En buenas manos
Sinopsis de la película
Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice (Élodie Bouchez), de 41 años, lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse.
Detalles de la película
- Titulo Original: Pupille
- Año: 2018
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.6
26 valoraciones en total
Una película que aborda los procesos de la adopción con una solidaridad colectiva por parte de una cadena de personas que te llega muy bien al corazón.
Toda una cronología de acontecimientos con una precisión perfecta desde que una madre joven que quiere permanecer en el anonimato, da al bebe en adopción, el proceso continúa con los trabajadores sociales, familias de acogida hasta que finalmente llega a las manos de su madrea adoptiva.
El film está contado con una delicadeza que te emociona en muchos momentos.Alice (Elodie Bouchez) una mujer de 41 años que ha estado luchando durante diez años para adoptar un niño, se le comunica que Theo de 3 meses, se convertirá en su hijo, la actriz con su rostro muy expresivo irradia un cariño hacia el bebe muy conmovedor. Gilles Lelouch es un padre de acogida que se encargara del bebe hasta que finalice el proceso de adopción. Sandrine Kiberlain es una trabajadora social muy comprometida con el trabajo que hace.
La directora Jeanne Henry se ha documentado bien, preparando un guión con un realismo muy documental nos da a conocer bastante bien los entresijos de estos Pupilles (Título original del film que se refiere a los niños a cargo del estado) y consigue realizar una película que rebosa humanidad, para mi una de las mejores peliculas francesas del año.
Destino Arrakis.com
En Occidente cada vez nos cuesta más tener hijos – y no me refiero al factor crematístico, sino a la creciente dificultad de ciertas parejas por quedarse embarazadas y concluir con éxito la gestación. Es como si la bonanza económica hiciera aflorar la infertilidad de forma dramática. Seguramente esto ya ha sido estudiado por las mentes preclaras y los ‘expertos’ (colegiados o no) del ramo y se haya llegado a las conclusiones pertinentes. Los embarazos no deseados se multiplican al tiempo que las personas con voluntad de formar una familia y tener prole se tuviera que enfrentar a un sinnúmero de escollos, ya sean éstos biológicos o sociales. Por ello resulta del todo pertinente la aparición de esta atípica cinta gala que se detiene en el lento, meticuloso y paciente proceso de adopción en una provincia francesa, que se centra tanto en las personas que forman parte de la red estatal de adopciones como en los individuos o parejas que quieren adoptar.
Estamos ante una película de ficción. Sin embargo, el mimo y prolijidad invertido en todo el proceso – desde que una joven veinteañera va a un hospital para dar a luz un hijo no deseado que quiere dejar en adopción, hasta la escrupulosa y meditada labor de los servicios sociales acompañando a la madre durante esas primeras horas, así como durante el colegiado esfuerzo por encontrar una familia (ya sea monoparental o matrimonio) donde acoger al recién nacido – convierten esta cinta casi en un documental. Y el punto de vista que se siga durante todo el desarrollo es fundamental para culminar con éxito la tarea. Queda claro que el interés básico es no atropellar los derechos de nadie y ser justos con el sinfín de solicitudes que hay pendientes, todo esto sin perder de vista que el principal objetivo es dar con el entorno ideal donde el vástago pueda encontrar el amor, acogida y cuidado al que todos tenemos, en principio, derecho.
Quizás tanta delicadeza y esmero delaten – para bien – el amoroso e insobornable punto de vista femenino de su directora y guionista, Jeanne Herry. Se toma muy en serio el precepto que enuncian varios de los trabajadores sociales en algunos momentos importantes de la trama: ‘estamos aquí para acompañar, no para juzgar’. Y cuando esto es no sólo un axioma teórico, sino que se abraza como una certeza absoluta, entonces podemos esperar que el resultado será el mejor de los posibles, aun cuando nunca tengamos asegurado nuestro futuro ni el futuro de nadie. Podrán existir errores y fallos, pero ninguno será fruto de la mala fe o de la imprudencia. Si nos impulsa el amor al prójimo y el bienestar de nuestros semejantes, entonces tendremos éxito.
Nunca un bebé ha sido filmado de esa manera! Quién podía imaginar que la carita de un bébé fuera tan cinematografica? Es que su expresividad está tan llena de vida y energía que cualquier pequeño, casi imperceptible movimiento de su rostro tiene un impacto dramático increíble a través de la lupa que es la gran pantalla de un cine. Todo un acontecimiento para mí. Que la cara de un bebé tenga más emoción, interés y suspense que cualquier secuencia con miles de figurantes o efectos especiales super espectaculares, es una revelación. Tenemos que dar gracias a la directora que con su sensibilidad ha hecho que un bebé sea el más grande actor imaginable. Ella ha sabido ver esta posibilidad y ha sabido elegir muy acertadamente y cuidadosamente las expresiones del niño creando una trama dramática a través de ellas. La película en sí es bastante interesante. Te da información sobre como en Francia se conduce un proceso de adopción. Parecen muy responsables, la verdad. Espero que sea todo cierto. La secuencia final es realmente muy bella. Merece la pena la película solo por esa secuencia, y por la carita del bebé, naturalmente.
