda y magistral como lo hace esta portentosa En el valle de Elah, hacen que ese mensaje lata con más fuerza que nunca. Espléndida.
La única razón que me empujó a ver este filme fue la presencia de Tommy Lee Jones, actor que siempre me ha parecido de lo mejor de su generación. Paul Haggis me parecía un tipo con buena estrella que lo único que nos había dado hasta el momento eran pretenciosidades . Mi opinión ha cambiado completamente tras el visionado de esta película.
Coincido con mi estimado Carlos Boyero en que la forma y el guión son de un clasicismo que sólo se ve en directores como Eastwood a día de hoy. En el valle de Elah no es una propuesta innovadora, pero dentro de la tradición citada, demuestra ser una de las mejores películas del año.
El guión es de perfección milimétrica (si bien el relato policíaco llega a chocar por momentos con la línea intimista que propone el filme), los actores están estupendos, las metáforas son sutiles, el discurso, contenido. Una muy buena película.