El viaje
Sinopsis de la película
Inspirado en hechos reales poco conocidos cuando en el año 2006, durante las negociaciones de paz en Irlanda del Norte dos eternos enemigos, el líder del Sinn Fein Martin McGuinness y el implacable unionista Ian Paisley, compartieron un viaje. La situación propició un inusual encuentro que quizá cambiara el curso de la historia.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Journey
- Año: 2016
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.2
65 valoraciones en total
Empezaría desaconsejando a quien se la suda la cuestión del Ulster que no vea la película, pero una vez digerida y meditada, creo que se trata de una cinta que va más allá de la plasmación (probablemente ficticia) de un encuentro histórico. Dicho encuentro se produjo, en efecto, pero jamás ha trascendido cómo, cuándo y dónde se encontraron cara a cara el reverendo Ian Paisley y Martin McGuinness, los dos líderes de las partes implicadas en un conflicto sangriento, complicado y difícil de solucionar. Nick Hamm y Colin Bateman lo imaginan dentro de un coche que se dirige al aeropuerto de Edimburgo, en medio de una gran tormenta, para que el reverendo pueda subir a un avión que le trasladará a Belfast, pues aquella noche celebra su cincuenta aniversario de bodas. Los dos hombres, que llevan 30 años sin hablarse, se sienten incómodos al principio, pero poco a poco van dando rienda suelta a sus fobias mutuas hasta desembocar en el verdadero meollo de la función: cómo impedir que siga vertiéndose sangre por culpa de la desidia, la intransigencia, la falta de respeto al contrario y la sensación de superioridad sobre el enemigo. Una película muy aconsejable para ciertos líderes xenófobos, fanáticos y supremacistas, que intentan acabar con la convivencia de una comunidad, un país, como quieran llamarlo, en el cual he nacido, he vivido hasta hoy, y no deseo abandonar.
La película, estructurada como una obra teatral, va presentando los sucesivos, levísimos cambios, que se van produciendo entre los dos hombres a medida que el coche renquea hacia su destino, con momentos cumbre como el diálogo en la iglesia abandonada, el (divertido) sermón de Paisley en la gasolinera, o la excelente escena final, donde queda claro que no por permitir un futuro mejor a las generaciones más jóvenes hay que renunciar a unos ideales fuertemente enraizados. Es una cuestión de convivencia, no de supremacía de unos sobre otros. Naturalmente, nada sería igual sin el meritorio trabajo actoral de Spall y Meaney, sobre los cuales recae todo el peso de la función. Y sin esos diálogos tan bien trabados e intencionados.
Y si queréis saber la verdad, me sobra todo lo tocante a los que están observando gracias a la cámara oculta. Se me antoja artificial e incluso ridículo.
Uno de los últimos trabajos del querido John Hurt. Hora y media bien empleada.
El veterano director Nick Hamm nos presenta su nuevo trabajo, basado en una historia real ocurrida en 2006 durante las negociaciones de Paz de Irlanda del Norte en los bellos parajes escoceses.
La historia que nos cuenta es la del viaje de dos eternos enemigos, Ian Paisley, (fundador del Partido Unionista Democrático (UDP), fue el más feroz enemigo de los republicanos noirlandeses durante casi cuatro décadas. Su rechazo visceral a cualquier pacto con los nacionalistas católicos, le valió durante mucho tiempo el apodo de Doctor No) y Martin McGuinness, (republicano líder del Ejército Republicano Irlandés).
Ninguno de los dos estaba por la labor de hablar con su enemigo, pero ese misterioso viaje de dos horas por los bosques escoceses, hicieron que ocurriera el milagro, un unionista y un independentista firmaron un acuerdo. Paisley y McGuinness aceptaron compartir gobierno en Irlanda del Norte dando por concluido así El Conflicto.
A partir de ese momento forjaron una bonita amistad entre ellos, asistían a actos públicos juntos y se les veía compartir todo tipo de bromas y confidencias.
La cinta gira en todo momento en torno a Colm Meaney y Timothy Spall quienes logran que la película funcione gracias a su perspicaz talento interpretativo, al intercambiar una serie de diálogos, anécdotas históricas y reclamos en contra del terrorismo de la época.
