El unicornio
Sinopsis de la película
Huyendo de una guerra mundial entre hombres y mujeres, la joven Lily persigue a un unicornio que la lleva a una casa donde viven una anciana que habla con las ratas, una joven que da de mamar a la anciana y el hermano mellizo y mudo de la joven, que tala árboles que sangran…
Detalles de la película
- Titulo Original: Black Moon
- Año: 1975
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6
31 valoraciones en total
Lily (Cathryn Harrison), una joven mujer, presencia, a lo largo de un viaje por la campiña, escenas de guerra y situaciones desconcertantes hasta que un unicornio la guía hacia la casa de una anciana que, desde su cama, habla con las ratas en un extraño idioma.
Durante los 25 primeros minutos no hay diálogo, solo escenas violentas, truculentas, insólitas (un animal atropellado, un hombre ahorcado, un fusilamiento de mujeres, unos extraños insectos…). Después viene la primera frase, pero no habrá muchas más. Lo que cuenta es el cuento, los personajes y las situaciones. El tono surrealista en un entorno familiar (el campo, una casa con chimenea, coches, una carretera…) resulta desconcertante.
Louis Malle posee una filmografía abundante y variada: El soplo al corazón cuenta el amor incestuoso entre madre e hijo, Adiós muchachos habla de amistad y antisemitismo en la Francia ocupada, su primera película, Ascensor para el cadalso, es un relato negro en blanco y negro. En Black moon se recrea un mundo que mezcla realidad y ficción. Este film, o gusta y se sigue este cuento disparatado o aburre por su sinsentido aparente.
A lo largo del relato veremos flores que lloran, árboles que sangran, gallinas que comen carne humana, ratas que hablan un idioma extraño. Esto, seguramente para simbolizar la naturaleza desbocada, la locura a la que llega cuando predomina la guerra (de sexos). Por el lado de la inocencia: rebaños de ovejas, corderos y un coro de niños que juegan y se divierten desnudos. Por el lado de la maternidad/sexualidad, la mujer que amamanta a la abuela prostrada en la cama. La pureza, un elemento que cruza el film casi desde el principio, queda representada el unicornio. Este es el animal que Lily ve en el curso de su huida, al que persigue y le permite llegar a la loca granja. Como después desaparece de su vista, ella andará persiguiéndolo hasta que vuelva a mostrarse.
El unicornio es un animal mitológico. Posee un cuerpo de caballo, patas de antílope, barba de chivo, cola leonina y, sobre todo, un único cuerno en espiral. Ha representado en varias culturas la santidad, la fuerza y la virginidad. Su cuerno lo hace eternamente joven, es resistente a los hechizos y conjuros. Gracias a este cuerno mágico detecta el veneno y cura como un bálsamo con su roce. Es un ser independiente y solitario y aparece ante las doncellas puras de corazón. Quizás por ello, se ha mostrado ante los ojos de Lily. Lily, símbolo de la primera mujer.
Conclusión: mucho simbolismo que harta o encanta. En todo caso, apto para cinéfilos o incondicionales del maestro Louis Malle.
Black Moon, que en español vino a intitularse El Unicornio, es, en palabras del director, una película al margen de nuestra moral y nuestra lógica, que se desarroya en un futuro próximo y catastrófico, una especie de distopía en la que hay que adentrarse sin prejuicios.
Bueno, en palabras del espectador podría decirse también que es un delirio surrealista, un Perro Andaluz de los años 70, que, al igual que algunos solos de batería de la época, seguramente se disfruta más a gusto con el cerebro embotado por las drogas.
También podría decirse que es como Alicia en el País de las Maravillas, pero con menos maravillas y menos diálogos divertidos (en realidad apenas hay dos o tres diálogos en toda la película, y las mejores frases las pronuncia una especie de Mula Francis cornuda.)
Cuando uno acepta que la cosa no tiene ni ton ni son, puede encontrarse algunas escenas no exentas de encanto, pero no busque usted argumento, moraleja ni coherencia, busque sólo flores que lloriquean, jovencitas que amamantan a las abuelas, ratas que hablan y humanos que callan, muertos que resucitan, braguitas que se deslizan patas abajo, miradas intrigantes y primeros planos de serpientes, hormiguitas, bichitos y animales de granja.
Parece mentira que sea una peli de Louis Malle, el mismo que filmó historias tan bonitas e inteligibles comi la del Ascensor para el caldaso.
Nota: sufi alto.
Atípica obra de Louis Malle, rodada en Francia y estrenada el 24-IX-1975. Ganó 2 Oscar (fotografía y sonido).
