Embriagado de amor
Sinopsis de la película
Barry (Adam Sandler) es un tipo solitario y poco sociable que fue educado entre siete hermanas. La sobreprotección que se le dispensó desde niño le ha impedido enamorarse. Un día descubre un fallo en un concurso con el que tiene intención de ganar miles de millas en billetes de avión. Mientras tanto, por mediación de su hermana conoce a una misteriosa mujer (Emily Watson) con la que inicia una romántica aventura.
Detalles de la película
- Titulo Original: Punch-Drunk Love
- Año: 2002
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6.5
70 valoraciones en total
P.T.Anderson construye una notable película acerca de un hombre acomplejado y tímido, que se ha criado como único varón entre varias hermanas protectoras y anuladoras de su identidad masculina, necesitado enormemente de una mujer a la que amar y que lo ame (como cualquier hombre) pero al que le horroriza que le presenten a una para salir. El actor Adam Sandler hace bien el papel de esta clase de individuo, sumamente tierno, educado y bondadoso a la par que explosivo, con brotes maniáticos y extrañas reacciones. Es una historia bonita de amor, no para tirar cohetes de asombro, pero sí para pasar un buen rato cinematográfico.
Fej Delvahe
Paul Thomas Anderson es original, eso está claro. Y se agradece ver una película romántica que no siga los mismos patrones de siempre.
Punch Drunk Love es una historia de amor y de soledad, temas tratados hasta la saciedad… pero crees estar viendo otra cosa… Debo decir que es una de las pocas películas románticas que no me hacen dormirme a la media hora.
Gracias a una gran banda sonora (tan estrambótica y extraña como la historia y los personajes de la misma), y a unas interpretaciones magníficas (Adam Sandler me parece fantástico interpretando el papel de un hombre tranquilo que reprime una gran rabia y soledad interiores… sin hablar de dos actores que se salen en todo lo que hacen: Emily Watson y Phillip Seymour Hoffman), Paul Thomas Anderson consigue crear una atmósfera extraña pero muy seductora, embriagadora , valga el juego de palabras, que te contagia y te hace salir flotando del cine.
En fin, una gran película. Quizá su único defecto es que tienes que ser muy abierto de mente para verla, ya que no hay ni una sola frase previsible, ni hay manera de adivinar qué pasará en el siguiente plano. Y no siempre estamos preparados para ver algo que no esperábamos.
En resumen, soprendente. Un 10.
Acostumbrados a comedias románticas vistas desde la óptica de don perfecto que se enamora de doña perfecta, todos ellos guapos a rabiar y con un sentido común apabullante (la supuesta comicidad siempre la pone el amigo extravagante de alguno de los tortolitos), no es de extrañar que esta película choque de lleno con gran parte del público.
Bien es cierto que bridget jones fue un intento de de dar algo más de margen al género (como diciendo: los feos también se enamoran). Aunque el resultado fue más de lo mismo.
La cuestión es que aquí se nos cuenta el enamoramiento de uno de los tipos más raros, acomplejados e impulsivos de la historia del cine. Hasta su enamoramiento es raro y proviene más de una necesidad mutua que de cualquier sofisticación sentimental.
Como comedia tampoco desmerece en absoluto. Hay momentos memorables y muy, muy graciosos. No voy a negar que requieren de un sentido del humor bastante particular y no muy a la usanza.
La música también es vital para entender la película, es como si pudieras escuchar en todo momento el estado de ánimo del protagonista.
En definitiva, me parece una película notable, que te saca de los clichés narrativos y entra como viento fresco por los sentidos.
Odiada por muchos y amada por otros tantos… esto es lo que pasa cuando se hacen películas tan extrañas. Hay quienes no entienden esta forma de transmitir el arte y quienes encuentran la quintaesencia del cine viendo esta, para mi, fascinante película. Creo que estamos irremediablemente ante una de las películas de culto por excelencia del nuevo siglo. El señor Anderson ya nos hizo pasar un rato bastante extraño con Magnolia y ahora con Punch-drunk love vuelve a embriagarnos de locura y paranollas pero esta vez con mucha más capacidad argumental y un ritmo constantemente inquietante. Adam Sandler se desenvuelve a las mil maravillas en el papel de Barry, un extrañísimo personaje paranoico, desequilibrado e introvertido, que nos hace a todos cómplices de su estado emocional. El descubimiento un error en una promoción de marketing le hace parecer más raro aun, y con ello comienza una historia de amor constantemente salpicada excentricidades emocionales y reacciones incomprensibles por una persona en su sano juicio. Además la constante música agobiante que se puede oir durante toda la película, contribuye brllantemente a ensalzar este estado de embriaguez psicológica.
En definitiva, una película muy original y muy divertida para quienes les guste las propuestas más arriesgadas.
Después de triunfar entre la crítica y el público con Boogie Nights y Magnolia, el ingenioso director Paul Thomas Anderson decide apostar por un producto diferente dentro de su filmografía, una película que combina el romance, la comedia y el drama desde una perspectiva que sabe reunir todos estos campos sin concederle toda la importancia a uno concreto. El resultado es una cinta con una historia de atmósfera extraña que, haciendo alusión a su remilgado, engañoso (suena a típica y sencilla comedia romanticona, sin serlo), pero en el fondo acertado título, embriaga. Esta vez, la crítica internacional puede no haberse rendido a los pies de esta incomprendida película que refleja el drama de vida que lleva un hombre solitario y sin confianza en sus posibilidades, lleno de peculiaridades y dotado de una inteligencia desaprovechada que le permite desde recordar los números de la seguridad social, la cuenta bancaria y la tarjeta de crédito a descubrir errores de marketing en campañas publicitarias de los que intentará aprovecharse.
Pero el mundo cinematográfico no gira en torno a las cuatro palabras que cinco o seis críticos pedantes con aire de semidioses pronuncien agresivamente sobre un filme, pues las películas no se hicieron para ellos sino para la gente de a pie, que es la que finalmente podrá descubrir -siempre y cuando la vea sin ningún tipo de prejuicio- que esta cinta va más allá de lo tradicional y ofrece, además de uno de los mejores entretenimientos posibles a la hora de elegir una película de P. T. Anderson o del cine de autor en general, la posibilidad de ver una de las mejores interpretaciones de Adam Sandler.
El filme nos sitúa ante la figura de un huraño Barry Egan (Adam Sandler), quien para huir del gran problema que le supone el simple hecho de vivir, se refugia en su trabajo como gerente de un almacén, entreteniéndose con absurdas tareas como reunir todas las tapas de natillas que le sea posible para poder canjearlas por millas de vuelo, el premio que ofrece una promoción de la que ha descubierto un error de marketing del que puede aprovecharse. Después de presentarnos la película una escena principal algo confusa, veremos como hasta el protagonista llega Lena Leonard (Emily Watson), una mujer que por difícil que parezca, se siente atraída por el inocente de Barry. Este hecho, supondrá un punto de inflexión para el desanimado protagonista que, poco a poco, verá crecer su pasión respecto a Lena, un suceso que no le transformará pero que sí le aportará los cambios suficientes como para poder aprender a disfrutar de la vida y desquitarse del proteccionismo al que le han sometido sus siete hermanas desde siempre, y que derivó en esa personalidad insegura y pseudoinfantil que da forma a su papel.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)