Aunque el guion está muy establecido, el director consigue darle la chispa y la tensión que la historia necesita, todo fluye de manera muy realista y nos muestra un acontecimiento que tuvo mucha importancia en las islas británicas.
Lo mejor: Las actuaciones de los dos actores protagonistas.
Lo peor: Todo lo quedo dejo atrás este conflicto en Irlanda del Norte.
Interesante y finalmente, en lo que a mi concierne, convincente film histórico , por cuanto (más o menos) fue real la historia narrada, dentro del género político.
Encuadrada en tiempos violentos y trágicos donde las muertes y heridos graves se sucedían sin parar en Irlanda del Norte, dos enemigos aparentemente irreconciliables realizan un viaje más bien corto, donde deberán encontrar similitudes o simplemente algún acercamiento que les haga firmar un gran acuerdo para conseguir la tan anhelada paz.
Aparentemente teatral por cuanto casi todo se basa en los diálogos entre los dos personajes principales (encarnados excelentemente por Colm Meaney, más socarrón y pragmático su personaje, y Timothy Spall, más solemne y divino ), Nick Hamm, el realizador, consigue que su algo más de hora y media no cansen ni aburran un ápice, siendo ágil por cuanto se sigue con auténtico interés pese a saber el espectador cómo finalizará todo.
Se abordan tensos y duros aspectos, adornados con un humor entre irónico y mordaz, con intensos reproches al pasado de ambos, pero siempre manteniendo un ojo en el posible y positivo fin que bien se podría conseguir.
Buena fotografía y banda sonora melódica, consiguen que The journey resulte amena en todo momento y que al final uno/a salga del cine con la indudable sensación de no haber perdido el tiempo.
En mi opinión, recomendable.
https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Lo que cuenta El Viaje
El cine británico es experto en mostrar a los personajes políticos en su intimidad. Despojados de su áurea mítica para humanizarlos. Algo así como mostrar a la Historia en bata de boatiné y zapatillas. Ese acercamiento es solo un estilo formal. Siempre toman un punto de vista lo suficientemente alejado para no acabar en lo apologético y, sin embargo, cerca para no perder movimiento. Eso se traduce en que la cinematografía británica es una de las que mejores productos políticos-históricos crea.
El Viaje de Nick Hamm se encuadra en esta tradición. El tema escogido toca muy de cerca al cineasta, originario de Belfast, y lo hace en uno de sus puntos más desconocidos, lo que permite la fabulación y la recreación de diálogos y escenas. Las conversaciones de paz en Escocia en 2006 acaban en un largo trayecto en coche entre Martin McGuinness e Ian Pasey recreado con inteligencia por Hamm.
Los actores están bien en una película que recae sobre sus hombros. En el reto de interpretar personajes históricos sale mejor parado Timothy Spall (Ian Pasley) que Colm Meaney (Martin McGuinness) aunque es justo decir que ninguno cae en la tentación de la imitación del personaje.
Y si no, nos enfadamos
A lo largo de la charla entre ambos líderes políticos los espectadores asistimos a un verdadero paseo por el conflicto de Irlanda del Norte. Posturas enquistadas que sirven para repasar los hitos (del domingo sangriento de 1971 a la huelga de hambre de 1981) de un problema que, aún hoy, sólo está resuelto en la superficie. Aunque el contenido de la conversación sigue siendo un secreto lo cierto es que cristalizó un gobierno presidido por Ian Pasey y con McGuinness de vicepresidente. Esta es la parte mejor resuelta por el director.
Una lectura simple del final del film puede quedarse con un mensaje buenrollista. Hamm va más allá y le da un toque cínico. Los extremos se atraen. Dios necesita a Satán como fuerza equilibradora. Pasley, líder Unionista y pastor presbiteriano (la versión más radical del protestantismo. Pasley llegó a llamar Anticristo a Juan Pablo II) y el católico e independentista irlandés McGuinness tienen puntos en común (la homofobia y el conservadurismo por mucha mística progre que se le dé al IRA). ¿Gobernar para seguir siendo un grupo de presión ante el parlamento de Londres? ¿Un verdadero acercamiento de posturas en pos de la paz? La lectura cínica está ahí y se muestra de manera ladina pero perceptible.