Sensibilidad y mimo
En buenas manos está tratada con una sensibilidad muy especial haciendo que las escenas crezcan de manera muy positiva. Mediante tres historias paralelas, Jeanne Herry nos hace un collage de situaciones duras pero sin caer en el drama, lo cual es de agradecer. Se nos expone a una joven que toma la dura decisión de entregar en adopción al hijo que va a tener, por otro lado, tenemos a Alice, una mujer que lleva años detrás del sueño de ser madre y por último a los trabajadores sociales, que actúan como cordón umbilical de ambas historias. Veremos como el mismo cordón umbilical que separa a Theo de su madre biológica es que el que lo une a las otras dos historias de manera metafórica, especialmente a Alice.
El film no sólo cuenta con un mimo exquisito por parte de la directora que trata con cuidado cada secuencia, sino también por parte de los actores que hacen un trabajo magnífico. Interpretaciones reales y honestas, para mí cabe destacar a Elodie Bouchez con la que empatizas en todo momento y vas pasando por todos los estados de ánimo que lleva su personaje.
Una mirada sin filtros
El metraje cuenta con la exposición de tres casos pero sin ningún tipo de mensaje moral detrás, ni ninguna mirada que juzgue, lo que da autenticidad y veracidad al film, ya que estás asistiendo sin más a observar la vida. Toda persona tiene detrás una serie de circunstancias y cualquier decisión que tome puede ser compartida o no por el resto, pero sí que debe de ser respetada y nunca juzgada. Esta actitud, trasladada a la película, me parece que le da una mirada inteligente y real. Como sucede cuando se trata la decisión de la madre biológica de Theo, dándolo en adopción y acogiéndose al parto anónimo.
Recuerda en su autenticidad en la manera que está llevada a la también francesa Pequeñas mentiras sin importancia, en la que también veíamos a Gilles Lellouche. Esta película me dejó en su día la sensación de haber visto una pequeña representación de la vida sin ningún tipo de filtro.
Jeanne Herry y sus buenas manos
En buenas manos ya ha cosechado 900.000 espectadores en Francia y esperemos que aquí vaya por el mismo buen camino. Con siete nominaciones en los últimos premios César, incluyendo mejor película y mejor dirección, ha sido el último fenómeno en su país natal y promete serlo también en este.
Conclusión
En buenas manos te emocionará desde lo sencillo y el buen gusto. Todo en esta película está bien hecho. Así que todo el mundo al cine el 1 de mayo.
Escrito por Almudena Bueno
https://cinemagavia.es/en-buenas-manos-pelicula-critica/
En buenas manos engancha, entretiene e interesa. Y todo ello a pesar de, que tras unas breves escenas, el espectador empieza a sospechar/temer que se encuentra frente a un documental, o un docudrama, y no ante un relato de ficción. Sin embargo, para ese momento, el férreo guion de Jeanne Herry, quien también dirige el film, ya le ha atrapado en medio de la trama que se va tejiendo en torno a Theo y ya no puede salirse de la película.
Herry elabora un medido trabajo en el que los distintos protagonistas van apareciendo, espontáneamente, como en la vida real, provocando un momentáneo desconcierto similar al que deben experimentar los implicados en un proceso de adopción que no sean profesionales en la materia. Asistimos a sus debates internos, sus problemas personales, su diferente motivación e implicación profesional o su mayor o menor empatía con los demás participantes.
Para bien o para mal, lo que también queda clara es la situación de fragilidad en la que se encuentra un bebé recién nacido cuando no puede ser atendido por su madre biológica. Y en la misma línea, la de una madre que, sin el apoyo y la estabilidad de un lazo conyugal o familiar, se enfrenta a la dura decisión de romper el vínculo con un hijo al que ha sostenido durante nueve meses.
El film no juzga, solo expone, manteniendo un arriesgado equilibrio entre la humanidad de los personajes reales y la frialdad de un relato que pretende ser objetivo, a pesar de huir del tono documental. La apuesta funciona, en gran parte por la riqueza de la propia historia, pero también por el buen hacer de un elenco con lo más granado de los actores franceses del momento.
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