La acción tiene lugar en un país y en una época indefinidos, que se pueden situar en Francia en los primeros 70. Narra la historia de Lily (Cathryn Harrison), una muchacha joven, posiblemente casada y madre de un hijo varón de corta edad, que huye sola de su casa y de su ciudad, aterrorizada por la guerra mundial que enfrenta a hombres y mujeres. Encuentra refugio en una casa rural, aislada en una zona boscosa, donde vive una anciana que no se levanta de la cama (Therese Giehse), una chica que da el pecho a la anciana (Alexandra Stewart), un hermano mellizo de la chica que no habla (Joe Dallesandro), una quincena de niños y niñas que juegan con los cerdos, un unicornio, un ratón que habla, culebras y otros animales.
En la película aparecen animales mitológicos inexistentes (unicornio), flores que lloran, árboles que sangran, gallinas carnívoras, un ratón que habla, etc. El autor, a través de personajes extraños y de sus comportamientos absurdos, presenta una retahíla de preguntas, encaminadas a provocar la reflexión. La guerra mundial entre hombres y mujeres, plantea interrogantes sobre el sinsentido del machismo, la violencia doméstica, la marginación de la mujer en el trabajo y las variadas formas de explotación de que es víctima. Es absurda la guerra de la película, pero más absurdas son las guerras reales de género, que requieren la asunción universal de una cultura de igualdad. Las plantas no lloran y los árboles no sangran, pero ¿no sufre daño la flora por la contaminación creciente del planeta? Las ovejas simbolizan la mansedumbre y la sumisión al pastor que las cuida. Es ofensivamente absurdo que se amotinen contra él y le ahorquen, pero ¿no es más absurdo que los fuertes sometan y exploten a los débiles? Los niños y niñas que juegan y comen desnudos ¿no son el símbolo de la inocencia natural que la Humanidad ha perdido? El encuadre en el que se muestran de cara más de doscientos pavos y una cifra similar de ovejas, ante la fachada de la casa ¿no es una sonora mofa de la estupidez y la soberbia humana? La imagen, de pose, forma parte de la historia gráfica del cine.
La música, escasa, incluye fragmentos del acto II de Tristán e Isolda (Wagner), canciones del coro infantil de Radio France y solos de piano. La fotografía ofrece una brillante narración visual, de estética realista. Sven Nykvist manifestó que éste era uno de los trabajos de los que se sentía más orgulloso (obtuvo un Oscar). El guión desborda fantasía, imaginación y sentido del humor. La interpretación es muy correcta. Destaca Therese Giehse, en su papel de despedida del cine. La dirección construye una obra insólita y compleja, que sorprende y, en ocasiones, desconcierta.
La película glosa los absurdos de la vida e invita a la reflexión, la autocrítica y la cordura. Imprescindible para cinéfilos.
Y es que, dejando de lado su fabulosa fotografía, esa sorprendente banda sonora (muy curiosa la secuencia del gato, por cierto), sus reminiscencias a otras obras como Alicia en el país de las maravillas (¿a quien no le recuerda esa abuela a la reina de corazones o la mismísima protagonista a Alicia?), o algunos guiños a otros trabajos como La ilíada (con ese aviso por radio sobre el dominio de una ciudad mediante un caballo de madera), Black moon de Louis Malle explora a través de su protagonista una especie de búsqueda hacía experiencias totalmente inéditas y un pensamiento libre, pero retraido en múltiples ocasiones por esas figuras represoras que reinan la propuesta del realizador francés (como por ejemplo la abuela, tan presente a lo largo de toda la aventura de nuestra protagonista).
En ese largo camino Lily, interpretada con gran soltura por Cathryn Harrison, va inspeccionando ese curioso mundo que le rodea e intentando sacarle partido a medida que va avanzando en él y tomando sus elementos más útiles.
Por lo demás, el film transcurre con interés y fascinación por ir explorando cada vez más todos sus recovecos e intentando analizar algunos de sus aspectos que lo hacen tornarse una propuesta densa en determinados momentos, mostrándonos la sordidez que nos envuelve y que tan bien ha expuesto el compañero que aquí arriba ha escrito.
Por último, habría que remarcar entre sus méritos lo atrapante que llega a resultar la cinta de Malle por momentos, obligando al espectador a meditar y transcribir ciertos matices que hacen de esta, una película de más de un visionado, amen de un indispensable trabajo para cualquier cinéfilo que se precie.
La obra más rara de Malle, una película fantástica de presuntas múltiples lecturas que se basa en su caracter alegórico para insinuar más que mostrar, en un conjunto de atractivas imágenes bañadas de un espíritu surreal y pintoresco, una mezcla bizarra entre Buñuel y Greenaway (no sé si el británico siquiera habría realizado todavía alguna película). Entretenida y hecha con oficio, empieza mejor que acaba, resultando indefectiblemente desajustada y descompensada. Para cinéfilos.