Conclusión
Una película más que aceptable que atraerá la atención de los que gustan de descubrir lecciones de mamá Historia a través de su hermana cachonda, la tita Anécdota. Sin embargo, puede que aleje a aquellos que no conozcan la historia sobre la que se arma el film y se les haga demasiado tediosa. Este es el mayor defecto de la película.
Escrito por David González
https://cinemagavia.es/el-viaje-pelicula-critica/
Hace ya más de 12 años que se escribió un punto y aparte en uno de los conflictos más graves que han acaecido en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Hablamos de la cuestión norirlandesa, que durante años enfrentó a los unionistas, partidarios de seguir manteniendo el esquema geopolítico heredado de la corona británica, protestantismo incluido, y aquellos que deseaban justo lo contrario, es decir, independizarse del Reino Unido y abrazar el catolicismo irlandés, enraizando buena parte de su causa a través del IRA. Este grupo anunció en julio de 2005 que abandonaba las armas, abriéndose entonces un proceso de paz que deberían culminar los líderes políticos antagonistas: Ian Paisley, unionista, y Martin McGuinness, dirigente del Sinn Féin.
Los hechos que acaecieron en esa etapa del proceso de paz quedan expuestos en El viaje (The Journey), película dirigida por el ya veterano Nick Hamm (cuya obra más conocida probablemente sea The Hole). En ella se cuenta la curiosa situación que se da cuando Paisley abandona la reunión presidida por el entonces primer ministro británico Tony Blair para acudir a la celebración de sus bodas de plata. Para no frenar el proceso de paz, McGuinness acompaña a su rival político en el trayecto en coche que les llevará hasta el Aeropuerto de Edimburgo, circunstancia que aprovecharán Blair y otros miembros de la cúpula gubernamental británica para intentar acelerar las negociaciones entre la pareja norirlandesa.
Incluso los que aborrezcan la política pueden disponerse a ver El viaje como una road movie en su lado más puro, un trayecto en coche con dos protagonistas contrapuestos en ideas y personalidad que, a través de conversaciones y de una cierta dosis de humor, parecen condenados a entenderse para el futuro de su país y del Reino Unido en general. A priori y pese a que resulta obvio que con frecuencia se ponen en relieve cuestiones fundamentales del conflicto (como el perenne debate sobre si un colectivo minoritario puede alcanzar sus objetivos sin recurrir a la violencia) el contexto parece lo de menos.
Aunque la película deja bien claro que lo que vemos en pantalla es, con mayor o menor tino, una curiosa manera de imaginar lo que pasó durante aquel camino en coche hacia Edimburgo, El viaje se define como un relato que parece querer transmitir cómo hasta los políticos más aparentemente duros se comportan como tipos normales y poseen varias cosas en común. Este planteamiento puede sonar utópico a simple vista, pero se encuentra desarrollado de manera más que aceptable a través de la hora y media de metraje con la que cuenta el film y, en cualquier caso, siempre están ahí los hechos reales para cotejar hasta qué punto Hamm se toma licencias.
El mayor problema que quizá se pueda apreciar en El viaje es una cierta tendencia a dejar todo atado con cabos buenrollistas. Bajo el paraguas de una académica puesta en escena, destacan negativamente los continuos planos que se recrean en gestos nada imprescindibles en el desarrollo de la trama, como si el director no confiara en que los propios diálogos pudieron impulsar a que el espectador compruebe la evolución que sigue la obra. Esta situación, que se acentúa más aún para aquellos que sean ya conscientes de los hechos reales, resta parte de la maldad implícita al contexto del film (no olvidemos que estamos hablando de un conflicto que arrastró muchas muertes) y que bien podría haber derivado a la negrura pero que, para desgracia de aquellos ávidos de asistir a un relato fresco y original, prefiere quedarse en la autocomplacencia. El resultado es un film que se deja ver, gracias sobre todo al buen concurso de Colm Meaney y Timothy Spall como dúo protagonista, pero que no aporta nada nuevo ni al conflicto de Irlanda del Norte en particular ni a la cinematografía en general.
Álvaro Casanova – @Alvcasanova
Crítica para Cine Maldito